
En sólo una semana en Bangkok viviremos escenas que se repetirán a lo largo de nuestro viaje por Tailandia, en ciudades como Ayutthaya, Chiang Mai, Chiang Rai o Lampang. Porque Bangkok contiene una gran parte de lo que define al país asiático y a la forma de vida de su gente. Innúmeros templos, mercados diurnos y nocturnos, puestos de comida callejeros, calles animadas, y carreteras llenas de un tráfico continuo de coches, motos y tuk tuks.
Bangkok, la capital de Tailandia es el punto de partida y el punto final de este viaje. Una megalópolis impresionante que parece no tener horizonte, con altísimos rascacielos, con gente por todas partes, a cualquier hora. Siempre en movimiento, Bangkok es una urbe que parece que nunca se acuesta. Su territorio está atravesado por el río Chao Phraya y por canales que definen la vida de muchos barrios, por cientos de arterias por las que desfilan toda suerte de vehículos a todas horas. Aunque también está salpicado de parques donde encontrarse con la naturaleza y templos donde buscar sosiego.

Y, a pesar de que una de las primeras impresiones de la ciudad es de movimiento infinito y caos, a lo largo de los días que la habitaremos, confundiéndonos con sus habitantes, comenzaremos a comprender mejor su funcionamiento. Y llegaremos a la conclusión de que Bangkok no es tan caótica como parece, y tiene su propia lógica.
Al igual que sus habitantes que, a falta de intercambiar apenas palabras – por el poco dominio del inglés -, observándolos, aprendimos mucho sobre su forma de ser. Lo que está claro es que es necesario tiempo y paciencia para empezar a entender un país.

Empieza pues nuestra ruta por la mítica Bangkok, llegamos con la imagen que tenemos de las películas. Veremos si se corresponde con la realidad. Pasaremos por los monumentos más conocidos – como el Palacio Real, el Wat Arun o el Wat Poh -, por sitios turísticos, pero intentaremos, en la medida que podamos, conocer la metrópoli desde dentro, adoptando el punto de vista de sus habitantes. Convirtiéndonos, por sólo unos días, en uno de ellos.
DÍA 1
Del aeropuerto al centro de Bangkok en metro

Nos encontramos con una ciudad moderna, avanzada, donde parece funcionar todo de forma ordenada. Esa es nuestra primera percepción en el inmenso aeropuerto internacional de Bangkok, donde hay eficaces funcionarios y trabajadores por todas partes haciendo algo – en Tailandia siempre hay mucha gente faenando por todas partes -. Pasamos el arco para extranjeros de forma extremadamente rápida y fácil.
Y el siguiente paso es cambiar algo de dinero en los puestos de cambio (para informaciones prácticas sobre viajar a Tailandia, ver el artículo que hemos escrito). Y dirigirnos al metro, que nos sorprende por su modernidad, su orden y limpieza y porque no está extremadamente concurrido. Observamos a la gente, tranquila, silenciosa. Hay muchos jóvenes, modernos, la mayoría con sus mochilas con peluches colgados. Sentimos que ya comenzamos a mimetizarnos con los lugares, con la gente. Pronto también colgarán peluches de nuestras mochilas.

Nos quedaremos una única noche en Bangkok antes de iniciar un viaje hacia el norte de Tailandia, siguiendo una ruta creada por mochileros hace muchos años. Así que apenas tenemos tiempo para empaparnos de la ciudad. Lo justo para alucinar con su tráfico, sus mercados nocturnos y uno de sus templos.
Bangkok nocturno

Aunque cansados y con jetlag, nos aventuramos en la noche de Bangkok. La ciudad está hermosa llena de luces, viva. Desde el hotel tenemos vistas del movimiento de las calles y de los altos edificios iluminados. La noche es una ocasión para admirar Bangkok desde cualquiera de sus rascacielos más altos, algunos de los cuales proponen cenas a precio elevado para lo que es Tailandia. Parece que vale la pena, aunque desde edificios más bajos también podemos disfrutar y asombrarnos con las panorámicas nocturnas de esta metrópoli.
El tráfico de Bangkok
Una de las primeras impresiones que tenemos de Bangkok, y que se repetirá en el resto de Tailandia, es de sorpresa ante el tráfico denso y continuo. Coches e infinidad de motos por todas partes, también tuk tuks – estos últimos a toda velocidad, lo que no nos anima a cogerlos -. Es difícil cruzar las carreteras, ya que no siempre se respetan los semáforos. Menos mal que hay bastantes pasos elevados para peatones, algunos enormes.
Con la experiencia, terminaremos entendiendo cómo funciona. Sólo hay que seguir a los locales, parar un poco el tráfico y ¡sálvese quien pueda!. Los conductores saben que es así y, en general, están atentos. De todos modos, hay que tener ojos por todas partes.

