¡Quién imaginaría que ésta joya arquitectónica se halla escondida en Carrer de Bellesguard!
¿Cuántas veces habrás andado por allí sin reparar en que aquí, el genio Antoni Gaudí había dejado huella?
Acostumbrados estamos a oír las renombradas obras de Gaudí (La Sagrada Familia, la Casa Batllo, el Palau Güell, La Pedrera o el Capricho de Comillas), pero no por ello las únicas o más importantes. Y es que él se dejaba el intelecto y el alma en cada proyecto. Nos hemos vuelto fieles seguidores de sus trabajos y podemos asegurar que ninguna desmerece a la otra. Cada cual porta su sello y está ideada con esmero y cautela, siempre dando lo mejor de sí.
Torre de Bellesguard, sorprende, porque la familia Guilera, propietaria de ésta magnífica edificación, ha querido compartir al mundo este legado gaudiniano y por los últimos 30 años la habían mantenido a puertas abiertas, como invitación a todo aquel que quisiera adentrarse en el jardín y contemplar su grandeza.
Pocos, hasta entonces, sabían de su existencia y algún afortunado y curioso traspasaba el portal y se llenaba los ojos con ésta torre que tras sus muros resguarda mucha historia, historia que data del siglo XV y que tiene mucho que ver con su fisonomía actual.
En aquella época solía haber un castillo en la zona, habitado por el rey de Aragón, Martín I El Humano, quien hacía uso de él como residencia permanente de la corte.
Para 1409, el rey contrajo nupcias con Margarita de Prades y como escenario de ésta unión, sirvió el Palacio de Bellesguard, nombre con el que fue bautizado por las espléndidas vistas que tiene de Barcelona.
Al año siguiente el rey perecería y esto traería consigo la decadencia del castillo. La viuda Margarita de Prades terminaría recluida en un convento, perdiendo toda la potestad de los bienes reales, tras saberse que había contraído segundas nupcias en secreto y que existía un vástago fruto de éste matrimonio.
Siglos más tarde, se dice que Serrallonga, un conocido bandolero de la época, lo utilizaría de guarida como refugio de sus fechorías.
La torre Bellesguard, como la conocemos ahora, fue encargo de la familia Figueras, particularmente de la viuda de Jaime Figueras, Doña María Sagués Molins, quien encomendó la obra de construcción a Gaudí, él, conociendo la historia, quiso integrar los elementos ya existentes a un nuevo estilo por el que había cogido ingente interés: el neogótico.
El resultado en la fachada es por demás curioso, se puede percibir claramente la firma de Gaudí, pero con nuevos elementos a los que no estamos acostumbrados. Una convergencia armoniosa entre el modernismo y el estilo gótico.
Nada más entrar a la zona de jardines, podemos apreciar restos del antiguo fortín y al avance de nuestros andares, se abre paso ante nosotros, ésta, por demás peculiar, edificación: un castillo de Gaudí..
Torre Bellesguard, denota claros tintes de la influencia de Gaudí, pero con ingredientes añadidos medievales y notoriamente góticos, como el rosetón central que corona la puerta de la entrada principal.
Todo son guiños a la parte histórica, a la época de Martín I El Humano, en homogeneidad con referencias a los habitantes que le sucedieron.
La casa Bellesguard es un edificio de muros altos, construido a partir de piedra pizarrosa, encontrada en la zona, de forma irregular y relieves un tanto toscos, que dan la apariencia más fidedigna de un castillo.
Los mosaicos exteriores tanto de la casa, como de los jardines, corrieron a cargo de Domènec Sugrañes, así mismo la escalera principal. Donde se puede apreciar un portal al más puro estilo andaluz, una lámpara policromática cuelga justo en el centro, completando el variopinto conjunto visual.
Los bancos guardan toda una simbología de Martín I, su esposa Margarita de Prades y el joven hijo fallecido del Rey, del florecimiento y ocaso de su reinado.
Conforme subimos la escalinata, nuestro amable guía Jordi, quien nos hizo una visita privada, nos cuenta los detalles que encierra la casa, esos pequeños misterios de funcionalidad que ingeniaba concienzudamente Gaudí. Como por ejemplo, un pequeño balcón, al inicio de la escalera, que permitía asomarse sin ser visto, para poder saber quién llamaba a la puerta y decidir antes sí se deseaba o no recibir a la visita. Muy útil para visitas inesperadas o de compañía non grata.
