Belfast es una de las ciudades que más nos ha sorprendido. Amable, dinámica, limpia y con una capacidad de reconvertirse y adaptarse a los nuevos tiempos, en los que se ha dejado atrás su pasado industrial para apostar por el turismo y por la calidad de vida.
A finales del siglo XIX y principios del XX Belfast era unas de las ciudades más pujantes del Reino Unido, especialmente en lo que concierte a sus astilleros, a su industria tabaquera y a la industria textil de hilado, tres motores que permitieron dinamizar la economía y que viviera una época dorada que las fachadas de los edificios susurran.
Hoy en día Belfast es una ciudad moderna que apuesta por reconvertirse sin abandonar sus orígenes, pero con una nueva perspectiva. Los nuevos vientos han traído también paz a una zona de permanente conflicto que hoy en día respira un clima mucho más saludable. Las viejas heridas tienen cicatrices de buen tamaño, pero al menos ya son cicatrices. Y las nuevas generaciones, al menos las más formadas y con miras a Europa tienen más ganas de convivir, que de inhalar humos tóxicos del pasado.
Nuestra llegada a tierras irlandesas fue a través del aeropuerto de Belfast, desde el que el transfer, gentileza de VisitBelfast, nos llevó a Derry para conocer sus murallas Patrimonio Unesco, cuya visita os contamos en otro artículo.
Ya de vuelta a Belfast disfrutamos de 4 días completos para conocer la ciudad y hacer excursiones por la preciosa costa de Irlanda del Norte, con paradas en escenarios de juego de Tronos, en la Calzada de los Gigantes, el puente de Carrick a Rede, o varios castillos como Carrickfergus y Dunluce Castle.
Qué ver en Belfast – Mucho por Descubrir
Belfast será sin duda un destino con un gran futuro para el turismo. Aún por descubrir para muchos, ofrece un viaje adaptable a nuestros gustos. Estas son nuestras razones para viajar a Belfast:
Arquitectura
Los edificios modernos de arquitectura del siglo XXI se mezclan con corrientes neoclásicas de finales del XIX y principios del XX formando una guirnalda que engalana todo el centro de Belfast, extendiéndose hasta el barrio universitario de Queens, y hasta los barrios obreros donde las hileras de casas uniformes de los barrios católico y protestante forman una greca en relieve.
El City Hall (ayuntamiento) o el Albert Memorial Clock son estandartes de la ciudad, cuja fisonomía se acompaña de «animales» tan adorables como el Big Fish; espectaculares miradores como el Victoria Square Shopping Centre, o innovadores formas como las del Titanic Museum.
Gente
La amabilidad y calidez de la gente en Irlanda es célebre, pero tiene un tono aún más intenso entre los norteños. Belfast es una ciudad agradable donde siempre hay un guiño, una sonrisa y sobre todo educación y civismo a raudales. En lugares como el mercado de St George’s Market se palpa esa complicidad, mientras nos dejamos llevar por la música, las invitaciones a probar platos típicos de todo el mundo y hacer compras que van más allá del souvenir.
Museos de Belfast
La oferta cultural es intensa, y no sólo parte de las instituciones públicas, volcadas a eventos sumamente interesantes, si no por parte de actores locales como pubs, Street Art, o galerías donde la música es constante y no hay límites para la investigación artística.
Quizá parezca que la aparición del Museo del Titanic ha desplazado a otros como el Ulster Museum, el Jardín Botánico, o el Irish Republican History museum pero nada más lejos de la realidad, ya que ha contribuido a formar un polo museístico de primer orden, al que se ha sumado la recuperación de la Crumlin Road Gaol, la antigua prisión, hoy visitable. Otros que no pudimos visitar pero que quedan para nuestro regreso son el Royal Ulster Rifles Museum, el Northern Ireland War Memorial Museum, el Parlamento de Belfast o el Museo del folclore y el transporte del Ulster.
Titanic Quarter
El inmenso espacio que ocuparon los astilleros navales Harland & Wolff donde centenares de buques fueron botados (cuyos nombres podemos leer a la entrada del museo del Titanic, muchos de ellos con nombres que nos suenan como el SS Catalonian o el SS Iberian) es una de las zonas más novedosas de Belfast.
Ya antes incluso de la remodelación del área, habíamos conocido el proyecto, cuando en 2012 se presentó la propuesta de revalorización del Titanic Quarter, coincidiendo con el centenario del hundimiento del transatlántico. Las fotos que habíamos visto antes de venir no habían hecho si no alimentar las ganas de conocerlo, atraídos más si cabe por las similitudes que muestra con la reconversión de la ría de Bilbao y el museo Guggenheim, vivida en primera mano por el equipo del Giróscopo.
La visita al museo no sólo es una invitación a sumergirse en la historia del Titanic, si no en la de la propia Belfast, explicando como era la ciudad en el contexto de la fabricación del barco «eternamente insumergible».
En la entrada nos esperaban con las invitaciones para recorrer las «tripas» del museo. Pertrechados de la audioguía en español comenzamos el recorrido, pasando por las salas expositivas, y disfrutando de uno de los mejores atractivos de Belfast.