Un buen ejemplo es la calle de nuestro hotel de Bangkok, por la que pasamos a pie a diario. No tiene apenas acera, sólo puestos de comida y un tránsito incesante. Y lo asombroso es que nadie parece darse cuenta. Es un caos que funciona.
El mercado nocturno de PatPong
Sin quererlo llegamos a uno de los muchos mercados nocturnos de Bangkok y de Tailandia: el PatPong, lleno de puestos de comida y de ambiente. Aunque a lo largo de las siguientes semanas pasaremos por numerosos mercados y tenderetes, esta imagen nos deja con la boca abierta.
La cantidad de gente cocinando, comiendo, el colorido, la variedad de las comidas, de los olores – algunos que nunca habíamos olido -. Los sentidos se despiertan y se asombran. Más cuando probamos por primera vez un plato tailandés: el clásico pad thai: ese afortunado salteado de fideos de arroz, huevo, salsa de pescado, brotes de soja, camarones o pollo y cacahuetes picados.

Con un regusto agradable, nos levantamos de las mesas situadas entre los puestos para regresar a estos en busca de más comida. Un ritual que se repetirá todos los días. Pinchos de carne, rebozados varios, sopas, …la oferta es grande y tentadora. Entre chiringuito y chiringuito, señores con carteles nos ofrecen ir a espectáculos que tienen lugar allí detrás, desde donde chicas jóvenes se asoman con poca ropa. Parecen más espectáculos que prostitución; sabemos que ésta existe en Tailandia – como en todas partes -. Pero no volveremos a ver estas escenas en ningún barrio más durante nuestra estancia en Bangkok.
DÍA 2
Parada en el Mercado de las Flores de Bangkok (Pak Khlong Talat)

Bangkok amanece y nos da la impresión de que no se ha dormido. Llegamos en metro al célebre mercado de las flores, cercano al templo Wat Po. Nos llama la atención su bonita entrada decorada con flores y, sobre todo, la tranquilidad que se respira.

Así que hacemos la primera parada del día para desayunar: teníamos ganas de descubrir los ricos batidos tailandeses hechos con frutas tropicales y batidos con hielo. Elegimos un smoothie de mango y nos sentamos tranquilamente, a pesar del trajín que hay en sus puestos, con carros con cestos, bicicletas y motos que se cruzan por sus calles.
Visita del Wat Po, el templo del Buda reclinado

No nos paramos demasiado en el mercado de las flores, pues será nuestro único día en la capital. A nuestro regreso a Bangkok del viaje por Tailandia, lo veremos con más calma. Ahora nos espera nuestro primer templo budista, aunque creo que veremos unos cuantos por toda Tailandia, ya que el país tiene nada menos que 40 mil “wats”. Así es como se conocen los templos budistas.
Se convertirán en uno de nuestros lugares favoritos. Magníficos, bellamente decorados, coloridos, cuidadísimos, lugares donde se confunden locales y extranjeros. Unos orando, los otros contemplando. La fascinación se apodera de nosotros nada más entrar en cualquier complejo templario.

El primer templo que visitamos en Bangkok (y Tailandia) es el más antiguo y grande de la capital: el célebre Wat Pho o Wat Phra Chetuphon. Es conocido como el Templo del Buda yacente, porque alberga una de las estatuas de Buda más grandes de Tailandia. Está en pleno corazón de la capital, cerca del Gran Palacio.
Es de una belleza espectacular, cualquiera de sus rincones es cautivante. Pasaremos nuestra primera jornada en Tailandia dando vueltas por este área de más de 80 mil metros cuadrados. Contemplando los chedis decorados con cerámica de colores que trepan hasta los cielos, las decoraciones de fachadas, techos y puertas, las estatuas, atravesando patios con dorados Budas sentados, pequeños jardines y hasta un parque,…Porque los árboles y la vegetación engalanan también el Wat Po, al igual que los farolillos de colores que cuelgan por todas partes.

