Gran Canaria y todo el archipiélago canario sorprende al visitante que se acerca con el espíritu abierto. Cada isla es un mundo, cada vertiente un ecosistema, cada altura un microclima, cada ladera un cuadro divergente y opuesto. Las islas han sido encasilladas dentro de un tipo de turismo exitoso, pero homogéneo, el del sol y la playa. El privilegio climático del que gozan ha ocultado la inmensa diversidad de un reguero de islas resplandecientes, que precisamente se caracterizan por su variedad.
En las islas Azores, -que son parte, como las Canarias, de esa Macaronesia volcánica-, se ha aprovechado el abanico de los colores que existe para nombrar con uno diferente a cada una de las islas. En cambio, en Canarias, la España tropical y colorista, no hemos sabido promocionar su diversidad característica para nombrarlas. Por eso, para algunos todas parezcan iguales; equivocación torpe, pues cada una de ellas es única y sorprendente. Un archipiélago puente entre Europa, África, América e, incluso, Asia. Una región que goza de un clima idílico, de un sol que alumbra y calienta durante el invierno septentrional europeo.
Por eso, en todos nuestros viajes nos esforzamos por mostrar la pluralidad de ecosistemas, orografías, microclimas, paisajes, vegetación. Justo el mayor atractivo de las Islas Canarias.
Este el el primer artículo de una serie que muestra los diversos paisajes y atractivos de Gran Canaria.
Gran Canaria, una mano abierta y tendida, al visitante.
La isla de Gran Canaria, es junto a Tenerife la puerta principal de entrada para los visitantes que se acercan al archipiélago desde el resto de España, desde Europa y el Mundo. Una isla con un tamaño ya respetable, con más de 1500 km2, superando, si incluimos la población no residente, el millón de personas.
Gran Canaria se encuentra entre las islas orientales, más antiguas, erosionadas y secas, y las occidentales, más jovenes, altas y verdes. Es un compendio del archipiélago, por su edad, por su orografía y relieve, y por sus paisajes. A diferencia de Tenerife, donde el Teide y su imponente masa organizan el territorio, pero limitan el poblamiento a la zona costera, en Gran Canaria, el interior es más accesible aunque bravío y espectacular. Si Tenerife es un pico masivo que va descendiendo por laderas y coladas volcánicas hacia el océano Atlántico, Gran Canaria es un zócalo erosionado y abierto por 19 barrancos majestuosos que permiten adentrase en ella desde la costa.
Gran Canaria son dos manos superpuestas y abrazadas con relieve en sus dedos y barrancos en sus intersticios. Aterrizando en Gando, la isla parece seca, y relativamente plana. Pero es un espejismo, las manos abiertas de Gran Canaria esconden formaciones alucinantes. Acantilados que caen a pico desde las bellas cumbres hasta el fondo de barrancos, verdaderos vergeles. Esas manos abrigan una flora espectacular, repleta de especies endémicas. Pero también campos de cultivos donde los productos tropicales crecen encantados con esa temperatura cálida, pero sin agobios, propia de las Islas Canarias. Aguacates, mangos, papayas, maracuya, el famosísimo plátano, pero también hortalizas y verduras, todo crece abundantemente entre los dedos de Gran Canaria.
Gran Canaria desconocida, barrancos y valles.
El sur es de sobra conocida, con sus centros vacacionales orientados al sol y la playa, llenos de animación y fiesta, como Maspalomas y su inmensa duna litoral. Pero a través de los valles y los barrancos que se desperdigan se puede viajar al centro de la isla, redescubrir su maravilla, potenciarla y protegerla. En esos valles estrechos que los milenios han horadado, la tierra es fértil. Allí encontramos, además de todos esos productos tropicales traídos de los cinco continentes, otros inesperados y deliciosos.
Gran Canaria colabora en el desarrollo de la industria de la viticultura en el archipiélago. Las vides de cepages prefiloxéricos, sobrevivieron en Canarias. Hoy se consiguen algunos de los vinos más sorprendentes, no de España, sino de todo el mundo. En Gran Canaria se producen, sobre todo, en Santa Brigida, cerca del espectacular cráter del volcán extinto de Bandama.
