Cerdeña viene a ser nuestra segunda – o tercera- casa, y es que somos viajeros habituales que regresamos a la isla sabedores que siempre quedan lugares por descubrir. En nuestro radar ya estaba señalada la reserva de la Asinara, celebre por mantenerse como un oasis que preserva un paisaje de naturaleza, historia y fauna.
Historia de la isla de Asinara
Aunque para muchos Asinara es solo la isla para ver burros blancos, lo cierto es que su valor, peculiaridad e interés va mucho mas allá. De hecho, aunque asino en italiano (en latín Equus asinus) signifique burro, -no confundir il burro italiano que significa mantequilla- la denominación de la isla es anterior a la llegada de los burros, introducidos más tarde, y que por tanto no son autóctonos ni una raza endémica insular.
Geológicamente Asinara esconde rocas anfibolitas de color negro con una antigüedad de 950 millones de año, lo que supone que estamos en la parte más antigua de Italia. Aunque no llueve apenas resulta curioso como se crea un manto acuífero que permite que la vegetación baja de arbustos y los animales que viven en la isla, desde muflones a burros, dispongan de agua durante todo el año.
La historia humana de Asinara muestra presencia ya desde el neolítico, pasando por romanos, genoveses y españoles. Durante la Primera Guerra Mundial numerosos prisioneros del imperio austro-húngaro fueron llevados y encerrados en Asinara. Prueba de sus penurias y muerte es la presencia del Osario del Campu Perdu, construido en 1936.
Cuando se convirtió en isla prisión se dividió a los condenados a trabajos en diferentes módulos repartidos por su superficie en función de los delitos y del tipo de labores que se les asignaba, desde la ganadería hasta el cultivo de cereales y vides.
En los años 70 y 80 Asinara se convirtió en una prisión de alta seguridad, con dirigentes de la Cosa Nostra, la Camorra, el terrorismo (como las Brigadas Rojas) y bandoleros sardos que secuestraron a empresarios.
No son pocos los que buscan en Asinara la huella de las palabras y labor de los jueces Paolo Borsellino y Giovanni Falcone, asesinados por la mafia en la década de los 90 del siglo pasado. Su vocación y entrega son parte de la memoria que hay que poner en relieve para que el viento no se lleve su recuerdo. Ambos estuvieron en Asinara en 1985, preparando el Maxi Proceso contra la mafia de 1987. Pero además en uno de los módulos aislados creados ex profeso, estuvo preso Salvatore Riina, el capo de los capos de la mafia, interrogado por los jueces en su estancia en la isla.
También destaca la historia de varios miembros de la aristocracia etíope, capturados por los italianos durante la ocupación fomentada por Mussolini. La princesa Romanework fue capturada por los italianos e internada con muchos otros nobles en la isla prisión de Asinara. Su marido Beyene Merid permaneció en libertad y fue líder de la resistencia contra la ocupación italiana de Etiopía desde 1936 hasta que él también fue capturado, para ser ejecutado en 1937. Al caer enferma, Romanework fue trasladada al Ospedale Maggiore de Turín, donde murió el 14 de octubre de 1940, probablemente de tuberculosis.
Finalmente, en 1997 se crea el Parque Nacional de Asinara, ampliada como área Marina Protegida poco tiempo después, lo que frenó la posible especulación inmobiliaria y turística.
Burros albinos de Asinara
Los burros blancos ( Equus asinus) son en realidad albinos, fruto de una mutación genética que les da eso color de pelaje. En ocasiones se piensa erróneamente que están desnutridos o en mal estado, pero la razón de las costras en su piel es precisamente la falta de pigmentación.
Cómo llegar y recorrer Asinara
Para llegar a la isla de Asinara tenemos la opción de elegir una de las compañías que conectan el puerto de Stintino o Porto Torres (más lejano) con la isla para luego movernos a nuestro aire o en bicicleta de alquiler, o bien contratar una excursión con el añadido del recorrido en 4×4 o tren turístico.
Las dimensiones de la isla pueden parecer no muy grandes, con 17,4 km de largo y una anchura que va desde los 290 metros en Cala di Sgombro a 6,4 km en la parte norte. Sin embargo hay tramos de pendiente o que serpentean, por lo que es importante calcular los tiempos si solo contamos con un día para disfrutarla. Otra opción es alojarnos varios días y de esta manera poder disfrutar de sus calas para bañarnos o de los itinerarios de naturaleza e historia.
Excursión organizada a la isla de Asinara
Alcanzamos en coche el puerto de Stintino para embarcarnos rumbo a Asinara. Pese a ser fuera de temporada, sorprende el grupo de viajeros que incluso entre semana visita la reserva. Algunos portan sus bicicletas para luego moverse por la isla, mientras que se juntan familias con niños con parejas entusiastas que muestran ya sus ganas por avistar el destino.
Saliendo del puerto de la marina de Stintino el barco doble el rompeolas, y tomamos dirección norte hacia Asinara, a la izquierda se divisa Playa Pelosa y a continuación la Isola Piana.
El puerto de Fornelli ya aparece en línea recta, bajo el pico dominado por la Fortezza del Castellaccio, antigua torre aragonesa que servía para controlar el paso y alertar de las incursiones y ataques berberiscos.
