Alojamiento con encanto en Sicilia. El Jardín de lo Imposible, isla de Favignana

Il Giardino dell'Impossibile
Il Giardino dell’Impossibile

Amanece en Favignana. La excitación por conocer la isla hizo que me levantase con mucha antelación, por lo que me desperezo con el frescor de la mañana en Villa Martherita, el B&B en el que nos alojamos, que no puede ser más especial. Casas con nombres de colores camufladas en el vergel que conforma el Giardino dell’impossibile, un jardín que nació hace más de tres décadas por la pasión por la botánica de su propietaria. La cual, a lo largo del tiempo fue construyendo un pensil con cerca de 300 especies procedentes de todo el mundo.

Camino todavía soñolienta por la calles de la villa en medio del silencio reinante sólo roto por el canto de los pájaros mañaneros y el trasiego del jardinero que está limpiando la zona de nenúfares. Lo saludo y le dejo hacer mientras me pierdo por un laberinto de toba.

Favignana, isla horadada de túneles y laberintos de toba

La toba es la piedra de Favignana, aunque en realidad es calcarenita, una piedra porosa resultado de la acumulación de sedimentos marinos desde hace siglos. En la isla esta piedra continúa a llamarse incorrectamente toba, pensando en la roca ígnea. Lo cierto es que esta piedra caliza es muy valiosa por su compacidad y por su color blanco para la construcción, por lo que constituyó una de las fuentes de riqueza de la isla en el siglo XVII. Favignana se vació y ahora es una isla horadada, llena de túneles y cuevas de toba creados por la excavación y el trabajo duro de los pirriature o talladores de piedra que fueron extrayendo con su sudor esa roca ligera. En nuestro viaje a la isla de Favignana vimos esas canteras de toba (cave di tufo) a cielo abierto, aunque también las hay excavadas en grutas y en galerías subterráneas, que no tuvimos ocasión de visitar.

Canteras de toba (Cave di Tufo) por toda la isla de Favignana
Canteras de toba (Cave di Tufo) por toda la isla de Favignana

De las inmensas canteras de toba salieron cargamentos de bloques o “cantuni” que fueron cargados en burros y después en barcos rumbo a la isla de Sicilia y el norte de África, para más tarde convertirse en palacios e iglesias. Todavía podemos ver las huellas del esfuerzo de los pirriature en las canteras de la zona sur y en el noroeste de Favignana, que han construido un paisaje singular y original, seña de identidad de la isla. No hay más que acercarse a Cala Rossa, una de las más bellas playas de Sicilia, donde infinitos túneles se abren paso hacia el azul turquesa, terminando en acantilados, dando a la Cala Rossa una arquitectura magnífica que abraza la cala de aguas trasparentes. Muy próximo, el Bue marino, nos sorprende con sus altísimas cuevas de toba.

Paseando por el laberinto de toba del Jardín de lo Imposible

Atravesando puentes sobre esta cantera de toba y jardines hipogeos al aire libre
Atravesando puentes sobre esta cantera de toba y jardines hipogeos al aire libre

Cuando me interné en el Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile) no sabía que entraba en un increíble laberinto de Toba. Atravieso pasajes con vistas a cave di tufo pobladas de árboles y flores. Es una imagen sorprendente y a la vez poética pensar que ese lugar en el que los pirriature arrancaron la roca a golpe de mannàra (hoz), dejándose el alma, es ahora un jardín lleno de vida. Es como un homenaje a estos trabajadores, como también lo son los palacios, teatros e iglesias repartidos por Sicilia construidos con las conci o cantuna.

Las más antiguas cave del Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile) están cavadas a mano, las más modernas ya mecánicamente. Canteras unidas en una superficie de 40 mil m2. Ahí es donde me adentro para perderme a propósito, ayudada por pasadizos, puentes y cuevas que me llevan a lugares misteriosos.