En el desconocido, pero alucinante Valle de Agaete, encontramos los únicos cultivos de café de toda España. Los únicos -junto a los de nuestros vecinos portugueses de Azores-, de toda Europa. Porque Canarias es Europa, al mismo tiempo que también es Africa, y si nos apuran América y Asía.
La lista de lugares inesperados y sorprendentes es muy larga. La ruta de Tamadaba es otra de las pepitas, por sus paisajes increíbles, farallones cortados y bosques del inmortal pino canario. O el barranco de Valerón con su espectacular granero excavado en la roca por los primeros pobladores del archipiélago: el Cenobio de Valerón. Y que decir de las cumbres del Roque Nublo, la Sierra de Bentayga y el Pico de las Nieves, entre Artenara y Tejeda, corazón volcánico de Gran Canaria. Sin olvidar el impresionante barranco de Guayadeque con sus casas cueva y su vegetación tropical exuberante.
El Norte de Gran Canaria: El Valle de Agaete
Llegamos al aeropuerto de Gran Canaria para poner rumbo a una de las zonas más preservadas de la isla. La ruta por el norte nos lleva a Agaete, donde está uno de los puertos principales de la isla: el Puerto de las Nieves desde donde parten ferries a Tenerife. Alejándonos de las playas y las populares piscinas naturales de la costa, atravesamos el bonito casco histórico con sus casonas del siglo XIX. Después nos adentramos en el precioso valle homónimo, mientras circulamos por una carretera serpenteante. En el corazón de una orografía abrupta se encuentra este vergel donde crecen frutas tropicales, viñas, naranjas y nada menos que ¡café!, uno de los únicos de Europa junto con el de la isla de São Jorge en las Azores.
No lo haremos en este viaje, pero si siguiéramos por la carretera costera desde Agaete llegaríamos a uno de los lugares más recónditos de Gran Canaria: la aldea de San Nicolás. La sinuosa carretera a la que nos asomamos por un momento, para contemplar los espectaculares acantilados que se precipitan en el Atlántico, promete aventuras apasionantes.
El café de Gran Canaria. Finca de la Laja y Bodega Los Berrazales.
No hace mucho visitábamos los cafetales de la abrupta isla de São Jorge, en Azores, que se desarrollan en las zonas más fértiles y protegidas, gracias a un microclima excepcional. Ocurre lo mismo en el Valle de Agaete, donde se cultiva una de las variedades de café más antiguas: la Typica, que crece a la sombra necesaria de los naranjos, mangos, guayabos y aguacates. Su gusto, suave pero intenso, nada amargo, es diferente a cualquiera que hayamos probado, excepto al de su primo de las Azores. Vale la pena venir a este paraíso para degustarlo, y de paso, contemplar el paisaje único de los riscos de Tamadaba, donde se encuentra uno de los bosques más importantes de pino canario de la isla.
En la Finca de La Laja, que tiene más de 200 años de antigüedad paseamos por los cafetales, para después sentarnos a la mesa y probar los vinos de cepas de listán negro cultivadas artesanalmente. El sabor volcánico de los tintos sale de cepas que crecen con las mismas condiciones privilegiadas, pero duras, de todos los vinos de las Canarias: la tierra volcánica, los vientos Alisios y el hecho de ser cepas prefiloxéricas.
Los vinos de Agaete basan su singularidad en la situación del valle cercano al mar, pero protegido de la salinidad. Otro aspecto importante es que, al crecer junto a naranjos y otros frutales, se impregnan de sus aromas.
Experiencia gastronómica en La Casa Romántica
En pleno Valle de Agaete se puede vivir una increíble experiencia gastronómica en La Casa Romántica, arropados por los riscos de su espectacular paisaje. A lo largo de varias horas celebramos esta magnífica fusión de haute cuisine con producto canario. Un largo menú degustación con muchos platos que suenan así de bien: risotto de perdiz con remolacha; pulpo asado a la brasa con puré de batata y cítricos con mojo de almendra ahumada; o el clásico plato de costillas con millo, papas y mojo de cilantro. Una espuma de mojito con sorbete de mandarina, entretanto. Y para terminar: crumble de gofio con helado de dulce de leche, espuma de platano y suspiros de Moya.
