Hoy Tenerife se quitó su sombrero de nubes para regalarnos un día azul y luminoso, y el Teide nevado se volvió a descubrir para mostrarse blanco y orgulloso a lo largo de todo el día. Desde el primer momento, la jornada nos reserva gratas sorpresas, prolegómeno de lo que nos espera. Recorremos el norte de Tenerife buscando tesoros como los que hemos estado encontrando estos días: las extensas plantaciones de plátano canario, que nos descubrieron esos enormes racimos y la flor más grande que vimos nunca. La Punta de Teno, con montañas verdes a sus espaldas, tierras de lava cubiertas de cactus sorprendentes a sus pies, y un faro rojo y blanco que mira a los acantilados de los Gigantes, imponentes, silenciosos. Las carreteras llenas de curvas que recorren el Barranco de Masca, con su pueblo perdido en medio de la belleza desde el que parten rutas de senderismo que nos llevan al corazón de Tenerife. Sin olvidar localidades como Los Realejos, Garachico o La Orotava que nos permiten asomarnos al mar desde sus balcones únicos.
El Parque Rural de Anaga fue otro de esos lugares mágicos que descubrimos en nuestro viaje a Tenerife, esas montañas verdes que se originaron por el capricho del interior de la tierra, que todavía ruge en silencio en esta isla canaria. Puedes perderte en sus senderos infinitos, a pie o en bicicleta (nosotros lo hicimos en bicicleta, gracias a Keraya Bikes, llevada por una amabilísima pareja asentada en San Cristóbal de la Laguna que propone rutas en bici por toda la isla de Tenerife), y encontrarte en pueblitos perdidos entre el mar y las montañas, que nos reservan los mejores manjares de la gastronomía canaria, en esos guachinches donde huele a gofio, a guiso y a mojo.
Cita en Tegueste, un pueblo en movimiento
Sabíamos que todavía nos quedaban tesoros por descubrir en Tenerife, por lo que nos dejamos llevar por nuestros sentidos y nuestra ruta de hoy nos llevó de nuevo a los pies del Parque de Anaga, Reserva de la Biosfera desde 2015. Y ahí nos topamos con Tegueste, un pueblo de color que mira al mar y está protegido por colinas verdes por las que trepan viñedos que dan algunos de los mejores vinos de la Islas Canarias. Esta será una de las sorpresas que nos reserva Tegueste y la isla de Tenerife, a lo largo de todos los días que pasó en ella El Giróscopo Viajero.
Tegueste se encuentra cerca de San Cristóbal de Laguna, y no puede estar mejor situado: al lado de una de las ciudades más bellas de Tenerife, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco – donde tuvo lugar una animada Carrera Nocturna a la que acudió un viajero giroscópico -. Por ora parte, Tegueste, además de estar al lado de una de las joyas naturales del norte de Tenerife, Anaga, también se encuentra a un paso del mar, de playas salvajes de arena negra y de piscinas naturales en las que poder darse un baño casi durante todo el año. De hecho, uno de nosotros probó las delicias de las piscinas de Bajamar, un pueblo pegado a Tegueste. Y el invierno no se lo impidió, ¡es que las aguas estaban a 19º! -.
Sentimos llegar un poco tarde a nuestra cita con integrantes del ayuntamiento de Tegueste que nos van a llevar a una completísima ruta para conocer las maravillas que nos reserva la localidad. Y es que nos habíamos enredado en una interesante conversación sobre los vinos de Tenerife en las Bodegas Viñátigo, en La Guancha a primera hora de la mañana. No vayan a pensar que los miembros de El Giróscopo Viajero son unos borrachines por desayunar con vino. Lo que ocurre es que no contábamos con realizar tantas actividades en la isla canaria, ni con ser invitados por numerosas bodegas de Tenerife, lo cual provocó que relizáramos las visitas en nuestra agenda a cualquier hora del día. Además, no tenían fin las fascinantes conversaciones con los vinateros en torno a ese auténtico néctar que consiguen de estas magníficas tierras volcánicas.
