Artículo escrito por nuestra colaboradora: Elbelina Carranza
El pasado domingo 17 se clausuró en Gerona su famosa fiesta del mes de mayo «Temps de flors» este año se conmemora su 60ª edición. Sus establecimientos se engalanan para recibir a multitud de visitantes, los patios y calles del casco antiguo se llenan de obras con mucho ingenio en torno a las flores, es su fiesta floral. Calas, Gerberas, margaritas, lirios, petunias y surfinias, gazanias, clavel de aire etc, este año muchas hortensias azules y blancas son una muestra de las flores que se utilizan.
La primera vez que visité Gerona en 2011 me sorprendió los numerosos y distintos puentes que hay para cruzar la ciudad separadas por el río Oñar. En la margen derecha está el Barri Vell y al izquierdo El Mercadal, El Pont de Pedra o Puente de Isabel II, una inscripción en el centro indica su fecha de inauguración 1.856. Me llamó la atención el Puente Rojo de hierro que recuerda a la Torre Eiffel y, por lo que me explicaron, fue construido por la Empresa de Gustav Eiffel. Una vez cruzado el puente nos dirigimos a visitar “La Fiesta de las flores» (Temps de flors).
En aquella ocasión hicimos el viaje a Gerona (Girona) desde Barcelona, pero esta vez hemos partido desde Perpiñán donde estábamos pasando unos días con los hijos. Desde luego, recordaba las casas de colores de Gerona que se asoman al río como privilegiadas espectadoras del movimiento de la ciudad.
La Fiesta de las Flores de Girona (Temps de flors) se manifiesta en la catedral gótica (siglos XI al XVII ), en la Plaça dels jurats, que está situada en el barrio Vell, en el mismo corazón del casco antiguo, en sus baños árabes, una magnífica construcción románica. Cúpula, columnas y capiteles sirven para decorar con mimo y gusto sus combinaciones de colores de las más variadas flores, iglesias y patios de casas particulares se preparan para que todos los años por mayo, “ Mes de las flores “ los visitantes disfrutemos de la ciudad subiendo y bajando por sus numerosas callejuelas.
En Gerona se conservan restos de las grandes Murallas Carolingias que protegían la ciudad, recorriéndolas disfrutamos de las bellas vistas, la mezcla cultural que tiene la ciudad por las diferentes civilizaciones que pasaron por ella, que le dan ese toque diferente entre lo antiguo y lo moderno. Recorrimos las callejuelas medievales de Girona, llegamos a la Catedral de Santa María de diferentes estilos: románico, gótico, renacentista y barroco, nos encontramos con La Judería, donde sus habitantes vivieron hasta el siglo XV, muy bien conservada y admiramos los Baños Árabes.
Después de visitar toda la exposición floral «Temps des flors» y des pasear por la muralla, disfrutando de sus vistas panorámicas, llegamos a la universidad, donde los jóvenes universitarios comentaban cuestiones de notas y exámenes y como no, el bar se llamaba “Campus“.
Las fiestas comienzan en Gerona con el día de San Jorge donde el protagonista es el libro y la rosa tan enraizado en Cataluña, sigue el «Temps des flors» en Mayo, las Hogueras de San Juan en junio y, durante el verano, el festival de Música religiosa que en torno a la Catedral reúne a músicos venidos de todo el mundo.
Interesante es hablar de la gastronomía de Cataluña, cada región tiene sus platillos tradicionales que, con manos y productos de la tierra, hacen milagros para satisfacer al visitante hambriento. Del mar y de la tierra la ciudad de Gerona disfruta de estupendas y frescas verduras, con ellas preparan una sopa llamada Farigolas o el típico cocido catalán. Conocida es su cultura micológica en torno a las setas silvestres, boletus, níscalos, rebozuelos, etc, y como no del gusto por los caracoles. Están los platos confeccionados con carne de cerdo, donde todavía se celebra con la matanza tradicional, sus embutidos. Y qué decir de las especialidades de pescados y mariscos de la costa.
Para acabar una comida apetitosa y variada podemos probar su famosa Crema Catalana o las Tejas, los Xuxos que son unos pastelitos de crema o los Picaculs, una delicia de postres. Nos levantamos de la mesa satisfechos por dentro y por fuera y abandonamos Gerona con la intención de volver el año próximo año.
El día sigue caluroso y todavía queda tarde para ir a darse un chapuzón, así que nos dirigimos a la Costa Brava a una cala en Calella de Palafrugell. El agua está aún fresca, pero nos animamos a tomar un baño en una calita solitaria (la Cala del Golfet). Relajados, después del baño, nos dirigimos al centro del pueblo, sus casitas blancas, bajas junto al mar, apretaditas unas junto a las otras. Todo el paseo en Calella de Palafrugell son playas con encanto con unas vistas impresionantes, con poca gente de momento, pero imaginamos la algarabía del verano. Numerosos establecimientos ofrecen al visitante sus menús y cómo no, una cervecita fresca mirando la maravilla del mar.