A Mallorca siempre le habíamos tenido ganas de hincar el diente. Y es que viajar por el mundo negando la belleza de uno de los lugares más sugerentes de la geografía española viene siendo injusto. Por eso uno de los viajes de este año ha sido movernos hasta las Baleares para conocer uno de los tesoros que guarda la isla de Mallorca, la Sierra de la Tramuntana.
Cuando el concepto actual del turismo estaba en ciernes, personajes célebres como el escritor inglés Robert Graves, el arqueólogo William Waldren, o el Archiduque Luis Salvador de Austria ya supieron reconocer el atractivo de la sierra hasta el punto que el mismo archiduque, cautivado de tal manera que quiso que la emperatriz Sissi tuviera sus paisajes como regalo a los ojos.
Acostumbrados a las montañas, siempre nos atrae ese paisaje de elementos opuestos que ofrece el norte de Mallorca. Y es que en apenas media hora podemos pasar de las crestas escarpadas de montes como el Puig Major, la Massanella o el Galatzó a a las playas y calas de Sa Calobra, Deia o Sant Elm. La fisonomía agreste de la sierra de la Tramuntana hace que hoy en día la sigamos recorriendo lentamente, disfrutando de las vertiginosas curvas que suban y bajan, sabiendo engatusar al viajero para que la disfrute con relax.
El reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la Sierra de la Tramuntana por su singularidad geográfica, por su encrucijada cultural desde hace milenios, de los profundos aromas que desprenden los productos, no es un regalo de la Unesco, es un sello muy acertado. El sabor de las naranjas del Sóller con el que se fabrican sus helados, o la mezcla de gastronomía de interior y de costa, plasmada en platos como el Tumbet o la Fritura Mallorquina cautivaron nuestro exigente apetito.
Desde el vértigo de los miradores que se asomaban al mar nos sentíamos verdaderos gigantes, capaces de avanzar en un par de pasos de una colina a otra, de una torre o un faro a una playa, casi sin mojarnos los pies. Desde la atalaya de la Torre des Verger conocido como el “Mirador de ses Ànimes” uno podría pasar horas -si no fuera por el continuo desfile de curiosos- mirando el abrupto litoral.
La isla de Mallorca rebosa simpatía porque muchas culturas se ven reflejadas en su urbanismo, en su gastronomía, en sus costumbres y fiestas, en sus cultivos en terrazas regados por el agua de los aljibes que introdujeron los musulmanes, en definitiva, en pura esencia mediterránea, ya sea fenicia, romana, musulmana, catalana, francesa o española.
El viaje por la Tramuntana se nos antojaba familiar, y nos recordaba el nexo Mediterráneo con las islas hermanas de Cerdeña, Córcega o Sicilia, que comparten ese contraste casi inmediato, esa dupla mar-montaña que tan buena mezcla hacen a la hora de aderezar el viaje, como si fueran una especia que hace más gustoso el plato.
Los cinco días de ruta se nos antojaron pocos a medida que íbamos descubriendo que los rincones que salen a la luz hacen merecedores dedicar más días. En la recámara nos guardamos muchos nombres de playas, de itinerarios de montaña, de platos que sólo pudimos apenas saborear con la punta de la lengua, y que sin duda serán parte de un viaje más profundo al corazón de la sierra.
Para tratar de acercaros con más detalle a cada zona de interés de la Sierra de Tramuntana de Mallorca, hemos dividido el circuito en varios artículos donde os explicaremos lo imprescindible pero también lo a veces invisible:
ETAPAS DE LA RUTA POR LA TRAMUNTANA MALLORQUINA
– La sierra Tramuntana Occidental: Calvia, Andratx, Puerto de Andratx, S’Arraco, Sant Elm
– Desde Estellencs a Esporles pasando por Banyalbufar
– Las joyas de la isla de Mallorca: Valldemossa, Deià y Soller
– La Tramuntana Oriental: Pollensa, el Santuario del Puig de María y Alcudia
EDGARDO SANTOS COSTA
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HACE UNOS 25/30 AÑOS QUERIA HACER EL CAMINO A LA CALOBRA….NOS ENCONTRABAMOS EN MALLORCA PQUE MI MUJER TIENE SUS ANCESTROS EN MANACOR Y SU APELLIDO ES LLULL …COMO ERA CASI MEDIODIA PARAMOS EN UN CHIRINGUITO QUE ESTABA A UNOS CIEN MTS ANTES DEL COMIENZO AL CAMINO DE LA CALOBRA Y COMIMOS ALGO……ENTRETANTO FUI CAMINANDO POR EL CERRO , ARRIBA DEL PUENTE DE DOS O TRES ARCOS QUE CRUZABA LA RUTA Y ME PARECIO RARO UN PUENTE ALLI…EN EFECTO SE TRATABA DE UN ACUEDUCTO, SOSTENIDO POR EL PUENTE, Y SUBI TREPANDOME POR EL CERRO…..DESCUBRI EL ACUEDUCTO QUE TENIA UNA SECCION DE UN METRO CUADRADO POR DONDE OTRORA CORRERIA AGUA Y CRUCE EL PUENTE POR ENCIMA DE LA RUTA Y LLEGUE A UNAS CISTERNAS DONDE ALMACENARIAN EL AGUA…….TURISTA AL FIN ME SORPRENDIO EL LUGAR Y NO LO OLVIDE…GRACIAS
Aitor Pedrueza
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Hola Edgardo! Gracias por el apunte 😉 Quizá sea de ayuda para otros viajeros en la Ruta por los pueblos de la Tramuntana de Mallorca.