Entre Canet de Mar y Calella una preciosa villa marinera del Maresme atrae nuestra atención en una escapada más desde Barcelona, es la interesante Sant Pol de Mar.
Uno de sus hijos ilustres fue el arquitecto modernista Ignasi Mas i Morell, cuya impronta quedó grabada en un buen puñado de edificios de Sant Pol. Sus obras trascendieron su tierra natal, y pocos conocen que la Plaza de Toros La Monumental de Barcelona es obra suya.
Otra cara conocida nacida en Sant Pol de Mar es la chef Carme Ruscalleda, la mujer con más estrellas Michelín, y que tuvo un restaurante en el pueblo hasta su cierre en 2018 para acometer otros proyectos.
HISTORIA DE SANT POL DE MAR
Desde el siglo X hay constancia del pueblo alrededor del Monasterio de San Pol (Pablo), como la franja marítima de Sant Cebrià de Vallalta. Independizado en 1599 aprovechó la comercialización de vino con América y su próspera tierra de cultivos para prosperar.
La iglesia parroquial de Sant Jaume, del gótico tardío del XVI, sucedió a una capilla adosada a la torre de vigía. Durante la Guerra de Sucesión Sant Pol fue atacado e incendiado por las tropas borbónicas y más tarde atacada por las francesas, época en la que parece que surge la leyenda de «Sant Pol, ¿qué hora es?», una frase ligada aún hoy cuando se menciona el nombre del pueblo del Maresme.
La villa marinera solo vio alterado el ritmo tranquila de sus gentes de mar con la llegada de la línea de tren Barcelona – Mataró extendida hasta Sant Pol en 1859. Y a finales del siglo xix y principios del xx se empezó a desarrollar como la residencia estival de la burguesía industrial catalana, lo que significó la construcción de casas de estilo modernista en su núcleo urbano.
QUÉ VER EN SANT POL DE MAR
Sant Pol de Mar invita a una escapada de un día, ofreciendo como atractivos su playa, restaurantes y monumentos. En verano, con el buen tiempo la pequeña población se llena, pero sin la saturación de otros pueblos del Maresme. Y en primavera y otoño las agradables temperaturas permiten disfrutar con calma de los ritmos tranquilos de sus habitantes.
Las dimensiones de Sant Pol son tan reducidas que es fácil recorrerla, incluso si subimos hasta la pequeña colina frente al mar sobre la que se erige la Ermita de Sant Pau. Sobria, como si su fachada que mira al mar temiese el oleaje, la ermita del siglo XI es el único vestigio del original monasterio benedictino.
La cartuja llegó a contar con scriptorium y biblioteca, además de que el prior tuviera potestad para decidir los libros que compraba el rey. Pero esta etapa de esplendor se acabó cuando, debido a las pestes y las guerras civiles, los frailes tuvieron que marcharse a mediados del siglo XV.
Las vistas de la costa bien merecen el pequeño esfuerzo de ascender, y disfrutar del sol que calienta incluso en invierno. Para visitar el interior de la ermita es necesario realizar reserva previa, dirigiéndose a la Concejalía de Turismo para concertar día y hora.
La ermita es del siglo XI, de estilo románico, aunque del edificio original sólo queda el ábside y una de las ventanas de la fachada norte, la casa es del siglo XVII y los tres pequeños ábsides, que son interiores e irregulares, del siglo XVIII. El conjunto presenta una superposición de estilos, desde el período visigótico hasta el siglo XVIII. La parte más relevante a nivel artístico es la cámara romano-visigótica, del siglo VI, en el sótano de la ermita a modo de cripta.
Al bajar a la playa se abre al mar un pequeño espigón llamada La Punta, y junto al Club Náutico, hay alguna casa de pescadores fotogénica como Casa Camino. De aquí cruzamos las vías del tren observando la obra para horadar el túnel que permitió continuar el enlace ferroviario hacia Mataró en 1848.
El centro de Sant Pol está compuesto por un par de calles paralelas a la costa y el ferrocarril, siendo el Carrer Nou la calle principal y con más vida y comercios. Destaca el edificio de Mas Noguera, construido en 1898.
Desviándonos por el Carrer Santa Victoria que se cruza con Santa Clara está el edificio de las escuelas públicas (1910), una de las obras municipales de estilo modernista.
Retomando el curso hacia le mar entroncamos con la calle Abat Deas que nos deja delante de la casa Can Planiol (1910) cuya fachada cerámica azul y blanca es admirable.
Regresando al mar y a la calle Consulat del Mar encontramos la Casa Mas i Morell, poco antes del Ayuntamiento que está junto al Museu de Pintura de Sant Pol de Mar, que custodia obras de Ramon Casas, Ramon Pichot, Joan Miró y el artista local Perejaume. A unos pasos Can Coromines, convertida en biblioteca municipal y antes casona marinera frente al mar.
Al final de la calle otro edificio de bella factura es el Cal Doctor Roure con su trabajo artesanal del hierro forjado y el azulejo pintado, seguido del Can Coderch, casa típica marinera.
Detrás está la casa natal del abad Deàs, enfrentada a la iglesia gótica tardía de Sant Jaume y la antigua torre de vigilancia adosada para servir de base del campanario.
La construcción tiene planta rectangular y ábside poligonal con contrafuertes y capillas laterales y la torre del campanario es de planta circular y cuenta con unos muros de más de 2 metros de grosor y 10 metros de altura. En el interior encontraremos un conjunto escultórico con una talla barroca de la Virgen del Rosario del siglo XVII y el grupo escultórico de La Piedad, del artista sevillano Juan Martínez Montañés.
Playas de Sant Pol
Un pequeño arenal llamado Platja de les Barques preside el pueblo, al otro lado de la estación de tren. Cuando el sol esquiva las nubes siempre hay gente que se tumba sobre la arena.
Una singular caseta sin aparente interés se asienta en la playa junto a las barcas. Es la «casita del motor» construida en 1932 por Damià Mas i Ribó para sustituir la pareja de bueyes que le ayudaba en la tarea de sacar las barcas del mar de loa marineros.
Se trata de un elemento singular dentro del patrimonio marítimo de la costa catalana, permaneciendo activa muchas décadas. Iba accionada con dos motores, uno eléctrico y uno semidiesel, de esta manera se garantizaba que se pudieran quitar las barcas en caso de falta de suministro.
Hacia poniente un arenal más amplio conocido como Platja El Morer nos permite evadirnos de la concentración de turismo en verano. Mientras hacia el sur encontramos primero la playa de Can Villar seguida de la del a Murtra, bajo un nido de defensa de cemento de la Guerra Civil o la postguerra. El ayuntamiento gestiona unas visitas guiadas al fortín de la playa de Can Villar.
Podemos completar el día comiendo en alguno de los restaurantes locales en los que podemos encontrar tanto pescado fresco de capturas de proximidad como fruta y verdura que llega de la huerta del territorio como fresón, habas, guisantes o tomates.
Y si queremos aprovechar para conocer un poco los alrededores de Sant Pol, podemos acercaros al poblado ibero-romano del Farell o la torre Martina.
Oficina de turismo
En los bajos del ayuntamiento de Sant Pol está la oficina de turismo, con información de la villa y de los monumentos y puntos a visitar.
Cómo llegar a Sant Pol de Mar
Para llegar a Sant Pol de Mar en transporte público el tren de cercanías (R1 o el RG1 con dirección a Port Bou) de Barcelona es sin duda la mejor opción por la frecuencia y la ubicación de la estación dentro del pequeño pueblo. Imposible más cerca.