Cita pues delante de la sede del Ayuntamiento de Tegueste, un bonito edificio con una balconada de madera, típica canaria, desde donde admiramos la iglesia San Marcos evangelista, de estilo romántico mudéjar. Un recorrido por el casco antiguo de Tegueste, declarado Bien de Interés Cultural en 1986, conduce a lugares de interés patrimonial como el ayuntamiento antiguo, la Casa de Antonio Pereira Pachecho y Ruiz, la Vivienda Ecléctica, la Casa de Daniel Melián, la Casa de la Audiencia, el Puente de Palo, la Plaza de la Arañita, La Placeta , La Casa de los Taroconte, el Camino de los Laureles.
La Casa de los Zamorano de Tegueste, símbolo de la memoria colectiva
La primera parada de los viajeros giroscópicos en su ruta por Tegueste es La Casa de los Zamorano, acompañados por el fotógrafo y periodista con alma de viajero, Alex Herrera, que nos saca fotos a lo largo de nuestra visita a este interesante lugar de gran riqueza patrimonial. Desde luego, el Ayuntamiento de Tegueste nos trata ya desde el principio como visitantes ilustres, una muestra más de su entusiasmo en la promoción de su municipio para que otros viajeros lo descubran y llegue a otros lugares del mundo a través de las palabras de El Giróscopo Viajero.
La Casa de los Zamorano nos conquista desde el principio, por ese magnífico edificio tan bien conservado, por su impresionante finca y, sobre todo, porque es un lugar con vida, un lugar en constante movimiento, como una buena parte del patrimonio monumental y cultural de Tegueste. La Casa de los Zamorano es un Centro de Interpretación que tiene como objetivo conservar y difundir el patrimonio cultural de la comarca. Pilar Galván nos recibe con una sonrisa y una acogida que nos recuerda a la hospitalidad que hemos encontrado en muchos lugares de la isla canaria a lo largo de nuestro periplo. Y desde el principio nos transmite un enorme entusiasmo por este proyecto vivo, ideado por ella con el apoyo del dinámico ayuntamiento de Tegueste. No hay nada como hacer un trabajo con pasión y disfrutar con ello cada instante.
Lo más interesante es que en este proyecto han tenido un papel preponderante las gentes de Tegueste, que han proporcionado información, testimonios, fotografías e incluso han donado objetos. Y continúan teniéndolo, ya que en la Casa de los Zamorano continúa haciéndose un trabajo de recuperación del patrimonio cultural de la comunidad, integrando a las diferentes generaciones en los proyectos y actividades que se llevan a cabo durante todo el año.
La Casa de los Zamorano de Tegueste es un museo vivo centrado en el sector agropecuario con el que todavía se identifica la comunidad. Fue el hogar de la familia de medianeros de la finca (campesino aparcero que se encargaba de un terreno) durante el siglo XX a los que tenemos la suerte de conocer nada más entrar en el museo. Se ve que el trabajo de integración de las gentes con el lugar es constante. De hecho, el museo es una forma de honrar a esta figura de medianero que construyó con su trabajo el paisaje de Tegueste.
En las diferentes salas podemos ver los lugares fundamentales de la vida del campo tinerfeño: la cocina, la cuadra, el cuarto de las papas y los corrales, que hablan de la riqueza del patrimonio agroalimentario. Otras salas muestran la importancia de las fiestas en Tegueste que todavía se celebran en la actualidad: la sala de los símbolos festivos, con los Barcos y la Milicia, la Librea con las Carretas de la Romería, y la Danza de las Flores. Nos deslumbró el trabajo de los paneles realizados con semillas que se colocan en las carretas en la fiesta de San Marcos Evangelista.
Y una plaza importante es para el lagar. Si algo extraordinario descubrimos en nuestro viaje a Tenerife fue el vino canario. Un paisaje de viñedos, la variedad de cepas que nos regala esa diversidad de caldos, de mil y un sabores. Podemos comprender porque en la Casa de los Zamorano el mundo del vino tiene un lugar especial. La vida de las gentes de Tegueste giró durante mucho tiempo en torno al vino, y el lagar estaba presente en todas las casas y hoy ha adquirido un valor etnográfico muy importante.