Y la gran sorpresa de la Casa Romántica: café del Valle de Agaete, intenso, aromático, sabroso, …acompañado de un Petit Four de delicias. Después a caminar, sin duda.
Dónde dormir en el Valle de Agaete: Hotel rural las Longueras
Otra pista para una estancia idílica en el Valle de Agaete. Disfrutar de un alojamiento único: el Hotel rural Las Longueras. El hotel con encanto se emplaza en el fondo del valle, cerca de las paredes de enormes riscos. Es un bello edificio de madera pintado de rojo, diseñado y construido en el siglo XIX, por el arquitecto catalán Laureano Arroyo Velasco. Entre naranjos y aguacates repartidos en grandes huertos y jardines, disfrutamos de este hotelito rural con piscina, perfecto para un viaje distinto, apacible, lejos del turismo más habitual.
Abrir la ventana es ver a la orografía abrupta, la vegetación exuberante. Las casas de las aldeas que ascienden por las faldas del Valle de Agaete hacia las crestas de Tamadaba. Esas eran las vistas con las que nos levantábamos cada mañana, en medio de un silencio, sólo interrumpido por el canto de los pájaros de esta primavera eterna que se vive en Gran Canaria.
Gran Canaria Arqueológica, historia de los antiguos canarios.
La isla de Gran Canaria fue la que tuvo un sistema social y político más complejo de todo el archipiélago antes de la llegada de los europeos. Probablemente debido a la mayor abundancia y regularidad del abastecimiento alimenticio, se desarrollaron sistemas tribales más complejos, con diferenciación social y un cierto esbozo de protoestado agrario. El poblamiento de las islas debió realizarse entre el siglo V y el comienzo de nuestra era, y aún no se ha determinado con exactitud la manera. En todo caso, parece que las poblaciones vivieron aisladas durante más de un milenio.
El Cenobio de Valerón (Santa María de Guía)
Las mejores condiciones, aunque precarias, de Gran Canaria, favorecieron una mayor producción agraria y mayor población. A pesar del aislamiento, las razias de marinos norteafricanos eran comunes en busca de grano y esclavos. Por ello, parte de las estructuras mas complejas que crearon los habitantes de Canarias fueron grandes graneros excavados en la roca volcánica. Situados en zonas de difícil acceso y bien protegidas, muestran ya un desarrollo social complejo y una organización lo suficientemente fuerte para construir y mantener tales estructuras.
Uno de los ejemplos más espectaculares es el granero del Cenobio de Valerón, situado en un una gran oquedad natural producida por un desplome de la roca volcánica. El Cenobio se sitúa en el norte de la isla, en Santa María de Guía, muy ceca de una de las poblaciones más importantes durante la época prehispánica, Galdar, capital del Guanartemato o reino homónimo. Las excavaciones han encontrado decenas de espacios excavados, donde se almacenaban granos-, molinos de piedra y estructuras habitacionales que muestra una organización compleja.
Parque Arqueológico del Maipés.
Otros yacimientos importantes de la zona norte son el Parque Arqueológico del Maipés, la Cueva Pintada de Galdar y los sitios ceremoniales de la Sierra de Bentayga en Tejeda. El Parque Arqueológico del Maipés es un gran cementerio con más de 700 tumbas de los antiguos canarios, algunas con más de 1300 años de antigüedad. Se escogió una gran colada de lava relativamente reciente y abrupta, sobre la que se fueron construyendo las tumbas y tumultos. El lugar muestra la importancia de la zona de Galdar.
Cueva Pintada de Galdar.
La cueva pintada de Galdar es otro ejemplo de la complejidad de la sociedad de los antiguos canarios de Gran canaria. Este mural pintado en una cueva artificial tallada que se conoce desde 1862, pero las excavaciones recientes han sacado a la luz una cincuentena da viviendas y cuevas que formaban parte de un complejo habitacional.
Para terminar el esbozo arqueológico hablaremos en un siguiente episodio de de los sitios ceremoniales (almogaren) del Roque de Bentayga y Risco Caído.
Las Palmas de Gran Canaria, puerto y puerta al mundo.
