Cuando pensamos en nuestro viaje por Balcanes el primer país que nos vino a la cabeza fue Serbia. Teníamos una gran curiosidad por visitar uno de los países de Europa más vírgenes, con unas infraestructuras turísticas muy localizadas en las ciudades principales.
Personalmente, después de haber estudiado la carrera de Historia me atraía conocer de primera mano una realidad de la que sólo tuvimos imágenes cruentas durante 7 u 8 años, para luego caer en la desmemoria. El inicio de la guerra de los Balcanes me pilló en plena efervescencia intelectual juvenil y por eso tengo un recuerdo bastante intensidad muchos hechos acaecidos. Incluso me permití la licencia de escribir un artículo para el periódico del instituto titulado «Les olvidaremos». Un tanto premonitorio…
Con mi compañero de viaje, acordamos repartir la visita a Serbia en cuatro días, dos noches en el sur repartidos en Nis y en Kraljevo (para poder visitar los monasterios medievales de Zisa y Studenica), y otros dos en Belgrado.
Una vez cubierta la primera etapa del viaje en Sofía, y tras el frío -pero curioso viaje- que cruzaba la frontera llegamos a medianoche a la estación de Nis. Previamente nos habíamos fijado que la estación de tren estaba prácticamente pegada a nuestro alojamiento, pero la sorpresa vino cuando al bajar nos indicaron que estábamos realmente a 3 km del centro. Como averiguamos más tarde la confusión vino porque la estación donde paran los trenes internacionales no es la misma que la de los trenes regionales.
Si bien nos parecía una distancia aceptable, optamos por coger un taxi ya que la carretera estaba poco iluminada y no había gente que nos fuera dando indicaciones. El precio del taxi fue casi una anécdota e incluso acordamos con el taxista pagarle en Euros porque nos había sido imposible conseguir moneda serbia en los bancos de España.
El alojamiento Good Night, un hotel con habitaciones de diseño muy económico, se encontraba como decíamos muy céntrico y nos recibieron con mucha simpatía y educación.
Un poco de fiesta y ocio en la noche de Nis
Cuando dejamos las mochilas tuvimos dos segundos de duda sobre si quedarnos a descansar o salir a tomar algo. El viaje desde Sofía se había hecho largo y el hecho de llegar congelados creo que nos hizo decantarnos por conocer Nis de noche, y más siendo sábado.
Tras las explicaciones del chico que se había quedado de guardia en el hotel recorrimos durante unos diez minutos el camino hacia el centro histórico. Lo primero que divisamos es la fortaleza, con su puerta magna abierta al río. Cruzamos el puente y localizamos en una animada un cajero de banco donde sacar moneda local.
Las calles peatonales de Nis mostraban un jolgorio de gente joven que caminaba rauda hacia los bares desde donde procedía la música. Encontramos la zona antigua, Kazandzisko Sokace, que empieza con una escultura del escritor local Stevan Sremac, y que se alarga con una calle repleta de locales.
Siendo sinceros cabe anotar que no teníamos conocimiento de la gastronomía serbia, pero nuestro amigo Vlado nos había hablado delicias del licor más célebre del país, el/la Rakia. Y por aquí empezamos, la camarera se alío con nosotros y nos hizo de Cicerone con la carta de Rakias, de todos los tipos, grados etílicos, y sabores. Optamos por probar dos, el más fuerte y otro elaborado con miel. Ninguno defraudó, y si bien los degustamos sorbo a sorbo, la sed acumulada del viaje nos hizo pedir dos pivo, es decir dos cervezas. Como siempre nos gustan probar las cervezas locales, nos decidimos por la Jelen, quizá influenciados por su simpático logo que muestra un ciervo.
Aconsejados por un par de chicos serbios de la mesa de al lado seguimos la ronda de cervezas en un disco pub llamado Sunset, repleto hasta los topes (y humo porque se puede fumar aún en los bares), y con música en directo.
Aventuras y desventuras de un alquiler de coche
Pese a dormir poco no hubo excesivos estragos por la noche de fiesta en Nis, y eso se noto desde el momento que nuestro estómago nos pidió un poco de colaboración. Una vez calmado a base de dulces locales…..
Este día nos iba a deparar uno de los primeros imprevistos del viaje, pero no el único. Para empezar habíamos alquilado un coche para movernos por el Sur de Serbia después de la visita a Nis.
Para recogerlo fuimos al aeropuerto, de nuevo en taxi, y esta vez con un peculiar taxista que escuchaba Prodigy a todo volumen. Cuando le indicamos que nos llevará al aeropuerto nos miró extrañado, pero no le dimos importancia. Al llegar nos fuimos haciendo cargo de las dimensiones de la terminal y del tráfico aéreo de los vuelos que llegan a Nis. Y…como decirlo…. A Nis sólo llega uno o dos vuelos diarios y a las 10 y media de la mañana ya había llegado el único de ese día, que venía de Grecia.
Sin duda el aeropuerto era apto para utilizarlo en un episodio de una peli apocalíptica, porque además de vacío, todos los locales estaban cerrados a cal y canto. De hecho el taxista se quedo un buen rato esperando fuera, pensando que nos habíamos equivocado y que saldríamos en cinco minutos de vuelta a Nis. Algo parecido pasó con la policía aeroportuaria que nos escrutó con indiferencia. Cuando nos interesamos por el desolador panorama, ya que no había rastro de oficina de alquiler, ni nadie esperando, nos fue complicado entendernos con la policía.