Por si fuera poco, en el Titanic Quarter se han aprovechado sus diques para exponer joyas como el Nomadic, el barco que desde Cherburgo en Francia traía a los pasajeros del continente que se embarcaron en el Titanic en Inglaterra e Irlanda. O como el HMS Caroline, un buque de la Primera Guerra Mundial que participó en 1916 en la Batalla de Jutlandia en la costa de Dinamarca, enfrentando a la pujante Marina Imperial Alemana y a la histórica Armada Real Británica.
Tampoco hay que olvidarse de visitar las gradas del Titanic junto al museo, donde se montaron las estructuras para construir el Titanic y su hermano gemelo el Britannic ; las grúas Sanson y Goliat, gigantescos brazos de hierro; la Dársena del Titanic y estación de bombeo, o las antiguas oficinas centrales de H&W (Drawing Office) donde se dibujaron los inmensos planos de cada parte del Titanic.
Falls Road y Shankill Road. Más allá de los murales
Recorrer los barrios de Falls Road y Shankill Road (el primero católico y el segundo protestante) son mucho más que una ruta por los murales que decoran (o mejor dicho, recuerdan su pasado). Unos días atrás habíamos visitado Derry, donde se produjo el Bloody Sunday y recorrer las hoy tranquilas calles genera una sensación cruda, que como un balancín pasa de perturbar a emocionar.
Incluso para un país golpeado por el terrorismo, es preciso tomar distancia con la percepción del conflicto del IRA en el Ulster. En ambos lados hay gente que sufrió, y las víctimas se reparten. Por ello ante todo cabe ser precavido a la hora de juzgar, siendo lo más adecuado leer o visitar lugares como el Museo del Ulster donde se da una visión más completa de la tumultuosa segunda mitad del siglo XX.
Los murales o la parte del muro que se conserva, conocido como Peace Wall son homenajes vivos, libros abiertos que se han convertido en altares donde locales y viajeros acuden a dejar su apoyo, su firma, sus sentimientos o sus reflexiones sobre la pared que un día separó a gente que se creía diferente entre sí.
Cuando nuestro Black taxi alcanzó el Peace Wall, escolares llegados en autobús formaban un arcoiris de gente que dejaba su testimonio con expresiones de alegría, tristeza, reflexiones de actualidad referenciando el muro de Trump, o simplemente su mirada guardando un pensamiento en forma de huella.
Gente mayor, algunos llegados de lugares tan lejanos como Estados Unidos o Australia se emocionaban frente a las dedicatorias del Peace Wall. Muchos de ellos son descendientes de los millones de irlandeses que tuvieron que migrar a causa de las hambrunas ocasionadas por la carestía y la plaga que arruinó las cosechas de patatas, sustento esencial de generaciones y generaciones de irlandeses.
Para visitar los murales y el resto de puntos de Fallen Road podemos optar por una visita a pie más sosegada y a nuestro ritmo (que requiere dedicar tiempo) o una ruta en taxi negro (Black Cab Taxi Tours) que es toda una experiencia porque obtenemos explicaciones de primera mano de la historia de los años turbulentos de Belfast y de cada uno de los murales.
La cárcel de Crumlin Road Gaol
La antigua prisión de Crumlin Road Gaol es hoy un Centro abierto que explica la historia de la cárcel desde su apertura en 1846 hasta su cierre en 1996. Por aquí pasaron reos de todo tipo, incluyendo a militantes del IRA o paramilitares unionistas. Sus celdas cuentan historias cruentas de torturas y vejaciones, además de ejecuciones en la horca que aún se exhibe.
Barrio de Queens
A apenas veinte minutos andando desde el centro de Belfast, el barrio de Queens tiene como corazón a la prestigiosa Universidad que desde 1849 ejerce de foco formativo de generaciones y generaciones de alumnos. Plantarse delante del edificio Lanyon es un ejercicio de respeto y homenaje a este epicentro cultural. Nosotros pasamos de camino al Ulster Museum y al Jardín Botánico (Botanic Gardens), dos de los lugares que más nos gustaron de la ciudad.
Al Ulster Museum hay que venir sin prisas porque su edificio condensa un recorrido histórico de Irlanda del Norte desde la extinción de los dinosaurios hasta la época de los «Troubles», el conflicto político que vivió Irlanda del Norte. Por sus salas descubrimos mucho del pasado insular, y las conexiones con la España de la Armada Invencible, que con el naufragio del buque Girona en las costas norirlandesas ocupa un espacio destacado.
Por si fuera poco las exposiciones temporales exhiben propuestas de gran interés. Nosotros disfrutamos de una sobre grabados de Goya y otra sobre trazos de Miguel Ángel.
La Belfast de tiendas
En 2008 en el marco de remodelación del centro de Belfast se finalizaron las obras de Victoria Square, un gigantesco complejo comercial que gracias a la cúpula transparente de su mirador, se ha convertido en uno de los reclamos y «faros» turísticos de la ciudad. En uno de los lados está la calle Ann Street, de la que como canales parten callejones hacia su hermana paralela, High Street. Estos pasadizos, llamados Entries son estrechas calles con encanto, donde podemos descubrir un mural secreto, o la entrada a un pub o restaurante de moda. Algunos de los más conocidos son Joys Entry o Pottinger’s Entry.