Terminando nuestro recorrido por la Casa de los Zamorano nos encontramos con una enorme sala en el que tienen lugar todo tipo de eventos en los que se intenta implicar al pueblo de Tegueste. Al salir a la finca, Pilar Galván, nuestra apasionada guía, nos cuenta que se intenta realizar una gestión ecológica de la misma y que se organizan cursos de huerto familiar ecológico y de potenciación de la fruticultura para recuperar las variedades locales, así como jornadas de siega y trilla tradicional.
Desde luego, nos quitamos el sombrero ante la vitalidad de este proyecto de recuperación y conservación del Patrimonio de Tegueste en que se implica a la comunidad, así como la labor de transmisión a las nuevas generaciones. Y agradecemos la magnífica acogida al ayuntamiento de Tegueste y a la antropóloga Pilar Galván.
La Lucha Canaria en Tegueste, un deporte que levanta pasiones
La lucha canaria en Tegueste también es la protagonista de una de las salas de la Casa de los Zamorano. Todavía forma parte de los espectáculos que se pueden ver en la villa, aunque hay que entender el críptico lenguaje de este interesante deporte que levanta pasiones. Olvídense de entenderlo desde el primer momento, para eso hay que asistir a muchos juegos, e ir acompañado de gentes del lugar. Nuestros guías nos explicaron un poco en que consistía, aunque para unos neófitos como nosotros es ciertamente de difícil comprensión. Pero lo que sí nos interesó es la nobleza de este deporte en el que las mañas son lo que cuentan, tanto de manos como de pies; lo que se busca es el desequilibrio del contrario hasta hacerle tocar el suelo. Nos hicieron gracia los originales nombres de las “mañas o geitos”: cango, burra, toque por dentro, toque p’atrás, chascón,…
Los “puntales”, son luchadores de mayor rango y categoría, con condiciones físicas y técnicas sobresalientes, auténticos talentos y personajes admirados en las localidades canarias. Las historias que nos contaron nuestros anfitriones acerca de los luchadores y de las “agarradas” no hicieron más que aumentar el interés por la lucha canaria. En nuestro próximo viaje a Tenerife, esperamos poder presenciar alguna luchada y contarles a los futuros viajeros giroscópicos viejas y nuevas historias de primera mano.
Visita a la Bodega del Señor Don Pedro, una bodega tradicional en Tegueste
Nos reunimos en la plaza de Tegueste con nuestros guías Juan Elesmí de León, historiador y Técnico de Deportes y Heliodoro Hernández Herrera, Concejal de Deportes , estupendos embajadores de Tegueste que nos acompañarán a lo largo del día hablándonos de las maravillas de la isla de Tenerife y de los secretos de este pueblo en movimiento del norte. Junto al arqueólogo Javier Soler, nos conducen a una bodega tradicional situada en un lugar privilegiado con vistas a toda la villa de Tegueste y al mar.
Nos paramos a contemplar el magnífico paisaje, y como si fuera poca la belleza, nos damos cuenta de repente que el Teide está ahí mirándonos, sobrecogedor, formidable, satisfecho con su cara nevada. Nuestro anfitrión, Don Pedro, un hombre que fue maestro y que nos muestra su pasión por el vino, nos cuenta que en días claros el Teide se ve desde casi todos los puntos de la isla, como hoy, que tenemos la suerte de tener un día despejado – ya que muchas de las jornadas anteriores cayeron sobre el norte de Tenerife unas nieblas que escondían la belleza de la isla canaria -. Tras el descubrimiento, continuamos entusiasmados y dispuestos a seguir descubriendo los tesoros de Tenerife, conscientes de que la jornada nos tiene reservadas todavía muchas sorpresas.
