Uno de los semáforos del centro de Tirana tarda casi noventa segundas en cambiar de color. Los transeúntes se mueven sin prisa cruzando las avenidas de Tirana. En ese dilatado lapso hasta que los coches arrancan, Tirana ya no es la misma. Aún pareciendo una exageración, la velocidad supersónica con la que la capital muta, parece digna de un cambio de muda de un ofidio.
El pasado a veces se borra o barre con demasiada premura, quizá buscando subirse a los nuevos tiempos. Albania cambia como si fuese un libro cuyo presente son las líneas recién escritas. El momento es ahora y mañana, y eso se nota por todo el país, cuyo crecimiento turístico recuerda a la Eslovenia y Croacia de finales del siglo pasado.
Imponentes rascacielos van escalando altura con una velocidad pasmosa, a ora desfigurando el skyline, ora siendo los nuevos faros nocturnos con propuestas de diseño y color de arquitectos de talla mundial que están encontrando en Tirana un lienzo en blanco sobre el que pintar.
Los viajeros nos convertimos en los mejores embajadores de Albania. Viajar aquí y conocer Tirana y el resto de ciudades es un baño de realidad para lavar la visión negativa y los prejuicios que se tienen del siempre tildado como «el país más pobre de Europa».
Tirana en el diván
Las ciudades buscan encontrarse, reinventarse, y en el caso de Tirana reconstruirse. La capital de Albania es una ciudad que quiere estar de moda, gustar y gustarse. El primer síntoma de ello es el ritmo frenético de vivir y consumir la vida. A los pasos de buey de un país que vivió décadas de dictadura y autarquía, le han entrado las prisas por recuperar el tiempo perdido. La gente, especialmente la joven se mueve a velocidades supersónicas, queriendo absorber como esponjas lo que sus padres o abuelos no pudieron.
Para el viajero es palpable con el gusto por mostrarse que tiene la gente. Las calles están llenas de coches de marca alemana, los restaurantes y terrazas llenas, y la moda va incluso por delante de las capitales europeas más fashion.
En Tirana, al igual que en Kosovo sorprende la presencia de banderas estadounidenses en las tiendas de souvenirs, o de estatuas y calles en honor a presidentes como Bush o Clinton.
QUÉ VER EN TIRANA
Decir que Tirana cuenta con un patrimonio monumental sorprendente es ponderar demasiado la realidad. No hay que negar que Tirana tiene edificios históricos de gran interés, pero las décadas grises de autarquía son una pátina que cuesta pese a los esfuerzos borrar.
Al lado de iglesias y mezquitas se elevan como lianas de piedra y cristal, edificios modernos firmados por notables arquitectos que siembran de color y nuevas formas Tirana. Solo los perennes libreros vendiendo ejemplares de segunda mano parecen sepiternos.
Todo lo que se pueda listar en los siguientes párrafos es susceptible de actualizarse apenas terminemos de teclear. Y es que la reconversión urbanística parece no tener visos de acabarse en décadas. Las obras inundan Tirana, pareciendo hormigas obreras que se mueven orquestados para dar nuevos bríos a la ciudad.
Plaza de Skanderbeg
La gran explanada permite una panorámica de 360 grados de algunos de los principales atractivos de Tirana. La estatua del noble Skanderbeg a caballo, preside la plaza, cuyas amplias dimensiones parecen dejar desnudo al caminante.
En un extremo el Museo Histórico Nacional, con el reconocible mosaico decorando su fachada, en el lado diagonal opuesto la mezquita Et’hem Beu y la Torre Reloj, empequeñecidos por el agresivo edificio que hace sombra física y estética.
Museo Histórico Nacional
El ‘Muzeu Historik Kombëtar‘ preside la plaza, presumiendo con sus 27.000 metros cuadrados de tamaño de ser el mayor de Albania. Diseñado por el arquitecto albanés Enver Faja e inaugurado en 1981 para dar relato a la historia del país. El mosaico gigante que cubre el frontón de la fachada y como una suerte de La libertad guiando al pueblo’ de Eugène Delacroix recrea diferentes épocas del territorio en el que se asienta la actual Albania.