Llegamos a la capilla del Buda reclinado, éste nos impresiona con sus 46 metros de largo y sus 15 metros de alto. Siguiendo una fila de gente lo rodeamos hasta llegar a sus pies, cuyas plantas tienen elaboradas imágenes de nácar.
Tras mucho tiempo caminando en el recinto del Wat Po, decidimos parar para beber y comer algo en el mercado adyacente. Lo cierto es que es difícil aguantar demasiado tiempo el calor sin descansar ni beber.
Mercado diurno del Wat Po

El mercado diurno junto al Wat Po es una copia del nocturno de PatPong . También aquí los puestos de comida se multiplican y puedes sentarte en mesas que hay en muchos puntos para degustar las delicias de la gastronomía tailandesa. Este mercado se convertirá en nocturno cuando caiga la tarde, mostrando esta actividad ininterrumpida de los mercados tailandeses.

Atardece en Bangkok
El atardecer ilumina el Wat Pho, resaltando su belleza, así que alargamos la visita. Pero antes de que se vaya el sol acudimos a uno de los lugares más emblemáticos para ver los atardeceres de Bangkok: a orillas del Río Chao Phraya, donde se concentran numerosas personas. En frente, ya en el barrio de Thon Buri, la silueta de otro de los templos más importantes de Bangkok: el Wat Arun, con su arquitectura de estilo jemer única en Tailandia.

La noche se va instalando en la ciudad que nunca duerme, las luces de los edificios iluminándose. Muchos ya están disfrutando de los mercados nocturnos o del skyline de la capital desde cualquier mirador.
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DÍA 3
El Parque Lumpini y los lagartos gigantes

Este atardecer se funde con otros que hemos visto en las dos semanas y pico de viaje por el norte de Tailandia. Tendremos unos días ahora en Bangkok para seguir conociendo la capital.
Comenzamos por el distrito centro, donde está el Parque Lumpini, uno de los más grandes de la capital, mandado construir por el rey Rama VI hace unos 100 años. Allí acuden los corredores a buscar frescor y los practicantes de tai-chi tranquilidad.
Nosotros llegamos atraídos por los lagartos gigantes que lo habitan. Y no se hacen esperar. Surgen sigilosos del agua para pasear por tierra firme, ignorando a los paseantes. No nos acercamos demasiado porque dicen que pueden morder, pero los seguimos un buen rato, estudiando su comportamiento.

También el de la gente que por allí pasea, tranquila, sin prisa. Ahí está la línea de rascacielos del centro, un ejemplo de los muchos que hay en la capital. Desde la paz de Lumpini somos ajenos a esta enorme urbe y su tráfico incesante.
Mercado de Pratunam

Volvemos a ese caos cuando la noche nos envuelve en el barrio Ratchathewi, donde está el Mercado de Pratunam y la Torre Baiyoke. Como es imposible cruzar la carretera, atravesamos el puente peatonal hasta el Mercado de Pratunam, unido al Centro Comercial Platinum. Desde lo alto del puente se aprecia bien la circulación desenfrenada.
El Mercado de Pratunam está en un edificio cerrado. Es un auténtico laberinto de tiendas de todo tipo de productos que, al parecer, tiene un ambiente más relajado de día. En seguida salimos de allí algo agobiados, aunque nos agobiamos más en los puestos de comida que hay en el exterior. Sobre todo por el gentío mezclado con motos y coches.
Preferimos el espectacular Mercado de Chatuchak que, aunque también laberíntico, posee un espacio enorme que permite hacer compras más relajadamente. Además, ¡hay de todo!.
La Torre Baiyoke

Al salir del Mercado de Pratunam, nos ponemos a los pies de la postmoderna Torre Baiyoke. Desde la acera es espectacular, la miras por la noche, iluminada, magnífica y te cuesta alcanzar a ver el último piso de uno de los edificios más altos de Tailandia (con la antena alcanza 328 metros). El tercero de Bangkok: nada menos que 88 plantas posee este hotel rascacielos, el más alto del Sudeste asiático.
Un mirador panorámico en la planta 77 y una terraza giratoria en la planta 83 ofrecen vistas fantásticas de la ciudad de Bangkok al atardecer o de noche, momento que se convierte en una ciudad de película.
DÍA 4
Visita del Palacio Real de Bangkok (Na Phra Lan)