En el ascenso se puede admirar con mayor detenimiento, el rosetón tridimensional, con lo que pareciera semejar una flor de ocho pétalos, muchos son los significados que se le han intentado encontrar a éste elemento, que sin duda lugar a dudas, guarda alguno, conociendo a Gaudí y su uso continuo de simbologías como referencia, ya sea a los personajes que habitaron, que iban a habitar o la historia que envolvía a las edificaciones que corrían bajo su artístico ingenio.
Recordemos que éste es un edificio privado, que pertenece a la familia Guilera, quienes han tenido a bien compartir con el público, por tanto algunas habitaciones no forman parte de la visita, al ser utilizadas por ellos mismos. Entre las que son parte del recorrido, ncontramos una que al parecer estaba destinada a ser un sitio de socialización y zona de fumar. De techos altos y con un intrincado entramado, con pequeñas bóvedas, que según nuestro guía, servían para que el humo quedara atrapado allí, así como refuerzo estructural para aguantar el peso del pináculo que queda justo encima. Del mismo modo, también el balcón está unos centímetros abajo del nivel del piso de la habitación para evitar que en temporada de lluvias ésta se colará por debajo de la puerta.
Al subir un nivel más, nos encontramos, una imponente sala con una sucesión de arcos, el uso que tenía era de sala de música, lo que resulta evidente por su perfecta acústica. Sus toscos acabados delatan que ésta no había sido terminada, ya sea por abandono del proyecto o por exceder -como solía ser común en Gaudí- el presupuesto destinado a dicha obra. Lo que es un hecho es que acabado o no, es un hermoso espacio que deleita la vista y que hoy en día, incluso se ha utilizado para pequeños conciertos musicales.
Para acceder a la azotea, subimos por una estrecha escalera que nos lleva al punto más alto, desde donde podemos entender categóricamente el porqué de su nombre «Torre de Bellesguard», y es que las vistas de Barcelona son realmente magníficas.
Además de que encierra curiosos detalles, de la forma que con imaginación nos brinda la construcción y los ventanales. Los cuales no revelaremos en éste artículo, porque nos gustaría que lo descubran ustedes mismos a su visita a Torre de Bellesguard, echando a volar la mente.
Desde aquí se puede admirar un pináculo con una cruz que le corona. Nos cuentan que en la época del Franquismo, los colores de ésta fueron borrados y censurados, así que hoy en día, la podemos apreciar así, gracias a que la familia mandó restaurarla de nuevo.
Una vez visitado el interior del recinto, merece la pena saborear a detalle la fachada, cada lado guarda una belleza única, incluso nos encontramos con éste pequeño homenaje a la historia de Serrallonga, que según nos cuentan, la aldaba representa el fémur del bandido.
A las afueras de la mansión, encontramos un viaducto que guarda un gran parecido con el que se halla en Parque Güell.
Agradecemos mucho la invitación a Anna Mollet Guilera y a nuestro guía Jordi, quienes nos han permitido disfrutar de una obra más de Gaudí. Les invitamos a todos aquellos que gusten del diseño y arquitectura de éste consumado genio a visitar ésta maravillosa casa.
Vídeo de la Casa y Torre Bellesguard desde el cielo
Cómo llegar a la Torre Bellesguard
En el mapa podéis ver donde se encuentra la casa Bellesguard, cerca de la Ronda de Dalt, siendo el transporte más cercanos los autobuses:
58 – Pl. Catalunya – Av.Tibidabo. Pl. Kennedy – Av Tibidabo
22 – Pl. Catalunya – Av. Esplugues. Pg. de Sant Gervasi – Císter
75 – Les Corts – Av.Tibidabo. Pg. de Sant Gervasi – Císter
60 – Pl. Glòries – Zona Universitària. Ronda de Dalt – Bellesguard
196 – Pl. Kennedy – Bellesguard. Ronda de Dalt – Bellesguard
123 – Bonanova. Bellesguard – Valeta d’Arquer
JOAQUIN MANZANO
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Aitor tu articulo merece mis elogios, lo he leído varias veces porque tiene muchas cosas interesantes, cautiva no solo la historia, las formas constructivas tan originales, es una lástima que no sea tan conocida o no esté al alcance de los viajeros, pero con tu genial aportación gráfica y escrita sabremos un poco más del gran genio que fue Gaudi.
Aitor Pedrueza
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Gracias Joaquín. En realidad es de nuestra compañera Marcela. Pero gracias igualmente. 😉 Te animamos a visitar la Torre Bellesguard porque es un espacio de Gaudí poco conocido y sin duda una joya del modernismo.