Atardece y el mejor mirador para ver Santander está fuera de la capital de Cantabria. Al otro lado de la bahía, más cerca de lo que parece, puerto Chico, el Paseo Pereda, el palacio de la Maddalena y el faro de Cabo Mayor o de Bellavista se divisan desde la lengua de arena que va de Somo a Loredo, dos de las poblaciones que componen Ribamontán al Mar.
Este precioso enclave se ha posicionado como uno de los destinos más importantes de Cantabria. Sus playas son sin duda el reclamo más visible, con preciosos arenales que van desde la bahía de Santander siguiendo la costa hasta Galizano. Pero vale la pena extender la estancia o aún mejor regresar para convertirlo en un lugar al que no se cansa de revisitar.
TURISMO
Siete poblaciones se integran en el municipio de Ribamontán al Mar: Carriazo (capital), Castanedo, Galizano, Langre, Loredo, Somo y Suesa. Fue en la edad Media y Moderna una tierra -o granero- de canteros, carpinteros, herrerosy agricultores. Y es uno de los pocos lugares de Cantabria donde ha sobrevivido el arte del gremio de ceramistas.
Las playas de Ribamontán al Mar se han posicionado como un conjunto de explendidas playas muy cercanas y cada una cons u propio carácter. Así podemos elegir entre La capilla, Langre, Arnillas, La Canalema, La Canal, El Machón y el Puntal (la más grande, con dos kilómetros, la playa de Somo-Quebrantas y la de Loredo. Cuatro kilómetros y medio de arena playa practicar sufr, kitesurf, fatbikes, y por supuesto pasear, tomar el sol y bañarnos.
La ‘California’ de Cantabria
El surf está adosado al crecimiento turístico de Ribamontán al Mar. En verano las calles aledañas a la playa de Somo son una babilonia de apasionados del surf que cruzan el asfalto hasta la playa armados de su tabla y su traje de neopreno camino a las olas.
Más de veinte escuelas forman a gente de todas las edades, llegando a casi 10 mil alumnos anuales. Los más pequeños adquieren las nociones más básicas mientras que sobre las olas vemos surfear a viajeros llegados de todos los puntos de España, Europa y otros rincones de todo el planeta. En 2012 el municipio se convirtió en el primero de España y segundo de Europa declarado reserva natural del surf.
Pioneros del surf en España
Pocos saben que Cantabria, fue en 1963, la primera región española en donde comenzó a practicarse el Surf. Por aquella época Jesús Fiochi, se convirtió en el primer surfista español al cabalgar una ola en El Sardinero. Un año después Juan Giribet consta -al menos de forma documentada- como el primero en fabricar una tabla de surf en España. Y cinco años después nacía la primera marca nacional, MB Surfboards. Hoy Somo es la sede de la Federación Cántabra de Surf y desde 2012 la primera “Reserva de Surf” de España.
Nadie podía anticipar que Ribamontán al Mar pudiera convertirse en un spot surfero con tantas posibilidades. Ni los más optimistas hubiesen apostado con tanta firmeza ante los escépticos. Éstos, años atrás, tildaban de ilusos a los escasos surfers que incluso con el agua más gélida del invierno seguían hipnotizados la senda de un silencioso flautistas de Hamelín que los atraía hacia el mar. Hoy hasta los más renegados han torcido el gesto, agachado la cabeza y apostado por la apertura de escuelas de surf, alojamientos (surf camps), tiendas de alquiler de equipo y otros servicios añadidos como fotógrafos contratados para inmortalizar la pericia de los encantadores de olas.
La contribución del surf se ha convertido en motor de la economía local, añadiendo el plus de descentralizar la temporada de vacaciones, y que no sólo sean los meses de verano los que llenan las playas locales.