He ahí una más: el magnífico lagar de la bodega del querido maestro, con un lugar privilegiado en la original bodega diseñada por la esposa de Don Pedro, una artista del pueblo. Dejamos la intensa luz exterior cambiándola por la misteriosa oscuridad de la bodega, preparándonos para degustar los vinos elaborados artesanalmente. Después de haber visitado numerosas bodegas a lo largo de estos días de estancia en el norte de Tenerife, bodegas con viñedos cultivados en altura, a nivel del mar, en diferentes microclimas,…era necesario conocer estos vinos caseros para imbuirnos de lleno en la cultura enológica del lugar. Recordemos que el vino artesano está presente en todas las casas de Tegueste y de Tenerife, nuestros guías nos confesaron que tras puertas misteriosas situadas en las casas, hay un auténtico tesoro, una pequeña bodega familiar donde descansan los néctares de la vendimia del año. Es cierto que cada casa tiene sus viñedos, aunque tan sólo sean unas cuantas hileras.
Con esta idea en mente, tenemos prisa por descubrir el sabor del vino de Don Pedro, el de “toda la vida”. Comienza el ritual de colocación de las copas y fuentes de embutido y queso ahumado canario – una delicia -, el escanciado, el aroma que aspiramos buscando secretos ocultos, y por fin, la degustación, el tinto de Listán negro (cepa típica de Canarias), suave al principio, pero que deja después ese sabor intenso que queremos retener para conocer el origen del vino de Tegueste e imaginar a las gentes del lugar degustándolo en otras épocas. Don Pedro puede estar orgulloso por el resultado, así como imagino que los 170 bodegueros que forman parte de la asociación AVITE.
Nos vamos con buen sabor de boca descubriendo otros pequeños tesoros: el “culandrillo” una destiladera situada en un rincón de la bodega de Don Pedro; parece que en todas las bodegas que se preciaban había un “culandrillo”.
Ruta arqueológica: los Guanches en el Barranco del Agua de Dios
Antes de visitar otra de las bodegas de Tegueste, la bodega Marba, nuestros acompañantes nos llevan a un sitio extraordinario que en breve se convertirá en un lugar de visita obligada para los viajeros que pasen por Tegueste: uno de los más importantes enclaves arqueológico guanches de Tenerife, el Barranco del Agua de Dios, declarado Bien de Interés Cultural, con categoría de Zona Arquológica desde 2006. Allí se han localizado una serie de enclaves guanches: cuevas donde vivían, cuevas-sepulcro, asentamiento en superficie y conjuntos de canales y cazoletas. Otro tesoro por el que pasaríamos sin casi darnos cuenta si no fuera por la tremenda labor del ayuntamiento de Tegueste y el equipo de investigación de ocho arqueólogos que desde el año 2010 desarrollan este proyecto de revalorización del patrimonio arqueológico del Barranco del Agua de Dios de Tegueste, con el fin de conocer la relevancia histórica de la zona para la población aborigen que ocupó esta parte de Tenerife.
En esta incursión al universo guanche (primeros pobladores de las islas, provenientes del norte de África), tenemos el privilegio de que nos guíe uno de los responsables del proyecto, el arqueólogo Javier Soler Segura, un auténtico profesional, conocedor del patrimonio arqueológico de Tenerife y colaborador activo con el ayuntamiento de Tegueste. Comenzamos a comprender porqué este municipio funciona tan bien y es tan activo desde el punto de vista cultural. Se rodea de un equipo de profesionales valiosos – como Javier Soler, Pilar Galván, de la Casa de los Zamorano, el historiador que nos acompañó en todo momento en nuestra ruta por Tegueste – llenos de ideas, proyectos y que sobre todo aman su trabajo con pasión. Esa es una de las claves de los tesoros que estamos encontrándonos en este ayuntamiento.
Bajamos al Barranco del Agua de Dios, que se encuentra entre los municipios de Tegueste y San Cristóbal de La Laguna, y recorrimos una buena parte, allí por donde pasan las aguas cuando llueve demasiado. Mientras Javier nos explica el papel del barranco para la población aborigen guanche que se asentó en esta parte de la isla de Tenerife. De esta forma vamos haciéndonos una idea y comprendiendo las razones que llevaron a los guanches a asentarse aquí, sus formas de vida y actividades cotidianas.
En breve, el viajero podrá visitar el Parque Arqueológico del Barranco del Agua de Dios del que formará parte el Centro de Interpretación de la zona arqueológica, situado en pleno casco histórico de Tegueste, un espacio dedicado al conocimiento de los antiguos habitantes de la comarca y del período posterior.