En el interior el recorrido se articula con salas centradas en la Antigüedad, la Edad Media, el Renacimiento nacional albanés, la Independencia, la Iconografía albanesa, la Guerra antifascista, el Terror comunista y un pabellón centrado en la figura de la Madre Teresa.
Mezquita Et’hem Beu
La construcción de la mezquita fue iniciada en 1791 o 1794 por Molla Bey y fue terminada en 1819 o 1821 por su hijo Haxhi Ethem Bey, bisnieto de Sulejman Pasha. Frente a la mezquita estaba el antiguo Bazar, al este la Mezquita Sulejman Pasha, que fue construida en 1614 y destruida durante la Segunda Guerra Mundial, y al noroeste la mezquita Karapici.
La Mezquita Hajji Et’hem Bey permaneció cerrada bajo el régimen comunista, siendo reabierta como lugar de culto en 1991 cuando de forma pacífica 10.000 personas acudieron retando al gobierno en plena transición. La decoración de su interior es de gran belleza, y cabe destacar los frescos en el exterior y en el pórtico representando árboles, cascadas y puentes, motivos que rara vez se ven en el arte islámico. La podemos visitar con los recorridos por la mezquita se realizan diariamente, aunque no durante el servicio de oración.
Torre del Reloj
La Torre del Reloj de Tirana data del 1822 en Tirana, promovida por el poeta Etëhem Bey Mollaj, que también estuvo detrás de la Mezquita Et’hem Bey. El relojero Ismail Tufina tuvo el honor de montar el mecanismo del reloj y que servía para que los paseantes por la plaza pudieran saber la hora.
En 1916, durante la Primera Guerra Mundial, el reloj se dañó, y hubo que esperar hasta 1928 para poner un nuevo mecanismo llegado desde Alemania, y financiado por las familias más ricas de la ciudad y el ayuntamiento de Tirana. El relojero Arif Tufina y sus hijos instalaron el nuevo mecanismo, pero debido a que el mecanismo era más grande que la torre real, construyeron 5 metros adicionales en la torre y un techo nuevo.
De nuevo el reloj fue destruido por los bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial y fue reemplazado en 1946 con un reloj de números romanos de una iglesia en Shkodër. Años más tarde, en 1970, el reloj de números romanos fue reemplazado por un reloj chino. La última restauración de 2016, cercana a la segundo centenario del reloj ha dejado la obra terminada para que se pueda incluso acceder a lo alto de la torre.
Entre catedrales y mezquitas
Como si fuese una pugna por recuperar fieles tras décadas de un gobierno dictatorial que buscaba desprenderse de referencias religiosas, la Tirana actual ha vivido una escalada por construir nuevos templos. Tanto ortodoxos, católicos como musulmanes han erigido lugares de culto en forma de inversiones millonarias con estilos arquitectónicos que no buscan disimular precisamente el gasto.
Claros ejemplos son la Mezquita Namazgjah, auspiciada por el gobierno turco, o la catedral de la Resurrección, la iglesia ortodoxa más grande los Balcanes, inaugurada en 2012.
Con más paciencia y no mucho más tiempo es posible ‘desenterrar’ el pasado de Tirana. Siguiendo a lo largo del antiguo río Lana, hoy tan encauzado que cuesta distinguirlo, llegamos al Puente de Tabak.
El Puente de Tabak (en albanés: Ura e Tabakëve) salía en dirección este hacia las montañas, y adyacente estaba el mercado de carniceros y curtidores. Con el cambio de curso del río en 1930 el puente de piedra del siglo XVIII quedó casi enterrado por el asfalto y la vegetación.
Otro pequeño monumento que pasa desapercibido es la tumba de Kapllan Pasha en el centro de Tirana. Formaba parte de un complejo monumental del cementerio de la primera mezquita de Tirana, destruida durante la Segunda Guerra Mundial. El complejo en ese momento incluía otras seis tumbas monumentales similares, de diferentes dimensiones. La única tumba que queda hoy es la de Kapllan Pasha, un ex gobernante de Tirana. Esta tumba de ocho columnas, que data de 1817, es un recordatorio del período otomano de la ciudad. Tiene forma octogonal y mide cuatro metros de altura. Los restos de Kapllan Pasha fueron posteriormente exhumados y enterrados de nuevo en Estambul. La tumba está vacía pero la estructura sigue siendo un monumento cultural, un remanente de la primera mezquita de Tirana.