Un nuevo día en Bangkok dedicado en parte a visitar el Palacio Real, un conjunto sublime, espectacular. A la antigua residencia real se une el templo de Wat Phra Kaew, el más sagrado del país por ser símbolo del poder real. El rey Rama I deseaba superar el esplendor de los de Sukhotai y Ayutthaya. El resultado es una maravilla cuya arquitectura nos recuerda en seguida al Wat Pho. Si hubiéramos comenzado la visita en el Palacio Real, nos hubiese cautivado todavía más.
Lo peor es que en la visita nos arrastra una marea humana a la que, sin embargo, acabas acostumbrándote, y la gente pasa a servirnos de modelo fotográfica. Son necesarias unas horas para disfrutar de todas las partes de este extraordinario complejo rodeado por 1900 metros de murallas. La visita al Palacio Real de Bangkok es una sucesión infinita de fotografías de edificios, decoraciones, estatuas talladas y jardines. Una de las joyas es el Salón del trono Dusit, cubierto por un tejado de cuatro niveles.

Y, por supuesto, el Wat Phra Kaew, con sus chedis magníficos, sus mosaicos, los murales pintados, las torres (prangs), la Capilla del Buda Gandharara, o los impresionantes gigantes (yaksha) que custodian las puertas. Y, por supuesto, el edificio más sagrado: el Bot, que alberga al bellísimo Buda Esmeralda tallado en un solo bloque de jade – no de esmeralda -, que sorprende por su pequeño tamaño (66 cm). Llaman la atención también el edificio de la biblioteca (Phra Mandop), o el impresionante Phra Si Rattana Cheddi, cubierto de tejas doradas.
Cuando el Palacio Real iba a cerrar, nosotros todavía estábamos disfrutando de tantas maravillas juntas.
Nota: no hay que olvidar ir vestido de forma «apropiada», cubriendo piernas y hombros. Desde la entrada del metro ya hay comerciantes vendiendo los típicos pantalones de elefantes que convierten a los visitantes en gente con un mismo uniforme.

Es recomendable descansar a ratos. La Galería Ramakien con sus 178 paneles que representan la historia del Ramakien es fascinante y se está al fresco. Conviene también tomar una bebida refrescante en el único café que hay en el complejo.
El Barrio Chino. Fiesta del Año Nuevo Chino en Bangkok

La noche es la aliada de la Fiesta del Año Nuevo Chino de Bangkok, pues la Yaowarat Road, arteria principal de barrio Chino, se cierra al ruidoso tráfico, cediendo su espacio a cientos de puestos de comida, de ropa y múltiples objetos. Y se ilumina con luces de neón y grandes linternas, mientras la recorre una larga serpiente de luces y colores.
Apenas se puede andar en el animado Barrio Chino de Bangkok, situado al lado de la Ciudad Antigua. Nos cuesta avanzar y llegar a una plaza peatonal cercana a un bonito templo; hay mesas, bares y música en directo. Un buen lugar en el que terminar el día, antes de que el tráfico vuelva a conquistarlo la mañana siguiente.

Aún regresaremos otro día al Barrio Chino para ir de compras a alguna de las numerosas casas-tiendas que hay en Sampeng Lane, esas avenidas que corren paralelas a Yaowarat Road. Y para disfrutar de los platos chinos, que tanta fama tienen en la capital mundial de la Street food.
DÍA 5
Mercado de las flores (Pak Khlong Talat)

Un nuevo día en Bangkok en el que regresamos en metro a la Ciudad Antigua para visitar el Wat Arun, situado en el barrio de Thon Buri, a orillas del río Chao Phraya. Aunque nos acercamos primero al mercado de las flores, un buen lugar donde desayunar tranquilamente en otro día de calor en Bangkok. ¡Qué bueno empezar el día con un buen batido de frutas! – sabemos que los echaremos de menos cuando se termine este viaje.
Recorremos después los puestos de verdura y fruta en el mercado de las flores. El caos aparente y el ajetreo es constante: pasan bicis y motos cargados de mercancía que nos dejan boquiabiertos. Es un mercado cubierto y, sin embargo, circulan vehículos. Este trasiego interminable lo veremos en todos los mercados y puestos de Tailandia. Siempre hay algo que hacer, aunque apenas veamos clientes. El trabajo de los tailandeses es continuo, reposado. El tiempo pasa más despacio en el país debido al carácter pacífico de sus habitantes.

