La Colonia Güell es uno de los mejores ejemplos de Arqueología industrial de Cataluña. Pero además es un organismo vivo en el que hoy todavía habita gente, y nos transporta directamente sin recurrir a la imaginación, cien años atrás, cuando el ritmo fabril era intenso.
En la Colonia Güell se trabajaba y mucho, pero a diferencia de otros trabajadores del auge industrial, el entorno de vida era mucho más apto para la vida cotidiana. El ideario económico de proporcionar ocio, cultura y ventajas a los trabajadores se empezaba a demostrar como una herramienta óptima de aumento de la productividad y de control social.
Historia de la Colonia Güell
Eusebi Güell, heredero de Joan Güell continuaba la actividad empresarial de la familia burguesa que tenía en la fábrica de Vapor Vell de Sants un centro de producción textil importante. A finales del siglo XIX decide trasladar la fábrica de Barcelona a la finca Can Soler de la Torre, a las afueras de Santa Coloma de Cervello. Detrás de esta decisión hay muchas explicaciones, hay quién lo ve como un visionario que buscó favorecer las condiciones de vida de sus trabajadores, y hay quién ve oportunista la decisión ya que permitía aislar a la población de las ideas proletarias (especialmente anarquistas) que corrían como la pólvora por la capital catalana.
Sea como fuere el proyecto fue adelante de la mano de su arquitecto emblema. En el proyecto de urbanización de la Colonia el estudio de Gaudí involucró a diferentes colaboradores como Francesc Berenguer i Mestres, Josep Canaleta o Joan Rubió i Bellver.
Dentro de la fábrica, comenzada a construir en 1890, acabada en parte y funcionando en 1891, se ubicaban las máquinas de hilado, y en los posteriores edificios anexos las de teñido o secado. Toda la cadena de producción permitía que el algodón se convirtiera en prendas de pana y terciopelo.
La colonia la forman los edificios de la fábrica, las viviendas de los obreros, algunas casas singulares como la del doctor, el administrador o el secretario, la cripta de la iglesia y otros espacios públicos como los colegios, o el Ateneo.
En 1918 la muerte de Eusebi Güell supone un freno del patrocinio de la construcción de la iglesia ya que los herederos deciden que una iglesia de esa importancia no está hecha para una colonia obrera. Paralelamente la situación de Europa, saliendo de la Primera Guerra Mundial supone un cambio radical en las exportaciones. España pasará varias décadas de incertidumbres políticas con Primo de Rivera, el advenimiento de la Segunda República y al final la Guerra Civil, con la que la Colonia Güell pasa a ser autogestionada por un colectivo de trabajadores. En 1939, con la derrota de los republicanos la propiedad es devuelta a la familia Güell, quienes venden el complejo a la familia Bertrand Serra.
Los ciclos económicos de crisis y la competencia en un exigente sector textil fueron menguando la capacidad productiva de la fábrica, provocando su cierre en 1973. En los 25 años posteriores hasta el cambio de siglo, empresas de otros sectores ocuparon los espacios de las instalaciones, hasta que se procedió a reformar el conjunto, y por encima de todo evitar el deterioro del patrimonio histórico del edificio.
Hoy la colonia Gaudí está incluida dentro del listado de patrimonio histórico como bien de Interés Cultural y es junto a Crespi d’Adda en Bérgamo, uno de los mejores ejemplos de Colonia obrera en el sur de Europa.
Visita a la Colonia Güell
Cada sábado los agricultores del Baix Llobregat llegan con sus productos de temporada cosechados para venderlos directamente a la gente, promoviendo el concepto de Slow Food y Kilómetro 0.
Nuestra visita venía precedida de una ruta por Sant Boi, visitando las termas romanas y el Museo, por lo que decidimos caminar paralelos a las vías del tren. En apenas veinte minutos ya estábamos frente a la puerta. A la izquierda se alza el inmenso edificio de la Antigua Fábrica Textil, hoy reconvertido en un Centro de Negocios donde empresas de la zona tienen un lugar moderno y creativo donde generar riqueza económica del siglo XXI.
La oficina de turismo del Baix Llobregat y de la propia Colonia Güell tuvieron la cortesía de hacernos una visita guiada para no perder detalle.
La Cripta de Gaudí
Como el sol ya estaba bajando decidimos empezar por la Cripta, aprovechando la luz que entra a través de las inmensas vidrieras al interior de la iglesia. La Cripta de la Iglesia inacabada se convirtió en una mesa de pruebas de Gaudí, que diseñó complejas soluciones arquitectónicas que posteriormente aplicará en algunos de los magnos monumentos. De hecho Gaudí ya afirmó en su tiempo que de haberse acabado podría asemejar una maqueta de la Sagrada Familia. Incluida dentro del catálogo de Patrimonio de la Humanidad de UNESCO en 2015, es la pieza más conocida de la colonia Güell.
La primera vez que entramos a la Cripta fue una visita virtual a través del sistema de gafas tridimensional del Gaudi Exhibition Center del Museo Diocesano, donde uno puede hasta ver incluso a un pensativo Antoni Gaudí dentro de la Cripta. Después de este aperitivo la entrada a la Cripta, pese a proporcionarnos familiaridad y reconocer sus formas, nos produjo sobre todo respeto por hallarnos en el «laboratorio» donde se aplicaron tantos sueños del genio modernista. La sensación es de fragilidad de un castillo de arena onírico, con columnas finas y elegantes que esconden la técnica de reparto de peso de los arcos catenarios y de los muros con paraboloides hiperbólicos. Las soluciones de luminosidad y de adecuación a la orografía del terreno, por no mencionar la repetición de alusiones orgánicas de plantas y animales nos hace hilar la Cripta con otros tantas obras que conocemos de Gaudí. Al mismo tiempo, si nos fijamos bien, la monumentalidad no va reñida con la clara intención de integrar la obra con los colores del paisaje.