Street art
Grandes murales decoran edificios en Somo, mientras que en rincones semi ocultos seres extraños se apropian de las paredes. El centro de Artesanía parece un camaleón con la piel mudada a una capa de escamas multicolor. Obra del santanderino y exponente del arte urbano en España, Óscar San Miguel Erice, más conocido como Okuda es una de las más vistosas de Cantabria. El surrealismo se funde con formas geométricas y estampados multicolores que dan un aporte onírico al edificio.
Ya en las playas las escuelas de surf reproducen escenas del mar con trazos inconfundibles de los botes de spray. Y el Pump Track & Skate Park en Loredo y el Skate Park en Somo son un lugar tremendamente fotogénico para captar piruetas y saltos.
Conectividad y rutas en bicicleta
Una red de pistas específicas para viandantes corren parejas a las carreteras comarcales de Ribamontán al Mar. Ciclistas y amantes de las rutas de senderismo se mueven ajenos al tráfico. Y los que quieren añadir un extra físico que combina lo paisajístico y fotográfico, eligen alguna de las rutas en BTT que bordean los acantilados de Loredo, Langre y Galizano. Incluso iniciativas como las de bicicletas eléctricas fat bikes permiten desplazarnos por las playas de Somo y Loredo en un atardecer cinematográfico mientras los surfers aprovechan las últimas notas de luz del día.
También podemos elegir la travesía que bordea el monte Arna, alzando el cuello para observar las dunas que actúan de barrera de arena protegiendo el bosque de pino marítimo que el Rey Alfonso XIII mandó repoblar para que las vistas desde Santander fuesen aún más verdes en contraste con el mar. Si atravesamos el interior, un manto de acebos, encinas, laureles envuelve nuestras cabezas brindando de una sombra que en verano se agradece. De hecho hay que quién prefiere el apacible interior de Ribamontán al Mar cuando las playas se pueblan. Así, llevan a cabo una ruta desde el monasterio de Suesa (Convento de Las Trinitarias, de mediados del s. XIX), la ermita de Tes, pasando por Iglesia de Santa Eulalia y la Casona, la Iglesia de El Salvador en Castaneda, el Ayuntamiento de Ribamontán al Mar en Carriazo, y la iglesia de San Pedro antes de dirigirse hacia al mar y alcanzar Galizano.
Volviendo hacia Langre por la costa, y pasada la playa siguiendo el sendero hacia Loredo nos asomamos a los acantilados y el azar quiere que encontremos la llamada «para del dragón». Como si la pata del animal mitológico hubiese quedado petrificada con sus enormes uñas, la forma de la piedra sirve para contar historias a los niños mezclando geología y fantasía.
Cerveza artesana
El atardecer es el mejor momento para acercarse a Somavilla en Carriazo. En la falda de una colina está la fábrica de Rocker Beer, una propuesta de cerveza artesana que apuesta por saciar la sed de locales y visitantes de verano.
Los guiños y homenajes cerveceros al surf son visibles, con la cerveza Santa Marina reproduciendo en su etiqueta la famosa ola izquierda que rompe hacia la Playa de los Tranquilos. En su fábrica podemos pasar un buen rato conociendo el proceso de producción de cervezas artesanas, hacer una cata con amigos o para un evento y llevarnos un pack de buena cerveza.
Visita a los rincones de Ribamontán al Mar
En cada uno de los siete pueblos encontramos alicientes para hacer parada y combinar historia con naturaleza, arte y cultura con relax.
Qué ver y hacer
Somo
Como si de una robusta ola se tratase, el verano sirve de pistoletazo de salida para que el ambiente de Somo se multiplique. Los restaurantes se llenan de comensales que disfrutan de las delicias costeras de la gastronomía cántabra. Y el ajetreo en la playa de «obreros del surf», con profesores haciendo la instrucción en seco de los neófitos es contante.
Los que buscan tranquilidad se pierden en la extensa lengua de arena del Puntal de Somo, que orientada hacia la Bahía de Santander, es uno de los arenales más grandes de Cantabria. Los caminantes de Santiago cruzan la playa hasta Pedreña, desde donde parte la línea marítima que une las localidades de Pedreña con Santander.