La Ruta “Los guanches en el Barranco Agua de Dios” tendrá un recorrido circular y transcurrirá por algunos loss cauces y laderas del Barranco del Agua de Dios, como el Camino El Naciente, el Risco del Lagarete, el Murgaño y la Cueva de los Ovejeros.
Una vez más, como pudimos ver en la Casa de los Zamorano, observamos la intención de involucrar a los vecinos de la zona de forma activa y consciente para que participen en la conservación del patrimonio histórico y cultural de Tegueste, una muestra más del espíritu de este ayuntamiento en movimiento. Agradecemos a Javier Soler la interesante exposición sobre el proyecto y por darnos una visión más realista del pasado guanche alejada de la idea que se suele mostrar en otros medios.
Visita a las bodegas de vino canario de Tenerife, algo más que una cata
El vino canario: el descubrimiento de un tesoro
Tras una intensa mañana, antes de comer en un restaurante de comida tradicional canaria situado en Tegueste, volvemos al que se está convirtiendo en uno de nuestros lugares favoritos en el viaje por Tenerife de El Giróscopo Viajero: una bodega de vino canario. Desde el principio de nuestro periplo por la isla nos damos cuenta de que una visita a una bodega aquí significa mucho más que probar unos buenos vinos, es pasarse horas conversando con grandes conocedores y apasionados del vino canario.
A lo largo de nuestro periplo, recorrimos algunas de las bodegas tinerfeñas: Bodegas Monje, Bodegas La Isleta, Bodegas Viñátigo y Bodegas Lagar de Chasna que nos atraparon desde el primer instante. En todas ellas mantuvimos largas conversaciones con los bodegueros y los técnicos escuchando y aprendiendo la historia del vino canario.
Debemos confesar que apenas habíamos tenido noticias sobre él y al iniciar nuestro viaje giroscópico sentimos una enorme curiosidad, que no hizo más que aumentar a lo largo del recorrido. Y pensar que hay que las Islas Canarias es, junto a Madeira, Chile y algunas pequeñas zonas aisladas en otras regiones, una de las pocas zonas del mundo que no se vieron afectadas por la terrible filoxera que estaba asolando Europa en el siglo XIX. A ella sobrevivieron diez viñas prefiloxéricas provenientes de España y Portugual, las cuales han evolucionado con los siglos en las Canarias dando lugar a un viñedo muy variado pero único.
Estas variedades únicas en el mundo, junto a la tierra volcánica donde están plantadas y a la multiplicidad de climas que existen en el norte de Tenerife, además de la influencia de los vientos Alisios, dan lugar a unos de los vinos más deliciosos y con más personalidad que hemos probado.
Listan negro, Listan negro, Baboso, Gual, Marmajuelo, Vijariego, Negramol, Tintilla, Malvasía, …musicales palabras que todavía resuenan hoy en nuestra memoria, así como los aromas y los sabores de cada uno de los vinos canarios que probamos. Es fácil y al mismo tiempo complicado explicar esta increíble variedad de gustos, los vinos blancos canarios nada más degustarlos producen como una auténtica explosión de sabores en el paladar que permanecen después. No sabría definirlos, cada uno me produjo una sensación diferente, siempre con cierto regusto volcánico – ¿sería que estaba condicionada por el lugar donde nos encontrábamos? -, y una mezcla perfecta de gustos afrutados y ácidos. Y sobre todo la sensación de estar catando vinos naturales, ya que en muchas de las bodegas que visitamos intentan mantener una gestión ecológica de los viñedos, y eso se nota en el resultado.
¡Qué placer escuchar a nuestros anfitriones explicándonos el misterio de los vinos de Tenerife, al tiempo que los degustábamos con casi la misma pasión que ellos! Aquí dedicamos un artículo en El Giróscopo Viajero a los mágicos vinos canarios que han sabido conquistarnos.