La Pirámide de Tirana
Incluso el proyecto de la célebre y abandonada pirámide -en su día homenaje al dictador Ever Hoxha- verá la luz como un centro de tecnología orientado al conocimiento de los jóvenes albaneses, e integrando espacios verdes dentro y fuera del mastodonte, servirá como punto de reunión con cafeterías y restaurantes.
Símbolo del brutalismo arquitectónico desde su construcción en 1988, sus reminiscencias egipcias pretendían funcionar honrando cual mausoleo del ‘faraón’ que aisló a Albania del exterior durante los años más oscuros de la historia de Albania. Usado como discoteca o incluso base de la OTAN durante la Guerra de Kosovo, los habitantes de Tirana podrán disfrutar por fin del edificio cuya extensión equivale a la del cercano estadio de fútbol Air Albania Stadium.
Fueron los propios ciudadanos los que se opusieron a su derrumbe, buscando así dejar constancia de la victoria sobre la tiranía del dictador.
Kalaja e Tiranës
Queda poco del antiguo castillo. De hecho los propios habitantes de Tirana no se refieren a la antigua fortificación como tal. El antiguo campamento romano del emperador Justiniano se encuentra en la calle peatonal Murat Toptani (poeta y escultor albanés del XIX), convertida en centro de las actividades y mercadillos que se suceden en la animada Tirana.
Justiniano nació en Tauresium, colonia romana de la antigua Iliria, cercana a la actual Skopje, capital de la República de Macedonia del Norte. Se piensa que la fortificación es de época bizantina (siglos IV-VI d.C.)
En 1798 el castillo pasó a manos de la familia de nobles Toptani de Kruja, enfrentados con los gobernantes Bushatllinj de Shkodra. En 1817 sufrió un asedio de cinco meses que tuvo graves consecuencias no sólo para la fortaleza sino también para gran parte de la ciudad. Después del bombardeo, el castillo fue reconstruido en parte por la familia Toptani, hasta que en 1832, con las incursiones del ejército otomano liderado por Mehmet Resit Pasha, fue destruido.
Del castillo se conservan escasos restos, de la remodelación acometida por Ahmet Pasha Bargjini (1788 – 1809) en la última década del siglo XVIII sobre las ruinas del antiguo castillo. Entre ellas podemos distinguir parte del foso que rodeaban los muros, los cimientos de algunas torres y varias entradas de un lado de las murallas. Bajo el subsuelo está el resto, y su excavación se antoja complicada a tenor de las construcciones que hoy se asientan sobre el terrero, como una galería de restaurantes y tiendas de souvenirs, un cine y bares de copas.
Markata E Fruta Perimeve
La remodelación del mercado de fruta y verduras ha supuesto un soplo de aire fresco para Tirana. Al añadido aliciente de comprar a los agricultores que cada día acuden a vender sus productos, tenemos el hecho de que los agradables restaurantes y bares que han nacido al amparo del mercado han hecho que mucha gente acuda por la noche. La decoración colorida de las fachadas que rodean los puestos invita a sacar fotografías de este bello rincón de Tirana.
Barrio de Blloku
Extrovertido y variopinto, el barrio de Barrio de Blloku bulle de ganas de vivir, hípsters hiper modernos, jóvenes de cartera gruesa o tarjeta hinchada lucen sus automóviles como si el barrio fuese una suerte de tiovivo en el que hay que presumir del caballo que cabalgan.
En otros tiempos la entrada de los ciudadanos a Blloku estaba controlada, y solo la clase política de Albania podía vivir en un oasis de lujo.
Bunkers de Tirana
El pasado reciente de Albania está marcado por las huellas en forma de bunkers de hormigón que abundan en ciudades, campos o playas. Tirana no se salvó de esa psicosis del dictador Enver Hoxha, que construyó bajo la capital una serie de refugios y galerías para ocultarse en caso de guerra. El plan inicial de más de 220.000 refugios en apenas a construir en apenas ocho años llegó hasta los 173.000, en una equivalencia de 1 bunker por cada 11 ciudadanos. Cientos de soldados y civiles murieron durante su construcción, hecho silenciado hasta la caída del régimen.