Pese a haber ensanchado su superficie urbana, Somosigue siendo un pequeño pueblo eminentemente turístico, que no renuncia a su pasado, y de ahí la denominación de «Pueblo de la Cerámica». La tradición secular se prolonga hoy en día con varios talleres artesanos que podemos conocer.
Loredo
El agua «besa» la playa de los Tranquilos en Loredo mientras se disfruta de las vistas de Santander. Hoy no suena el galope agitados de los caballos que cada mes de septiembre sirve de música de percusión del Derby de Loredo, la competición hípica más antigua e importante del Norte de España. Contrapunto geográfico de la célebre carrera de equinos de San Lucar de Barrameda en Cádiz, el Derby se remonta a 1957. Este evento de turf (césped en inglés) se espera con ganas cuando se acercan las fiestas patronales de la Virgen de Latas en septiembre.
Dejamos la playa y nos acercamos a la ermita de Santa Polonia, edificio religioso destacable de Loredo. Se trata de una pequeña ermita del siglo XVII, que conserva pinturas murales en su interior. El otro punto imprescindible es el Santuario de Nuestra Señora de Latas, en Loredo, construido en el siglo XV y en el que trabajó el prestigioso cantero Francisco de la Puente.
Langre
La playa de Langre impone y cautiva. Sus acantilados alzan su cuello de piedra orgullosos de que los comparen con sus hermanos de Moher en Irlanda. Tanto si nos decidimos a bajar a la arena y ser engullidos por las verticales paredes como si paseamos por el camino que desde lo alto va de punta a punta, tendremos la sensación de que estamos ante una de las playas más espectaculares de Cantabria.
Suesa
En Suesa encontramos Santa Eulalia, cuya construcción se llevó a cabo entre los siglos XVI y XVII. Se advierte el adintelado con portada rematada en frontón curvo, coronado con bolas sobre pináculos, un estilo típico de la comarca del Trasmiera.
Carriazo
En Carriazo encontramos el ayuntamiento de Ribamontán al Mar, y la sencilla pero elegante ermita de San Antonio en Carriazo. Tomando un desvío ascendemos al Monte Calobro, aprovechando la fresca sombra de los bosques de eucaliptos y robles. Las vistas desde la colina permiten disfrutar de las vistas de todo el municipio, alcanzando la bahía de Santander.
Castanedo
Catanedo es uno de los pueblos del interior de Ribamontán al Mar. Grandes extensiones de prados donde el maiz crece espigado, alternan con arboledas en las faldas de montes. Granjas y vaquerías sirven para impulsar la economía agropecuaria de la región. Y en cuanto a su patrimonio, su iglesia parroquial es el vestigio más antiguo de la arquitectura religiosa de Ribamontán al Mar. En el interior podemos ver los capiteles románicos con elaborados motivos animalísticos y de piñas, que se remontan al siglo XII.
Galizano
Más alejada que las otras playas, la de Galizano tiene el aliciente de la ruta del canal hasta la cueva de Cucabrera. En el Alto de San Pantaleón encontramos otro de los miradores perfectos para disfrutar Santander. La altura de la colina es un punto panorámico sosegado.
Cómo llegar a Ribamontán al Mar
Aunque se aprecie la cercanía con Santander, la bahía hace que sea necesario recorrer 25 km a través de Astillero. El aeropuerto de Santander es la mejor opción de vuelos, pero Bilbao está a 100 km y perfectamente conectado por carretera.
Alojamiento en Ribamontán al Mar
Acostumbrado a recibir visitantes tanto del camino de Santiago como amantes del surf, el municipio de Ribamontán al Mar ofrece diferentes posibilidades de alojamiento, desde hoteles, apartamentos, surf camps, campings, casas rurales, posadas y bed and breakfast. Diversas opciones para escoger dónde dormir.
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