Gran Canaria y su capital, Las Palmas, han sido uno de esos establecimientos únicos de la Macaronesia, puesto avanzado y primer paso para la primera globalización de los Imperios Europeos. Los viajes hacia América, Africa y Asia, comenzaban en la Península Ibérica, pero siempre pasaban por Canarias, muchos de ellos por Las Palmas. A la vuelta solían recalar en las Azores, completando el ciclo de viajes colosales. España y Portugal, fueron pioneros en las circunnavegaciones mundiales, antes de ser relevados por holandeses, franceses o británicos. No obstante, todos ellos tocaron los puertos de Canarias, para conquistar, comerciar o instalarse.
Gran Canaria ha sido y es, una isla abierta como son sus manos geográficas, a las influencias, las gentes, las ideas y los pensamientos. Españoles, franceses, portugueses, holandeses… conquistaron las islas y se mezclaron, mal que bien con la población que las había ocupado unos siglos antes, de origen norteafricano, probablemente bereber. En el siglo XVIII y XIX muchos británicos se instalaron favoreciendo el comercio y la economía. A partir de 1960, llegó el turismo europeo y los nórdicos, los alemanes, los holandeses llegaron a sus playas. Hoy Gran Canaria es también una isla donde el turismo LGBT+ añade la diversidad y la normalidad necesaria, a una sociedad múltiple. Gran Canaria tiene tanto que ofrecer, tanto que mostrar, que una semana es muy poco para descubrirlo. Nos hemos ido, pero ya estamos pensando en volver.
Cómo llegar a Gran Canaria.
Por supuesto el avión es la manera más rápida y común. Existen muy buenas conexiones desde la península a precios muy interesantes. Vuelos diarios desde las principales ciudades de toda España y también de buena parte de Europa.
Otra opción es llegar con alguno de los ferries que comunican Gran Canaria con Tenerife, Lanzarote y Fuerteventura.
Cómo moverse por la isla de Gran Canaria.
Numerosas carreteras secundarias atraviesan la geografía de Gran Canaria, una oportunidad para descubrir la isla en un road trip interminable. Más de doscientos de kilómetros de costa y por el interior, carreteras parando en pueblos, aldeas y sitios naturales. Impresiona, sobre todo, rodear barrancos por carreteras que parecen meandros de un río interminable.
En coche se puede llegar a los sitios más alejados de la isla, valles magníficos donde apenas hay población, barrancos espectaculares, monumentos naturales impresionantes, hasta llegar a las Montañas de Gran Canaria, y a pueblos más conocidos. Aquellos a los que les guste conducir por carreteras secundarias de curvas, tanto de día como de noche, disfrutarán mucho en la isla, pues hay muchas y están en perfecto estado.
Para llegar más rápido a diferentes lugares, está la autovía que rodea Gran Canaria de Agaete al Puerto de Mogán – a excepción del más recóndito oeste, para el que hay un plan de autovía en un futuro próximo -. Por todo ello les recomendamos alquilar un coche para disfrutar la isla.
También es posible moverse en autobus por Gran Canaria. Y muchos optan por la bicicleta, tanto que llegan ciclistas de todo el mundo para entrenarse en las duras carreteras grancanarias.
Siguientes capítulos de nuestro viaje a Gran Canaria:
Ruta por pueblos del norte de Gran Canaria: Arucas, Teror, Firgas, Moya, San Mateo, Santa Brigida y Bandama.
Road trip por el interior de Gran Canaria. Artenara y Tejeda, Risco Caído, Roque Nublo y Pico de las Nieves.
Maspalomas y su Carnaval Drag…..
Agradecimientos.
Una vez más queremos dar las gracias a todas las personas que hicieron posible este viaje, tan rico en sensaciones, aprendizaje y sorpresas. Sobre todo, a la Oficina de Turismo de Gran Canaria y, en especial, a Saro Arencibia que nos ha ayudado a descubrir las maravillas de su isla. Un recuerdo muy especial para Fernando Medina que tanto nos animó para que visitáramos Gran Canaria y Maspalomas.
Un abrazo para todos los guías y personal de las Oficinas de Turismo: Sonia, José Manuel, Beatrix; emprendedores y dueños de hoteles, restaurantes, bodegas: Carlota Diaz-Reixa (Bodega Los Lirios) e Inocencio Lugo (Bodega Los Berrazales y Finca La Laja) que nos acompañaron en este viaje.
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