Visita a las Bodegas La Isleta
En nuestro viaje a Tenerife pasamos por las tierras de Tegueste ya los primeros días y visitar una de las bodegas más antiguas de la isla, La Isleta, donde tuvimos el placer de pasar horas conversando con Don Adolfo González Rivero y familia, pero sobre todo escuchándolos. Realmente, nos llevamos llevamos nuestro equipaje de viajeros cargado de enseñanzas y secretos del vino canario. Un grato paseo por los viñedos de La Isleta nada más llegar nos da una idea de la riqueza de esta tierra en la que conviven las antiguas variedades prefiloxera con cereales y leguminosas, que regeneran el suelo. Escuchamos atentos las explicaciones de Carlos González, ingeniero técnico agrícola y resonsable de la bodega, que nos habla de las variedades autóctonas canarias, de las formas de poda y de otras muchas cosas que nos enseña algo más del fantástico vino canario.
Y, junto a su padre, nos presenta su tesoro más preciado, la uva Baboso Negro, delicada, propensa a las enfermedades, además de tener poca producción. Pero, orgullosos, están luchando por sacar adelante este tesoro que probaremos más tarde en forma de vino, ¡y qué vino!, el Tinto Barrica La Isleta, un vino que sabe a reserva, cuyo secreto no sabemos si procede de esta misteriosa uva, de la riqueza de estas tierras volcánicas o de la maestría de nuestros anfitriones.
Lo cierto es que está a la altura de las conversaciones que tuvimos con Don Adolfo, Mercedes Coderch y Carlos, una tarde que se hizo noche bajo un diluvio a los pies del mágico Anaga. Dos razones que harán que regresemos a Tenerife.
El sabor del tinto de Baboso Negro permaneció en nuestro paladar durante mucho tiempo. Todavía ahora lo recordamos, ¡qué pena que sea tan difícil encontrar estos deliciosos vinos en el resto de la península o en otros lugares del mundo!. No podemos más que agradecer a Don Adolfo, a su esposa y a su hijo, digno heredero de esta magnífica bodega, por su acogida y por habernos acompañado en la degustación de sus espléndidos vinos.
Visita a las Bodegas Marba
Un auténtico descubrimiento el vino de las Bodegas Marba, situadas en la localidad de Tegueste. Si pensábamos que nos habíamos asomado a las mil y una sutilezas del vino canario, los vinos de las Bodegas Marba nos obsequiaron con nuevas explosiones de sabor y no hicieron más que confirmar la maravilla de los vinos canarios. Sobre todo los tratados con el cariño con el que los tratan en estas bodegas, el mimo y el cuidado constante. Hay que decir que esta, así como muchas otras bodegas que visitamos en Tenerife realizan un trabajo completamente artesanal, recogiendo la uva a mano, tirando aquella que puede dañar el vino, evitando los pesticidas, e introduciendo moderna tecnología, todo ello secreto de la calidad de sus caldos.
Nuestros anfitriones quisieron que probásemos los más deliciosos vinos de sus bodegas: el Marba Blanco Barrica, una autentica delicia de sabor intenso, con notas cítricas y especias. Esa explosión de sabores en nuestro paladar nos sorprendió gratamente, hasta que probamos el Marba rosado, no sabíamos que existían vinos rosados de esta calidad, con este sabor tan diferente.
Y la guinda a este prodigio enológico la puso el Marba tinto barrica Capricho, un auténtico capricho de Listán negro, castellana y Syrah, ¿será esa mezcla la que consigue ese gusto único, junto a los seis meses descansando en barricas de roble francés y americano? ¿o la tierra volcánica y los vientos Alisios que acarician la isla de Tenerife? ¿o quizás todo unido?. Habrá que regresar a Tenerife para volver a degustarlos.
Agradecemos a Domingo Martín Cruz y al fundador de la bodega la estupenda acogida y el habernos ofrecido la posibilidad de haber probado la excelencia de sus vinos. Lo cierto es que comprendemos que las Bodegas Marba hayan sido recompensados con una larga lista de premios nacionales e internacionales a lo largo de todos estos años.