Pubs y ambiente de Belfast
Es imposible resistirse al encanto de los pubs de Belfast, «habitados» por gente que parecen cuentacuentos de mitos, historias y leyendas. Siempre abiertos a un brindis y a una amena charla, la gente es encantadora. Otro de los atractivos es que incluso en los más conocidos y concurridos no notamos la sensación de que son escenarios de cartón piedra fabricados para los turistas como en otras ciudades donde la gente local no acude.
The Crown Liquor Saloon, The Robinson o The Duque of York son instituciones pero hay tantos que podemos elegir a nuestro gusto. Una de las zonas de marcha más auténticas e imprescindibles es el barrio de Cathedral Quarter, y en concreto el callejón de Commercial Court es un museo al aire libre donde los bares son una invitación a sacar fotos por dentro y por fuera. Uno de los puntos más mágicos de la calle es el patio de un aparcamiento que esconde murales satíricos de la vida irlandesa, y donde lo mismo descubrimos a músicos, actores, políticos y personalidades varias.
Top 10 – Lo imprescindible de Belfast
– Titanic Quarter con el Museo, los astilleros de H & W , el Nomadic y el HMS Caroline
– El barrio de Queens con la universidad, el jardín botánico y el Museo del Ulster
– El Centro Histórico con el City Hall
– Los pubs de Belfast de Cathedral Quarter
– El ambiente de St George’s Market
– Los murales de Falls Road y Shankill Road, el Peace Wall y la cárcel de Crumlin Road Gaol
– El Albert Memorial Clock Tower, skyline de Belfast
– La magia del callejón de Commercial Court con sus pubs y murales
– Decenas y decenas de murales en las paredes de las casas
Consejos
Belfast ofrece mucho más de lo que incluso las guías o la propia oficina de turismo destaca. Hay rincones artísticos de carácter callejero que nacen y mueren. Graffitis que pasan de una pared a otra, transformados cuando un edificio se derrumba para construir otro. Es frecuente que al volver la vista atrás descubramos una mirada, una fotografía, un mural escondido o un rayo que ilumina un edificio que hace un instante había pasado inadvertido.
Como una escapada de fin de semana sabe a poco, nosotros recomendamos al menos tres días enteros para conocer Belfast, disfrutar de sus monumentos, de sus parques, de su calidad humana, vivir con calma la ciudad charlando con la encantadora gente local en los pubs, o simplemente caminar sin rumbo porque seguro que llegamos a algún punto interesante. Por otro lado no hay que olvidar que si tenemos interés por las visitas culturales e históricas, o incluso por los tours guiados, nuestra estancia se debe alargar para no perdernos nada. Por ejemplo, la visita al City Hall dura algo más de una hora, la de la cárcel Crumlin Road Gaol 70 minutos, la ruta en Taxi Black Cab uno hora y media aproximadamente, o el Museo del Ulster casi dos horas leyendo pacientemente los paneles.
Os recomendamos llevar un adaptador de enchufe inglés a europeo porque si bien es cierto que en la mayoría de los hoteles tendrán uno en recepción, es mejor ser precavido.
Cuidado también con el sentido de conducción a la hora de cruzar los pasos de cebra, mejor mirar a los dos lados hasta que nos acostumbremos.
Dónde dormir en Belfast – Alojamiento
Con el cambio de aires y la llegada del turismo a la capital de Irlanda del Norte han ido apareciendo nuevos hoteles para todos los bolsillos, que permiten escoger nuestra morada donde dormir. Nuestra recomendación es el Hotel Bullitt, un hotel 4 estrellas moderno, al estilo urban, muy céntrico y con mucha marcha en su restaurante pub. No debéis perderos su cerveza artesanal.
Otros hoteles en Belfast
Rutas por Irlanda del Norte
Belfast es la ciudad perfecta para hacer excursiones de un día al resto de Irlanda del Norte. Nosotros llevamos a cabo varias rutas por la Costa, incluyendo la Calzada de los Gigantes, el puente de Carrick a Rede, las localizaciones de juego de Tronos (como el Bosque de Dark Hedges), la destilería de Whiskey de Bushmills o pueblos con encanto como CarrickFergus, Ballintoy o el castillo de Dunluce.
Tours en Belfast y por el resto de Irlanda del Norte
Es imposible no acabar agradeciendo a Visit Belfast (personificado en Fiona Liversidge de la oficina de turismo ) que ha coordinado las visitas al Ulster Museum al Titanic Experience, al City Hall, al Crumlin Road Gaol, sin olvidar las excursiones por el resto de Irlanda del Norte.
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Lili
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Bonito y quiero ir a Belfast, me gustó mucho
El Giróscopo Viajero
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Hola Lili! Belfast, Irlanda del norte y toda Irlanda en general son sensacionales para un viaje. Un destino sensacional!!
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