El Mercado de las flores de Bangkok esta abierto las 24 horas del día, 7 días a la semana, y es el más grande de Tailandia y del mundo. Aunque estamos en una pequeña sección y hoy no es el día de las flores tailandesas locales. Para eso hay que venir otro día para ver jazmines, gerberas, orquídeas, lirios, rosas, flores de loto,…que le dan un gran colorido al mercado.

Pero vemos algo algo realmente interesante: los arreglos florales que se venden para ofrendas a Buda. Millones de tagetes componen bonitas guirnaldas que representan la humildad y la sabiduría. Contemplamos el trabajo de manos hábiles que cosen a las guirnaldas las flores y botones florales de jazmín. Es el arte del Phuang Malai. También están los Baisri, ofrendas con forma de cono realizadas con crisantemos sobre hojas de plátano y pandano. Nos llevaremos una pequeña guirnalda de recuerdo, que se secará manteniendo el colorido durante un tiempo.

Templo Wat Arun
En metro se llega en seguida al barrio de Thon Buri, aunque también puede hacerse en barco. Numerosas personas se dirigen al Wat Arun vestidas con elegantes trajes tradicionales, acompañados de fotógrafos. En las calles aledañas a uno de los templos más visitados de Bangkok, hay negocios dedicados al alquiler de trajes. El Wat Arun merece esa vestimenta: un recuerdo ante un templo de una belleza espectacular.

Se alza imponente a la luz del mediodía con sus impresionantes 79 metros de altura y su elaborada decoración de porcelana china de colores. Es un monumento de estilo jemer con un prang central y cuatro secundarios rodeándolo, que simboliza las cosmología budista hindú.
La subida a los prangs es empinada y todos los niveles están ocupados con gente haciéndose fotos. Desde lo alto hay vistas de otras zonas del Wat Arun, del Río Chao Phraya, así como del Palacio Real y del Wat Pho.
Aunque agobia tanta gente y tanto calor, el imán del Wat Arun nos retiene un poco más, con lo que nos hacemos con una colección de fotos fantástica.

Comer cerca del Wat Arun
Nos alejamos de la muchedumbre, volviendo sobre nuestros pasos hasta un pequeño café-bar tranquilo. Nos apetece sentarnos a descansar después de la intensa visita al Wat Arun, en lugar de buscar comida en un puesto. Un sencillo pad thai y un khao soi son suficientes; después café del norte o thai tea.
Desplazarse en taxi-barco por el río Chao Phraya

Para regresar, cogemos el taxi-barco por el río Chao Phraya, la gran arteria de transporte de personas y mercancías de Bangkok. A todas horas hay un tráfico incesante de pesadas y veloces barcazas y transbordadores. Una ocasión para ver Bangkok desde el agua.
El Chao Phraya express es el transporte público que toma la gente, la forma más fácil y barata de moverse y llegar a su destino. Mientras que para nosotros supone además un paseo por el Chao Phraya. La velocidad que alcanzamos es muy grande: vemos pasar el Palacio Real y el Wat Pho a cámara rápida. Desembarcamos con algunos de esos habitantes que se mueven día a día por el río Chao Phraya, con la sensación de que este paseo ha sido demasiado veloz.

De compras en Bangkok
Kaosan Road, la famosa calle de los mochileros

Tras el paseo en barco, nos acercamos a la calle Kaosan Road, un buen lugar para comer y hacer buenas compras en Bangkok. Es conocida por gran parte de los mochileros que han pasado por la ciudad asiática. La buscaban ya desde los años 1970 por los buenos precios del alojamiento. En ella hoy se concentran hoteles, bares, restaurantes, tiendas y locales de masajes.
Buscamos un restaurante para comer y beber un buen batido, y luego nos sentamos en un café tranquilo viendo pasar a los turistas. En los puestos y en las tiendas encontramos algunos regalos. Se agradece que no haya apenas tráfico, sólo alguna moto de vez en cuando, ya que en muchos mercados de Bangkok hay que aguantar todo tipo de vehículos.