Sorprendentes paneles de semillas para la gran Romería de San Marcos Evangelista
Y en el final de nuestra ruta por Tegueste pasamos del placer de haber redescubierto otro de los tesoros de la isla, los vinos canarios, a otra satisfacción: la gastronomía canaria, acompañados de los dos guías que pasaron este intenso día con dos de los miembros de El Giróscopo Viajero. Al tiempo que saboreamos numerosas fuentes de deliciosas especialidades canarias, continuamos las interesantes conversaciones sobre la isla, y continuamos escuchando para transmitir a nuestros lectores las pequeñas y grandes cosas de Tenerife.
Todavía nos tienen reservada una última sorpresa, algo que ya habíamos visto en la Casa de los Zamorano: los paneles realizados con semillas que llevan las carretas en la fiesta de San Marcos Evangelista, que tendrá lugar en abril. Entramos de repente en un lugar mágico, lleno de gente joven en silencio, muy concentrada en su trabajo. Apenas levantan la vista cuando entramos y no queremos molestarles, sólo nos asomamos a la gran mesa donde están realizando una labor que requiere de buena vista, de pulso y de sentido artístico. Seleccionan semillas de distintos colores y formas y las colocan con cuidado sobre un dibujo en torno a una temática elegida por ellos.
Pasará mucho tiempo antes de que terminen esos grandes paneles de semillas, día a día de trabajo y esfuerzo llevado a cabo por una juventud que se reúne para confeccionar estas obras que lucirán las carrozas en una fiesta muy vistosa que tiene lugar en primavera. La romería de San Marcos Evangelista, que tiene lugar a finales de abril, una de las más importantes de las Islas Canarias en la que, además de la exhibición de estos paneles artesanales que hablan de las costumbres rurales del municipio, en el desfile participan también los barcos de Tegueste y el grupo de la Danza de las Flores.
Tenemos el privilegio de poder ver algunos de estos paneles terminados, y podemos asegurarles que el empeño y el tiempo que pasa despacio mientras se elaboran ha valido la pena. Estamos seguros de que todo el pueblo de Tegueste aplaudirá la carroza de este grupo que ha abierto las puertas de su secreto a El Giróscopo Viajero. Se lo guardaremos hasta que tenga lugar la romería.
Se termina la ruta por Tegueste
Tenemos la sensación de que todavía nos quedan muchas cosas por ver en Tegueste, a pesar de que la jornada ha sido larga y muy intensa, que muchos de los secretos del municipio nos han sido revelados. Esta pequeña localidad del norte de Tenerife nos ha dejado sin palabras, buscamos las razones del increíble impulso que recibe a diario para ser el pueblo vivo que hemos descubierto. Pensamos que quizás se deba a la cercanía del Parque Rural de Anaga, que está lleno de lugares mágicos, como el Bosque de Laurisilva, las extrañas formaciones geológicas (roques y diques), las calas de arena negra o los escarpados barrancos. O quizás la fuerza le venga del Teide que mira a Tegueste, imponente, desde el centro de la isla de Tenerife. Desde luego nos vamos con la sensación de haber descubierto un lugar diferente, lleno de tesoros, la misma sensación que nos llevamos de la isla de Tenerife en el momento de partir. Ya sentimos prisa por plasmarlos en las páginas de El Giróscopo Viajero, para que no se pierdan.
Agradecimientos viaje enTegueste
Especial agradecimiento al Ayuntamiento de Tegueste, dinámico, activo, siempre en movimiento, por su impresionante acogida y a los mejores embajadores del municipio: el historiador Heliodoro Hernández Herrera y Juan Elesmí de León.
A Pilar Galván, directora de Casa de los Zamorano
Y a Javier Soler, arqueólogo del Proyecto–Parque Arqueológico del Barranco del Agua de Dios y miembro de Cultania: gestión integral de la cultura y el patrimonio histórico
Más agradecimientos a los bodegueros Don Pedro, Don Adolfo González Rivero, Carlos Gonzáles Coderch, Mercedes Coderch de Bodegas La Isleta.
Y a Domingo Martín Cruz, y el fundador de las Bodegas Marba.
Y a Kiraya Bikes, por su pequeño gran proyecto que lleva a la gente por rutas en bici por todo Tenerife.
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