En estas apareció el ángel de la guarda que como en una película de Hollywood está siempre presto a ayudar a los desamparados turistas,- por no decir incautos-. Stevan, que se llamaba el susodicho hablaba inglés, a su manera, pero en un grado muy aceptable que a nosotros nos permitía además entenderlo sin problemas. Nos comentó que a es de las diez un chico había estado esperando con un cartel, pero al ver que ninguno de los viajeros que llegaban en el vuelo de Grecia se apellidaba como nosotros, no esperó ni un minuto más y se fue sin dar aviso a la policía, ni dejar un teléfono de contacto.
El teléfono de contacto no respondía a nuestras llamadas y el de atención al cliente nos tuvo en espera diez minutos y unos cuantos € de factura después. Cuando más desesperados estamos Stevan nos gestionó el alquiler de otro coche con otra agencia (recordemos que era domingo y no era fácil). Nos dijeron que nos venían a recoger al aeropuerto para ir a las oficinas a formalizar el alquiler. Eso suponía volver a pagar, pero al menos nos servía para no perder todo un día y poder llegar hasta el siguiente punto de la ruta. Justo en ese momento sonó el móvil de la oficina de los policías desde donde Stevan había intentado llamar sin éxito a la agencia nos había dejado tirado. Lamentaban la demora pero decían que nos pasaban a recoger. Por fin se hacía la luz! Mil disculpas después pudimos disponer del coche. Ahora tocaba visitar Nis y luego ponernos a conducir. Nos despedimos de Stevan cruzando correos por si alguna vez becesitaba nuestra ayuda en su visita a España.
Nis, la ciudad romana de Constantino
Los retrasos ocasionados con el alquiler del coche nos limitaron la visita a Nis. Si a ello unimos que era domingo y que algunos museos, o el campo de concentración nazi Crveni Krst (Cruz roja), uno de los mejores conservados y del que se escaparon 105 prisioneros el 12 de febrero de 1942, una de las evasiones más importantes de un campo de exterminio.
Otra de las partes importantes de Nis que no pudimos visitar por estar cerrada son los restos de la ciudad romana de Mediana, a las afueras, erigida por el emperador Constantino el Grande, y que sirvió de morada ocasional para al menos seis emperadores. Se trata de uno de los yacimientos romanos más importantes de Serbia.
Lo primero que visitamos fue el castillo, el símbolo de la ciudad (aunque el logo de la ciudad lo forma una moneda del emperador Constantino). Se trata de una fortaleza otomana con una gran puerta de acceso (Stambol kapija) junto al río Nisava. Cuenta con edificios importantes como el arsenal, los baños romanos, una mezquita, una antigua prisión, el Hamman o baños turcos y el Lapidarium donde hoy encontramos unas losas con inscripciones romanas. Las murallas actuales son del XVIII, obra de los otomanos, pero antes ya existía una ciudadela romana y posteriormente bizantina.
A las afueras de la ciudad, muy cerca del hospital está otro de los lugares imprescindibles de Nis, si bien este lo es por su rareza y por ser un tanto macabro. La Torre de la calaveras (skull tower) es una rara construcción erigida por los turcos en 1809 a partir de las calaveras de los soldados serbios que se resistieron y murieron en la batalla de Cegar.
Para recordar a los habitantes de Nis el poder turco se levanto una torre con casi mil calaveras. Hoy en día la torre se halla en el interior de una pequeña iglesia y sólo queda una parte con 58 cráneos. A la entrada del parque se compran las entradas y luego una señora nos abrió con llave la iglesia durante la visita. El panel informativo nos contó un poco de la historia de la torre.
Con la visita a la torre dimos por finalizada la visita un poco frenética a Nis, pero preferimos ser previsores ya que nos esperaban un par de horas para llegar a Kraljevo.
Como no teníamos muy claro por donde salir de Nis optamos por preguntar a un grupo de gente en la parada de bus donde aparcamos. Entre el inglés de una pareja joven y el alemán de una señora mayor pudimos más o menos trazar ruta, aunque incluso a ellos les costase decidir donde se encontraba el Monasterio de Studenica. Nos hizo gracia oír sus comentarios de que lo habían estudiado en el colegio pero no sabían a ciencia cierta donde estaba.
Menos mal que optamos por comprar un mapa de Balcanes, de unas dimensiones un tanto ingobernables, pero que nos marcaba por donde ir avanzando. Quitamos el freno de mano y el coche empezó a rodar los primeros kilómetros en carreteras serbias. Nis quedaba ya atrás y armado con mi Canon tomé mi posición de copiloto fotógrafo, atento a disparar a los paisajes que íbamos descubriendo. Kraljevo nos esperaba, y muchas historias curiosas más que os contaremos pronto.
Abel
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Muy interesante experiencia.Que susto! Me alegro de que hayan resuelto el alquiler del auto! Que mas vieron de Serbia? Saludos
Aitor Pedrueza
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Hola Abel! Vimos Nis, Studenica, Belgrado y algunos pueblos aislados con mucho encanto. Si necesitas guías o traslados y excursiones te podemos ayudar con nuestros colaboradores. También te recomendamos mucho Montenegro, Bosnia y Dubrovnik en Croacia.
Abel
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Que tal el Monasterio de Studenica? Y los paisajes en Serbia?
Itziar
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hola, me he alegrado mucho de encontrar este blog ya que este verano voy a hacer una ruta por los balcanes y es difícil encontrar información sobre esta zona. Nuestras paradas en serbia serán Novi Sad (monasterios de Fruska Gora), Belgrado y Nis. ¿me recomiendas algún lugar más que merezca la pena visitar y quede dentro más o menos de esta ruta? Muchas gracias
Aitor Pedrueza
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Hola Itziar! Claro, mira, lo que has puesto en la ruta para nosotros ya es lo más relevante de Serbia (sobre todo si contáis con pocos días). A que otras partes de Balcanes vas? Puedes escribirnos a info@elgiroscopo.es Saludos!!