Kaosan road es un lugar animado día y noche, ideal para tomar algo, aunque sientas que se acerca más a una ciudad europea que tailandesa.
Centros comerciales de Bangkok
Aunque no somos aficionados a los centros comerciales, reconocemos que hemos pasado por unos cuantos en este viaje por Tailandia. Y en Bangkok hay muchos. Un poco para huir del calor y para hacer algunas compras, aunque para esto lo mejor son los cientos de puestos y mercados que hay en la ciudad.
DÍA 6
El Mercado de Chatuchak, el más grande de Tailandia

Un día antes de partir de Bangkok y Tailandia, madrugamos para acudir al mercado de Chatuchak, el más popular de los mercados de Bangkok. Los fines de semana está dedicado únicamente a souvenirs. Una vez llegamos en metro al norte de la ciudad, no podemos hacernos una idea de toda esa extensión que ocupa: 140 mil metros cuadrados y 15 mil puestos. Unas cifras impresionantes las del más grande mercado de Tailandia.
Dedicamos el día a Chatuchak, nos metemos en ese dédalo de pasillos estrechos que tiene cada nave, y sólo visitamos una mínima parte. Nos paramos sin prisa en puestos de productos artesanales de coco, tejidos, cerámica de Lampang, maletas, bolsos, llaveros,…El ambiente es espectacular sin ser demasiado agobiante.

Charla con los comerciantes, paradas en puestos de batidos o una visita a una cafetería para tomar un café helado o un thai tea para huir del calor. Menos mal que el mercado de Chatuchak es en buena parte cubierto y allí dentro se está más fresco.
Para comer, más que los grandes restaurantes al aire libre donde desfila la gente sin parar, optamos por un micro restaurante en un pasillo perdido donde comen los locales. Una de nuestras opciones favoritas en este viaje.
Necesitaremos una maleta grande para meter todo lo que hemos comprado, productos de recuerdo, regalos para todos.
Cena en un restaurante local

Frente al hotel hay un restaurante con terraza en el que parece haber solo locales. En todas las mesas hay un fuego con una olla donde se pueden poner verduras, pasta, carnes y pescados. Una forma curiosa de cenar que nos satisface.
DÍA 7
En barco por los canales de Bangkok (khlongs)

En nuestro último día en Tailandia nos vamos a navegar por los canales de Bangkok. Para comprender el carácter fluvial de la ciudad, además de conocer el río Chao Phraya, es interesante subirse a una barca-taxi que surcan alguno de sus muchos canales. En el pasado, la ciudad estaba atravesada por una densa red de khlongs (canales) a causa de su geografía pantanosa, por los cuales circulaba la mayor parte del tráfico. Incluso había mercados flotantes, que todavía existen.
Sin embargo, muchos de los khlongs de la conocida como “Venecia de Oriente” se drenaron y rellenaron con tierra para construir carreteras. Pero al oeste de la ciudad se concentran unos cuantos que se utilizan todos los días para transportar a los ciudadanos.

No hemos ido en la tradicional barca turísticas de cola larga (long tail boat) que recorre los pintorescos klongs del barrio de Thon Buri – más conocidos y turísticos -. Sino que hemos optamos por la barca que se utiliza como transporte público en la zona del centro histórico y llega al barrio Bang Kapi. Una opción más barata que nos acerca a los ciudadanos de Bangkok.
Así que salimos del muelle de Asok y navegamos por el Canal Saen Saeb (que comienza en el muelle Sukhumvit Soi 3 hasta la terminal en Panfa Leelard). Hay que estar atento para cambiar de barco en Pratunam.

En el camino vimos casas sobre pilotes y pequeños embarcaderos. Y pasamos por el Parque Pathum Wananurak y la Casa-Museo de Jim Thompson – el empresario norteamericano más célebre de Tailandia por recuperar el arte de tejer la seda -. Este edificio es una de las casas tradicionales tailandesas mejor conservadas del país.
El canal no es tan bonito como los de Thon Buri, pero es un interesante paseo para conocer donde vive alguna gente en Bangkok y descubrir otro elemento de la naturaleza fluvial de la ciudad.
Nuestro destino final: el muelle situado cerca del Golden Mount.
La Colina Dorada de Bangkok (Golden Mount) y el Wat Saket

Es todavía temprano y el Golden Mount está tranquilo, por lo que aún nos demoramos y tomamos nuestro té tailandés diario en un pequeño restaurante local de enfrente. El Golden Mount es la colina dorada artificial de Bangkok sobre la que se encuentra uno de los templos más antiguos: el Wat Saket. La visita será un auténtico placer, un recorrido en ascensión con 318 escalones en espiral, densa vegetación, cascadas e imágenes de Buda. A lo largo del mismo tocamos las campanas y un gran gong antes de llegar a la cima – es parte de un ritual budista para eliminar las pasiones mundanas -.