Imagen del Jardín de lo Imposible excavado en la piedra caliza
Imagen del Jardín de lo Imposible excavado en la piedra caliza

Contemplo esta inmensa cantera al aire libre convertida en jardines hipogeos, la poesía de nuevo en el Jardín de lo Imposible: hipogeos, que viven bajo tierra. La vida que se desarrolla entre piedras, al contrario de lo que se pudiera pensar. La tenacidad de doña María Gabriela Campo que, contra viento y marea, quiso creer en lo imposible, y luchó hasta que en las canteras de toba nació la vida. Las propias piedras protegieron a las plantas y árboles del frío y el calor, creando un efecto invernadero, la bonanza del clima de Favignana y las aguas subterráneas hicieron el resto. Así nació el Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile), cuyo nombre lírico no puede ser más merecido.

Y de los 2000 m2 que era décadas atrás la propiedad, llegó a la inmensidad que es hoy. Y la pasión por las flores de su creadora trajo especies del Mediterráneo y de todo el mundo, llenado de color los jardines hipogeos. Y no sólo de flores, también de árboles frutales y de huertos, haciendo posible lo imposible en este jardín botánico.

Flores con fondo de toba
Flores con fondo de toba

Camino admirando la exuberancia de estos jardines, e imaginando cada estación del año, la explosión primaveral, los colores del otoño, el invierno en el que descansan para prepararse para el nuevo ciclo. Estamos a finales de verano, y ya comienza a asomarse el otoño, pero en la isla de Favignana el verano parece eterno, y el Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile) todavía guarda su belleza estival.

Ninfas jugando en los estanques del Giardino dell’Impossibile

Atravieso una pasarela y allá abajo veo un enorme estanque que recuerda al del Jardín Botánico de Palermo, puedo divisar ya desde lejos los nenúfares y las ninfas. Corro por las rampas y escaleras que me llevan a este gran ninfeo, similar a aquellos monumentos griegos consagrados a las ninfas, con esas espléndidas fuentes de agua cuyo origen se consideraba sagrado.

Las ninfas se miran con pícaras miradas, tras haberse dado un buen baño, las muy pillas
Las ninfas se miran con pícaras miradas, tras haberse dado un buen baño, las muy pillas

A medida que me acerco parece que veo cómo esos seres acuáticos que viven en el Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile) se mueven rápidamente para volver a su posición original, para que no me dé cuenta de que estuvieron nadando en las aguas del estanque, jugando unas con otras.

Me acerco a los nenúfares, las ninfas se miran con cara de pillas, sonriendo, piensan que no las he visto en su juego tempranero. Adoptan posturas osadas, graciosas, manos en las caderas una, cargando en la cabeza con un frutas. Más tímida la otra, coloca su cántaro en la cintura y en la otra mano lleva un cesto que mueve con elegancia. Qué belleza, estas figuras altivas en medio de las aguas, espejos de rojos y verdes de flores y árboles que quieren mirarse en ellos.

Ninfa y nenúfar
Ninfa y nenúfar

Me quedo todavía un buen rato hipnotizada con las ninfas que habitan las grutas del Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile). Contemplando los Nelumbos, también conocidos como lotos sagrados o lotos indios, rosas, color crema. Recorro el estanque para captar todos los puntos de vista, cada cual más bello, del ninfeo.

Sigo caminando entre los árboles y muy cerca hay otro pequeño estanque, diviso Colocasia esculenta, plantas procedentes de la India, de Australia o de Nueva Guinea, que en el Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile) lucen magníficas. Tras sus hojas contorneantes ocultan su desnudez dos ninfas, sólo las veo de espaldas, los cabellos recogidos de una muestran su espalda descubierta, sus caderas apenas ocultas por un manto; los cabellos en cascada de la otra esconden un perfil de rasgos suaves, elegantes que mira inmóvil un cántaro.

Estas ninfas parecen más tímidas
Estas ninfas parecen más tímidas

Sus semblantes petrificados me hacen dudar, creo que también se han entregado a un juego exultante mientras yo estaba en el ninfeo de al lado. ¡Cuánta belleza contienen estas imágenes, cuánta magia!

Abandono los ninfeos para permitir a estos extraordinarios seres acuáticos continuar bañándose en las piscinas misteriosas del Giardino dell’Impossibile.