Uno de los más interesantes es el Bunk’Art 2, un antiguo bunker diseñado para resistir un ataque nuclear. La cúpula política y militar del gobierno de Hoxha podía esconderse en apenas unos minutos a través de túneles que conectaban los edificios y ministerios con el subsuelo.
Convertido hoy en día en un museo donde hacernos cargo de …Bunk’Art 2 está junto al antiguo ministerio de interior, en la calle Abde Topani. Y a lo largo de un recorrido musealizado se presentan testimonios de las víctimas de la barbarie del dictador comunista, torturados y asesinados por las fuerzas de seguridad. El minucioso control de la sociedad, descrito en los libros del escritor Ismail Kadaré, se hace realidad con fotografías y material empleado para el control, espionaje y temor infringido en los albaneses.
A las afueras de Tirana, Bunk’Art 1 es otro de los bunkers, esta vez de grandes dimensiones que podemos visitar. Más de 102 salas y cinco plantas, convertidas en una inmensa ciudad subterránea, en las que se exhiben obras de video formato para explicar los planes antinucleares del dictador.
DÓNDE COMER EN TIRANA
Convertida en una ciudad hedonista, la variedad, calidad y precio de los restaurantes de Tirana es uno de los platos fuertes para venir de viaje. Hay opciones de todo tipo, desde la clásica cocina albanesa a base de recetas tradicionales en las que podemos percibir influencias mediterráneas, turcas, griegas o eslavas; hasta propuestas de cocina fusión de chefs que están posicionando a la capital albanesa como sinónimo de la comida gourmet.
Oda – Comida tradicional albanesa
Tan escondido desde la calle como excelente para comer o cenar en un ambiente en el que no suele faltar tampoco la música albanesa. Muy recomendables la carne (especialmente el cordero), las ensaladas con verduras que ¡tienen sabor!, y los pimientos y berenjenas rellenos de arroz. Para sorpresa de los que comimos tenían cerveza artesana de Albania, Puka Beer.
Dirección: Rruga Luigj Gurakuqi 3 (en un callejón), Tirana.
Qofte Tradita Met Kodra
Restaurante Ceni’s
Algo más alejado del centro, y en el borde del gran parque Parku i Madh «Kodrat e Liqenit», Ceni’s es una apuesta segura de comer bien a base de comida típica y de manos hábiles de cocina casera. Muy recomendable.
Dirección: Rruga Sami Frasheri nr 4. Tirana.
Si Dielli – Para tomar algo
Si buscamos un mercado fotogénico, Pazari i Ri es sin duda el más destacado de Tirana. Además de productos frescos podemos comprar otros típicos de la gastronomía albanesa. Y después comer y beber en los restaurantes y terrazas que lo rodean. Si Dielli es un bar con la terraza mirando al mercado y con cerveza artesana albanesa fresca, algo no siempre fácil de encontrar. Sentados allí podemos incluso pedir comida para traer a nuestra mesa cervecera de los restaurantes anexos, como por ejemplo de Mish Gici Geni.
Restaurante Ejona
Y si quieres continuar comiendo bien el restaurante Ejona es otra recomendación con la que nos sentiremos más que satisfechos. Los platos están elaborados basándose en la comida mediterránea, con opciones vegetarianas y veganas. El trato de los camareros es muy amable y los menús cambian cada día. Además cuentan con la opción climatizada en el interior o temperatura ambiente en la terraza exterior.
Pastelería Belle Epoque
Pese a no contar con postres típicos albaneses, la pastelería francesa es digna de mención gracias a la calidad de los pasteles y panes que podemos comprar.
Dirección: Rruga Perlat Rexhepi, Tirana.
Komiteti – Kafe Muzeum
El café museo es un lugar de moda ambientado con toques de estética retro y merece la pena tomar una copa o degustar un café durante la estancia en Tirana.
Dirección: Rruga Fatmir Haxhiu, Tirana.
Juan Carlos
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No hace mucho Albania era un gran misterio comparada a lo que es actualmente Corea del Norte , aun así en los ultimos años se fue abriendo lentamente al turismo internacional y a las inversiones , aunque todavía le queda bastante camino por recorrer.
El Giróscopo Viajero
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Gracias Juan Carlos! Es cierto, pero en cierta manera es el encanto que tiene Albania.