En lo alto está el Wat Saket, una pagoda de 77 metros de alto. En la sala de ofrendas los fieles realizan sus rituales frente a imágenes de Buda. Por unas escaleras estrechas se llega a una terraza panorámica donde se encuentra la bella estupa dorada. Desde allí las vistas de Bangkok son magníficas: barrios interminables, templos y una línea de rascacielos que se difuminan en el horizonte bajo una neblina mezcla de calor y contaminación.
Nos quedamos un buen rato contemplando la ciudad y a la gente dando vueltas en torno a la estupa, como parte de un ritual.
El Wat Suthat

A un paso de la Colina Dorada, está el Wat Suthat, con el wihan (santuario con una imagen de Buda) más grande de Bangkok. Alberga también unos bellos murales que describen la cosmología budista (el Traiphum). Llaman la atención las puertas de teca talladas de 5,5 metros, y el claustro tiene nada menos que 156 imágenes de Buda.
En la plaza están los restos del Columpio Gigante de teca roja de 20 metros de altura, que se utilizaba en ceremonias brahmánicas. Fue reemplazado por otro muy bello, en madera de teca centenaria.

Reina un silencio agradable al atardecer. Paseamos por el recinto, sus espacios ajardinados, para mirar el templo desde perspectivas diferentes. Y entramos para contemplar el monumental buda de bronce de 8 metros de altura.
Una librería encantadora: Passport Bookshop

En busca de un lugar donde descansar y beber algo, a 2 minutos del Wat Suthat, descubrimos una encantadora librería en la que nos recibe un gato: la Passport Bookshop. Buena señal, ya que adoramos a estos seres. Un oasis en la ruidosa Bangkok, una librería café que lleva una pareja amante de los gatos…y de los libros, claro. Con su cálida acogida nos invitan a buscar libros de autores locales e internacionales. En el espacio del piso superior hay mucho libro interesantes, y en las escaleras numerosas postales que envían viajeros que pasaron por aquí desde muchos rincones del mundo.
Tras una deliciosa pausa con sabor a té tailandés -y, para quien quiera, de tartas o dulces varios – encontramos libros de tailandases que hablan sobre Tailandia. Uno de ellos se vendrá con nosotros, sedientos de saber más sobre el país.
Despedida de Bangkok, Tailandia

Nos despedimos de Bangkok cargados de souvenirs, pero no sólo materiales, sobre todo de momentos. Fue aquí donde comenzó nuestro viaje y donde termina. Hemos contemplado el país con nuestros ojos, echando de menos la compañía de los locales y unas charlas más profundas con los que hubiéramos aprendido mucho más.
Ha sido pues una mirada desde el exterior, pero queriendo acercarnos lo más posible al modo de vida del lugar, mezclándonos con la gente, comiendo donde ellos comen, viajando horas en tren y en autobus con ellos, levantándonos con respeto cuando sonaba el himno, probando su café, su té y una buena parte de sus especialidades gastronómicas. Dejando que masajeasen nuestros cuerpos cansados, desentrañando los secretos de los célebres masajes tailandeses.

Nos hemos divertido en fiestas y festivales. Y en Bangkok hemos ido a algunos de los templos más bellos y conocidos, nos hemos arrodillado a orar con sus habitantes, hemos estado en sus mercados nocturnos y diurnos. El metro nos ha llevado a diferentes puntos de la ciudad, y las barcas a navegar por el río Chao Phraya. La gente fue amable y sonreía cuando superaba su timidez. Tendremos que regresar porque Bangkok es una ciudad inmensa que todavía nos guarda muchas sorpresas. Será de nuevo el punto de partida para viajar por Tailandia, la de las playas, la del este y la del norte lejano.