Recorrido por las casas de la Colonia Güell
Dejamos la Cripta para recorrer las calles de la Colonia Güell, percibiendo la atmósfera del día a día, con los trabajadores volviendo de su jornada de trabajo y los niños jugando en las calles.
Lo que diferencia la Colonia Güell de otros lugares similares es la vida que completa el patrimonio urbano , que aquí especialmente defiende la vertiente más popular de la arquitectura modernista. En Ca l’Ordal o Ca L’Espinal ya se advierte la influencia de la corriente Art Nouveau que recorría Europa a principios del siglo XX. El primero Ca l’Ordal es un edificio que simula una masía, habitada por las familias de agricultores que cuidaban los campos anexos a la Colonia, y donde se combinó el trabajo de Francesc Berenguer y Joan Rubió, cuyas fachadas de la parte delantera y trasera son de las más trabajadas del conjunto.
Más adelante, Ca L’Espinal , la vivienda del gestor encargado por la familia Güell para administrar la colonia, Espinal. Obra de J. Rubió i Bellver 1910 y que se identifica fácilmente por su balcón mirador que simula un torreón almenado. Las formas geométricas se repiten con grecas que lo decoran.
Las características casas con ladrillo a la vista se repiten por todo el recinto, similares pero con varias tipologías, y donde algunas poseen un jardín de entrada y un patio en la parte posterior, además de un pozo cada dos casas que suministraba agua antes de la llegada del suministro.
Pasamos por delante de la coqueta plaza que honra a Joan Güell, que con su mirada pétrea de la escultura es el centro de la vida hoy en día. No lejos el Ateneu Unió y el Teatre Fontova. De uso multifuncional lo mismo acogía los ensayos de la Coral, La Maquinista, que se departían conversaciones jugando al billar o los habitantes se proveían de libros en la biblioteca.
Cruzamos la plaza para subir a la zona con más altura donde se alza la antigua casa del profesor y las escuelas, figura de suma importancia junto al cura en la doctrina de control de la colonia obrera. La torre en uno de los lados de la casa del maestro realza aún más su posición elevada unida por un arco a las escuelas.
No lejos está la casa del doctor, con dos pisos y decoración de ladrillo en la fachada. Aquí se realizaba la consulta y se administraban las medicinas.
Volviendo por la calle paralela nuestra guía nos conduce al Centro Parroquial Sant Luis, en un primer momento sede del Patronato Obrero de la Sagrada Família y donde se desarrollaban actividades lúdicas y deportivas, además de las religiosas. Sin alejarnos prácticamente el Convento de las Monjas, era la residencia donde moraban las Carmelitas, guardería de los recién nacidos.
Antes de cerrar el recorrido a pié nos paramos por un edificio, la Casa del Secretario que conviene mirar atentamente para distinguir la escultura del murciélago en el interior del balcón, símbolo común en los escudos de Barcelona, Valencia y Palma de Mallorca. No es casual ya que los Güell no ocultaban su catalanismo.
Oculta de las miradas, Can Soler de la Torre fue de forma temporal la residencia de los Güell cuando venían a los terrenos antes de que se comenzara la construcción de las fábricas. La precedente masía fue reformada a instancia de los Joan Güell, añadiendo una pequeña capilla, siempre presente en las moradas de la familia.
La ruta concluye de nuevo en el Centro de Visitantes que cuenta con un pequeño museo del Centro de Visitantes. En las salas nos podemos aproximar a las personas que habitaban la Colonia Güell con una exposición permanente que nos conduce a través de objetos y audiovisuales por la vida laboral y cotidiana, sin olvidar a la proyección de la inacabada iglesia. Anteriormente aquí estaba la cooperativa donde los trabajadores compraban la comida y otros enseres.
Cómo llegar a al Colonia Güell
La gran ventaja de la Colonia Güell es que las comunicaciones de transporte público para llegar son muy asequibles. A apenas 25 minutos de Barcelona en tren mediante los Ferrocarriles de la Generalitat de Catalunya podemos subirnos en Plaza España en cualquiera de las líneas S33, S8 y S4. La estación de parada se llama Colonia Güell y simplemente debemos seguir los pasos pintados de azul en el suelo para llegar a la oficina de turismo y atención, donde podremos comprar las entradas. Para los que llegan en coche hay un parking gratis e indicaciones hacia el inicio de la visita.
Información, Horarios y entradas
La visita a la Colonia Güell y a la Cripta de Gaudí se pueden hacer sin problemas en medio día, aunque si queremos disfrutarlo pausadamente es recomendable caminar por las calles de la antigua ciudad industrial, comer en los bares o restaurantes y encontrar rincones poco transitados para sacar fotos.
Los Horarios de visita varían en función de la época del año. Mientras que en invierno, del 1 de noviembre hasta el 30 de abril , el horario es de 10h. a 17h. de la tarde los días entre semana, y los Sábados, domingos y festivos de 10h a 15h; en verano el horario se alarga los días laborables de 10h a 19h y el fin de semana y días de fiesta el mismo, de 10h a 15h.
Las visitas guiadas se hacen únicamente el fin de semana, los sábados en castellano y los domingos en catalán, ambas a las doce del mediodía. Hay que tener en cuenta que durante la Fiesta del Modernismo en octubre no es posible hacer visitas guiadas.
Por otro lado el número de entradas es limitado, por lo que si no queremos arriesgarnos a no poder visitar la Cripta de Gaudí siempre es mejor comprar online con antelación. Entrada que viene con una audioguía en catalán, castellano o inglés.
El número de teléfono de atención es este: (+34) 93 630 58 07
ACTIVIDADES VINCULADAS A LA OBRA DE GAUDÍ