Perdida en el misterioso laberinto de cuevas y pasadizos del Jardín de lo Imposible

Continúo el paseo madrugador por el silencio del Jardín de lo Imposible, perdiéndome de nuevo por él, atravesando calles arboladas, pasarelas, sorprendiéndome con las cuevas de toba que dan un color especial a los jardines hipogeos, produciendo una extrañeza al paseante. Quien iba a pensar encontrarse con estas cuevas y pasadizos en un vergel. Arquitecturas imposibles que más tarde veremos en nuestro paseo en bici por la isla de Favignana. Me cuelo por estas oquedades volviéndome a encontrar en lugares de los jardines en los que había estado.

Laberinto de toba
Laberinto de toba

Vuelvo sobre mis pasos y otra vez los mismos frondosos setos, las mismas palmeras, y adelfas y arbustos,…Siento como si estuviera en un laberinto y empieza a preocuparme no poder salir de él para reunirme con mis compañeros que estarán esperándome para iniciar el descubrimiento del azul de Favignana. Unas cuevas me invitan a entrar, pero la inquietud me lo impide, imagino que más tarde volveremos en una visita guiada al Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile).

La tentación de entrar en esas cuevas es grande, grutas excavadas en esta belleza arquitectónica. La magia de estos jardines hipogeos aumenta cuanto más me pierdo en su laberinto de calles, grutas y escaleras. Pienso que a los demás viajeros giroscópicos les gustará. Vuelvo apresurada a avisarlos, a ver si podemos más tarde perdernos juntos en el misterio del Jardín de lo Imposible. Y si no, ya tenemos otra excusa para volver a la isla de Favigana, en el siguiente viaje por Sicilia que hagamos.

Angelote pensativo, al igual que yo, pensando en donde está la salida del laberinto de toba
Angelote pensativo, al igual que yo, pensando en donde está la salida del laberinto de toba

Me paro y pienso dónde estará la salida. Me doy cuenta que tengo la misma postura que una escultura de un angelote pensativo que escudriña los jardines. Extraño, todo comienza a parecer más extraño y enigmático. Me seduce y me alarma a un tiempo este aura de misterio que se instala en los jardines hipogeos de Favignana.

Camino sin tiempo hasta que poco a poco parece que un hilo invisible tira de mí hacia el exterior de la magia de este lugar. De pronto me encuentro en el punto de partida. El jardinero ha retirado ya todas las hojas de nenúfar viejas, y ahora el pequeño estanque parece más bello. Veo la piscina y allí me esperan mis compañeros giroscópicos extrañados, pensando que me había perdido. La isla de Favigana nos espera, así como nuestros velocípedos aparcados en la entrada de la villa. Atrás se queda el misterio del Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile), ese lugar donde dejarse llevar por laberintos de imaginación en un misterioso estado de ensoñación.

Alojamiento con encanto en Favignana

La piscina del alojamiento, al lado de donde empieza el Jardín de lo Imposible
La piscina del alojamiento, al lado de donde empieza el Jardín de lo Imposible

No podríamos escoger otro lugar más que Villa Margherita para alojarnos en la isla de Favignana. Magníficas casas con terrazas donde puede hospedarse una familia, un grupo de amigos, una pareja, un viajero solitario,…Un entorno natural magnífico, tranquilidad para unas vacaciones de descanso en Sicilia. Y a ello sumamos zonas comunes llenas de charme, la amabilidad y la buena acogida de los propietarios,…

Cuando viajamos buscamos ese lugar especial, esa cercanía de la gente que nos habla de la historia del lugar, que nos guía en nuestro viaje para explorarlo con conocimiento de causa. Y si este alojamiento está, encima, al lado del paraíso, si a las calas de aguas azul turquesa de Favignana se puede llegar en bici, a un paso de la villa, …sabremos que hemos dado con el hospedaje ideal.

Y aún así, todavía hay más, aún nos espera la magia del Jardín de lo Imposible (Giardino dell’Impossibile).

Cala Rossa y canteras de toba a cielo abierto
Cala Rossa y canteras de toba a cielo abierto

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