Informaciones prácticas
Hemos escrito un artículo con informaciones prácticas sobre “Viajar a Tailandia”, por lo que aquí describiremos algunos elementos someramente.
Cómo llegar a Bangkok, Tailandia
Para llegar en avión desde Europa, hay que hacer escala en países que están a medio camino como Turquía u Omán. Desde el aeropuerto, lo mejor es llegar en metro al centro, ya que funciona muy bien. También es muy práctico pedir los servicios de un vehículo privado con chófer, mejor un Grab que un taxi, para lo que hay que descargar su aplicación.
Cómo moverse en Bangkok

Nosotros hemos utilizado sobre todo el metro, ya que funciona muy bien y llega a gran parte de los lugares más interesantes que ver en Bangkok. Pero también el Grab y los barcos-taxi. Mucha gente utiliza el tuk-tuk, pero a nuestro parecer van demasiado rápido y el tráfico es demasiado denso. Hemos de decir que también hemos caminado mucho por la ciudad, descansando cuando nos afectaba el calor y el agotamiento.
Comer en Bangkok, Tailandia

Comer en Bangkok no es un problema. Hay puestos de comida por todas partes, y aunque dicen que los reyes del street food están en el Barrio Chino, hemos encontrado comida rica en muchos lugares. En los mercados diurnos y nocturnos se concentran los puestos y suele haber mesas para sentarse. Es una de las mejores formas de impregnarse de la forma de vida tailandesa.
Nosotros también optamos por pequeños restaurantes locales, para acercarnos todavía más a la gente de la ciudad y probar cualquier especialidad desconocida.
Puestos de batidos de frutas tropicales y de té tailandés

Los batidos (smoothies) se convertirán en nuestras bebidas favoritas en este periplo por Tailandia. Por lo deliciosas que están las frutas tropicales y porque se mezclan con hielo, haciéndolos aún más refrescantes.
De mango, plátano, coco, piña, fruta de la pasión,…estos son algunos de nuestros batidos predilectos. Y claro, el Thai tea, el té helado tailandés, servido con leche y azúcar. Un sabor nuevo, delicioso que incorporamos a nuestras bebidas tailandesas, aunque lo preferimos con poco azúcar – suele pedirse en porcentaje: está bien un 25% -.
Masajes en Bangkok, Tailandia

Los masajes en Tailandia son un auténtico placer: de pies, de espalda y cuello, o el tradicional masaje tailandés (nuat paen boran). Hemos probado todos ellos a lo largo de nuestro viaje por Tailandia, que nos proporcionaron momentos relajantes. Aunque hay que decir que el masaje tailandés, al estar relacionado con la acupuntura china, es ligeramente doloroso. Pero esa combinación perfecta de yoga, reflexología y acupresión tiene unos efectos reparadores.
Creo que hasta nos hemos vuelto adictos a los masajes. Y en Tailandia es tan fácil encontrar masajistas profesionales en espacios cerrados con camillas silenciosas con una música suave. ¡Y en la calle!. Es habitual ver filas de camillas con extranjeros extasiados por los masajes en las calles y plazas de Bangkok y de cualquier ciudad y pueblo de Tailandia. Los habitantes acuden asiduamente a casas de masajes vigorizantes.
El clima en Bangkok, Tailandia

Hace calor, aunque no excesivamente. Estamos a principios de enero y es temporada seca – de noviembre a abril -, y las temperaturas son agradables, aunque altas, los días soleados. Como pasamos el día fuera andando bastante y visitando monumentos, solemos parar numerosas veces para hidratarnos en puestos callejeros.
Por otra parte, no llueve como en la Estación de lluvias. De hecho, no lloverá nada en absoluto a lo largo de este viaje por Tailandia.
Por lo que, cuando regresemos y pasemos en Bangkok varios días, el gobierno habrá aconsejado el uso de mascarilla porque la calidad del aire rozará cotas peligrosas. Y, no sólo por la contaminación a causa del tráfico, sino sobre todo por la quema de los campos por parte de los agricultores para preparar la tierra para el siguiente ciclo de cultivo. Algo que hacen los países asiáticos de esa zona, lo que produce contaminación. En Tailandia se prohibe este año la práctica, por lo que el aire no está tan viciado.

El calor es llevadero (34º C máximo) , aunque en determinadas horas del día es intenso. Es de noche cuando se está mejor. Lo raro – y nosotros todavía no lo entendemos, es que en los hoteles nos tapamos con edredón!!.
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