Visita a la Catedral de Sao Sebastiao do Rio de Janeiro

Es curioso como los dos templos religiosos más visitados de Río de Janeiro son al mismo tiempo relfejan una antítesis arquitectónica, por un lado el Mosteiro de São Bento y por otro la Catedral Metropolitana de São Sebastiao. Ambas merecen la pena por varios motivos pero hoy nos queremos acercar a la segunda, cuya visita nos impactó durante nuestra estancia en la ciudad alegre de Río.

La Catedral Metropolitana de Río de Janeiro
La Catedral Metropolitana de Río de Janeiro

Nuestro viaje a Río duró varios días, llegando de Sao Paulo, y tras conocer parte de la costa que va hacia el norte; Ilhabela y Angra dos Reis, para después de Río de Janeiro acabar el circuito por Brasil en las cataratas de Iguazú.

Lo bueno de Río de Janeiro es que si uno no se deja influir por las guías que indican lo mejor, lo más bonito, o lo imprescindible, descubre lugares sorprendentes. Fue el caso de la escalera de Santa Teresa, más conocida como la Escadeira de Selarón, el tristemente fallecido artista de la calle que nos dejó un patrimonio que hoy se ha colado entre lo más visitado de la ciudad.

Evidentemente nosotros no dejamos de visitar el Cristo Redentor del Corcovado, el Pan de Azúcar o las playas de Copacabana e Ipanema, pero a la ruta quisimos añadir la Catedral, que no deja indiferente a nadie.

Obra del arquitecto Edgar de Oliveira da Fonseca (y no del afamado Oscar Niemeyer,  al que erróneamente se le vincula), la catedral de Río se alzó en doce años, desde 1964 a 1976. Fonseca, alumno de Niemeyer diseñó una inmensa iglesia cuya planta circular resulta extraña para las tradicionales iglesias, pero que al mismo tiempo es funcional de cada a la disposición de las 20 mil personas de pié o 5.000 sentadas que pueden entrar. Prácticamente desde cualquier punto se tiene una visión del resto del interior, con una distribución espacial muy cuidada.

El emplazamiento no es casual porque aquí se hallaba la iglesia de la Virgen del Carmen (siglo XVII), a la que vino a sustituir como como sede de la archidiócesis, y consagrada al patrón de Río, San Sebastián. Su construcción no estuvo exenta de polémica por su gusto y estilo vanguardista, y muchos habitantes de Río aún no tienen mucha simpatía al edificio. Además su carácter sobrio y frío choca un poco con el carácter alegre de sus gentes.

El distrito donde encontramos la catedral ha ido creciendo en las últimas décadas, convirtiéndose sobre todo en un centro financiero de la ciudad, aunque no lejos de las favelas de Santa Teresa, y junto a los Arcos de Lapa, y el edificio de Petrobras.

Su forma cónica emula una pirámide precolombina que se eleva más de 100 metros, con un diámetro similar. La torre o campanario parece una torreta eléctrica, y sólo la distinguimos por la cruz que la corona.

Antes de entrar nos fijamos en la puerta de acceso, la Porta da Fé, que está a la altura de las proporciones y que con sus 18 metros de altura y sus bajorrelieves esculpidos

Sin pensar en juzgarla y ensimismados como quién accede a la carpa de un circo gigante, entramos en su interior. Desde luego compensa las primeras valoraciones desde el momento que la luz de las vidrieras convierte el interior en un magnífico foco de luz, donde es más entretenido mirar los detalles coloridos que la propia misa.

Vidrieras del interior de la Catedral Metropolitana
Vidrieras del interior de la Catedral Metropolitana

Como 4 lienzos de cristal, las vidrieras que recorren las paredes desde el techo hasta el suelo proporcionan color, calor y claridad. La luz que obtiene el interior y el juego lumínico nos recordó mucho a las intenciones premeditadas en muchos edificios modernistas de Europa y en concreto de Cataluña. Las temáticas religiosas de escenas bíblicas expresadas en las vidrieras y la disposición ascendente no son casualidad y hay una intencionalidad clara de transportar a los fieles hacia una visión trascendental donde su Dios está en lo más alto.

Como no hay columnas y todo el peso se sostiene a través de los muros exteriores, la sensación de amplitud es máxima, favoreciendo que las fotos reflejen toda su belleza. Cuando miramos hacia arriba en vez de encontrar la típica cúpula, una cruz de vidrio se nos antoja un calidoscopio por donde los tonos de la luz menguan y crecen con la intensidad lumínica del sol.

La cruz que actúa como claraboya y cúpula de la catedral
La cruz que actúa como claraboya y cúpula de la catedral

El sótano es un museo donde se custodian objetos de arte sacro y de la familia real brasileña, como el trono del último rey de Brasil, Don Pedro II.

Horarios de visita a la Catedral Metropolitana

La catedral de Sao Sebastiao está abierta de 7:00 de la mañana a 18:00 h. y su entrada es gratis. El Museo de Arte Sacro del sótano abre sus puertas los Miércoles de 9:00 a 12:00 h y de 13:00 a 16:00, y los fines de semana de 9:00 a 12:00 h.

Mapa para llegar a la Catedral Metropolitana de Río de Janeiro

La catedral está en la Avenida República de Chile 245, cerca del metro Carioca | Cinelandia (Líneas 1 y 2,) con varias estaciones de autobuses cercanas que nos permiten llegar desde cualquier parte de Río de Janeiro.

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