Nada más llegar los viajeros se dividen y organizan comprando un bocadillo tomando un café. Unos comienzan su ruta a pie, otros alquilan sus bicicletas o empiezan a pedalear con las que han traído en el barco. El grupo más numeroso espera la salida del tren turístico, y otros como nosotros nos trepamos a uno de los 4×4 para iniciar la ruta.
La ventaja de las excursiones 4×4 es obviamente que son grupos privados y que el trato con el guía es directo. Además podemos disponer de un chófer guía que habla español.
Nada más salir del puerto empezamos a divisar las primeras construcciones abandonadas de los módulos de la prisión, divididos y esparcidos por toda la isla, como la antigua cárcel de Fornelli. Algunos son de épocas diferentes y estaban diseñados para diversas funciones y tareas de trabajo asignadas a los prisiones.
La convivencia entre los carceleros y los prisioneros no dejaba de ser curiosa ya que, si bien existían barracones y celdas, en realidad la imposibilidad de escapar-salvo un par de excepciones que nos contaron-, disuadía de huir.
El 4×4 empieza a ascender, dejando a la izquierda el desvío a la fortaleza del Castellaccio. No tenemos dudas de que las vistas del mar turquesa desde lo alto deben de ser fascinantes, pero no tuvimos tiempo de llevar a cabo la excursión de trekking.
A la derecha una amplia vista panorámica nos permite divisar las rocas graníticas y detrás las Spiaggia di Cala Sant’Andrea y la de Punta di Sant’Andrea, que con su azul verdoso parece fruto de la saturación de un pintor que quisiera impresionar a los viajeros. Es una belleza inalcanzable puesto que forman parte de un área protegida en la que está prohibido acceder por tierra y mar.
Pasado el punto llamado Tumbarino empieza la zona de la ruta de los muflones, donde es más probable verlos a lo lejos, encaramados en las rocas. A continuación comienza la bajada hacia el estrecho, el punto más exiguo de tierra, y que a veces está parcialmente inundado por el oleaje que llega desde el oeste. No en vano se le conoce como la laguna di Cala di Sgombro di Dentro.
De hecho aquí hacemos una parada para asombrarnos con los rocosos acantilados que se elevan en la parte del oeste de Asinara. Impresiona ver como las olas baten sin piedad esta cara, mientras en la otra el viento es imperceptible y el agua está calmado invitando al baño en Cala Marcutza.
El camino avanza ya siguiendo la orilla este, pasando junto al osario de los prisioneros austro-húngaros que permanecieron en Asinara cautivos durante la primera Guerra Mundial tras ser apresados en Vlore, Albania.
A unos minutos está Cala Reale, un conjunto de edificios entre los que destaca dando nombre al lugar, el Palacio Real. Fue construido a finales del siglo XIX como una de las residencias de verano de la familia Saboya, y actualmente alberga el Parque y el Ministerio de Medio Ambiente. El Palazzo muestra su elegancia con los jardines, la escalera y la entrada al palacio, lineados con el muelle de atraque del puerto deportivo.
En el adyacente Centro del Mar hay una tienda con productos cosméticos naturales elaborados con las plantas de Asinara. Y más allá, al otro lado del palacio está el edificio que servía como centro sanitario para el periodo de cuarentena.
No olvidemos que desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial, fueron numerosos los casos de epidemias traídas desde ultramar, como la denominada Fiebre Española de 1918, nombrada así porque solo los periódicos de España, neutral durante el primer conflicto mundial del siglo XX, hablaban de su existencia.
En este punto hacemos una parada para ver de cerca los burros, afables y tranquilos. Incluso una cría se nos acerca para rascarse su cabeza con nosotros.
Continuamos dejando a un lado una capilla y al otro lado la cárcel de Trabuccato y la torre homónima en la punta de un cabo. El camino serpentea junto a la costa llegando a Cala Murichessa, con otra torre aragonesa que precede la pequeña población de Cala d’Oliva.
La figura de la Chiesa della Madonna Immacolata Concezione di Cala d’Oliva sobresale del conjunto de casas blancas, con la colina que asciende hasta ser coronada por la cárcel bunker de Santa Maria.
Rodeamos el edificio del bunker escuchando las explicaciones de Amelia nuestra guía y hacemos parada frente a la antigua dirección central, convertido hoy en un museo de la historia carcelaria de Asinara.
Pero ya tenemos ganas de tocar el agua. Descendemos por un camino empinado de tierra hasta llegar a una pequeña península en la que se encuentran tres calas: Cala Sabina, Cala Giordano y Cala del Turco. Cada una tiene su encanto y aunque vimos las tres nos decidimos por Cala Sabina.
Aquí, además del baño -en octubre- aprovechamos también para comer el bocadillo y acercarnos a las otras dos calas.
De regreso al puerto de Fornelli nos volvemos a encontrar con muchos burros tanto en la carretera como buscando sombra en los edificios ya abandonados y en ruinas.
Mapa Reserva Natural de Asinara
Te dejamos un mapa que te puede ayudar a planificar la visita a la isla, considerando dónde y dónde no puedes acceder.
Consejos visita Asinara
Además del bañador no te olvides de la crema solar, agua y comida, porque fuera de la época de verano los «chiringuitos» playeros están cerrados, por lo que o llevas tus bocadillos o tendrás que comprar algo para comer en l puerto de Fornelli al llegar a la isla de Asinara.