La ruta por Gran Canaria que les proponemos sólo necesita de un coche u otro vehículo para moverse de uno a otro de estos pueblos del norte. A diferencia del sendero de Montaña de Tamadaba, -del que hablamos en otro artículo y que está reservada para personas en buena forma física-, esta ruta por pueblos, es accesible para todo el mundo. Un paseo de una mañana o de un día, dependiendo del tiempo que le quieran destinar, conociendo de forma tranquila, algunas de las localidades más bonitas y menos conocidas de Gran Canaria.
Se encuentra a unos 10 km de distancia los unos de los otros, y a pesar del relieve, sus calles son bastante planas y llenas de cosas que ver. También hay muchos cafés, bares y restaurantes, así como tiendas de productos locales. Perfecto para un día en familia, con amigos un poco “vagos”, o con personas de movilidad reducida o ya una edad, que quieran disfrutar relajadamente de una Gran Canaria llena de encanto.
Arucas, la bella “catedral” y el ron grancanario
Desde Las Palmas de Gran Canaria se puede partir hacia esta ruta por algunos de los pueblos del norte. Arucas está situado a tan sólo 12 kilómetros de la capital, se extiende de la costa – donde se encuentran sus playas – hatas las medianías, donde visitaremos su casco urbano, declarado de interés histórico-artístico. Es un placer pasear por sus callejuelas con bellos edificios como la Casa Consistorial, el Teatro Nuevo, de estilo Neoclásico; o la Casa de la Cultura – una casa tradicional canaria del siglo XVII con un hermoso patio donde crece un drago -.
La espectacular iglesia de San Juan Bautista llama la atención, también con espectacular estilo neoclásico en piedra de cantera de la zona. Se la conoce como “la Catedral de Arucas” a pesar de que no ni catedral ni basílica. Esta iglesia se construyó durante un largo periodo de 70 años entre 1909 y 1977, sobre un proyecto del arquitecto de Granollers Manuel Vega y March. Es visible dede todo el pueblo y los alrededores. El color grisáceo de la roca le da un aspecto antiguo e imponente. Destacan, además de sus pináculos, las vidrieras de origen francés fabricadas por la casa Maumejean.
Arucas es conocida también por su ron. Su fábrica y su museo pueden visitarse tras un plácido paseo por el bonito Jardín de la Marquesa. Podríamos bajar a las piscinas naturales de Los Charcones o a las Playas de Bañaderos o de San Andrés, pero continuamos nuestra ruta por el interior de los pueblos del norte.
Teror y su patrimonio Histórico-Artístico. El encanto de los balcones canarios .
Continúa nuestra visita de los pueblos de las medianías del norte al ritmo pausado de la isla. La siguiente parada es en uno de los que poseen uno de los patrimonios monumentales más bellos de Gran Canaria: Teror. Su patrimonio monumental fue declarado Conjunto Histórico-Artístico.
Teror es un pequeño municipio situado a buena altura, a unos 500 metros sobre el nivel del mar. La historia de este pueblo está relacionada con la religión católica y las leyendas sobre las apariciones de la Virgen tras la conquista de la isla. La religión ha sido siempre un fuerte elemento propagandista y de poder con lo que no es extraño que una vez ocupadas las islas se produjesen apariciones y fenómenos de sincronización religiosa tan comunes en el catolicismo. En cualquier caso, Teror ha sido un importante centro religioso, probablemente como quizá lo pudo haber sido para los antiguos canarios.
Hoy la Basílica del Pino es la iglesia que rememora toda esa tradición. Un bello edificio del mediados siglo XVIII que uso la piedra local. Destaca la conocida Torre Amarilla del campanario de la iglesia levantado a comienzos del mismo siglo. Pertenecía a la iglesia previa, y es de planta octogonal, construida en estilo Manuelino del Gótico portugués.
Toda la zona que rodea la Basílica es preciosa, repleta de edificios muy bien conservados de estilo canario. Recorremos la Calle Real donde abundan las casas señoriales con los balcones típicos canarios, de regreso desembocamos de nuevo en la Plaza del Pino.
Un camión de “Aguas de Teror” delante de las Casa Consistorial nos recuerda que el agua de Teror, que procede del manantial de Fuente Agria, situado en un barranco cercano al centro. Se trata de una gua mineral gaseosa pero muy suave y sabrosa. Se puede encontrar en los bares y comercios del pueblo y en toda la isla sin dificultad.
Otro lugar con interés histórico y artístico es la Plaza Teresa de Bolívar, una plaza creada en 1958 por dos artistas locales Néstor Álamo y Santiago Santana. La plaza se sitúa junto a la de la basílica de Teror y el nombre se refiere a esposa de Simón Bolívar. Teresa de Bolivar era descendiente del Bernardo Rodríguez del Toro, Marqués del Toro, nacido en Teror. Fue personaje relevante en la provincia de Venezuela del Virreinato de Nueva Granada durante el s.XVII.
Las calles son muy coloristas y los tonos pastel de los muros contrastan con el gris de la piedra volcánica de suelos y sillares de jambas y vértices de lo edificios. Amarillo, azul vivo, rojo, verde, las calles de Teror rezuman de tonos tropicales que se ven reflejados en la vegetación que rodea el pueblo.
Los berros, reyes de la cocina tradicional grancanaria en el Restaurante ‘El Rincón de Marcos’
Una parada para disfrutar de la gastronomía grancanaria. A lo largo de nuestros viajes por las Islas Canarias descubrimos que una simple verdura como los berros se puede convertir en un ingrediente estrella de la cocina tradicional canaria. Se pueden encontrar en los mercados de todos los pueblos, en los restaurantes y en los platos de todas las casas canarias. Recogidos en barrancos o cultivados en las «berreras», a menudo se convierten en un el sabroso potaje de berros, tan popular en Canaria.
Pero En Teror tuvimos la suerte de comer en El Rincón de Marcos – que también tiene restaurante en Firgas -, donde los berros son su especialidad. Así nos deleitamos con pan de berros untado con mantequilla de berros, croquetas de berros, queso tierno que tiene también este ingrediente. Hasta los tacos de pescado van acompañados de berros. Ese toque picante que le da a los platos encantó a nuestro paladar. Por eso damos la enhorabuena buena a Marcos por haber conseguido hacer de los berros el rey en sus restaurantes de comida casera.
Les aconsejamos venir a Teror y Firgas para disfrutar de estas delicias, de paso que hacen una ruta para descubrir los bonitos pueblos del norte de Gran Canaria.
Firgas, la Villa del Agua.
Siguiente parada en Firgas, que tiene el apelativo de «Villa del agua”. No sólo hay agua en Teror; Firgas y San Roque también son pueblos “acuaticos”. En Firgas el agua está ligada su historia agraria y económica. No hay más que escucharla cómo corre bajo el pueblo en el interior de una espectacular acequia. La llamada “Acequia Real” recorre el municipio a lo largo de 17 kilómetros en un trazado sinuoso, en el que se encuentran molinos, puentes, lavaderos, estanques-cueva. El agua siempre ha sido esencial en las Islas Canarias para garantizar una agricultura estable. Pero no sólo eso, también ha sido un recurso energético de primer orden. Los molinos de agua eran indispensables para moler el cereal. En Firgas se puede visitar un molino de gofio del siglo XVI.
Una bonita cascada artificial de 30 metros de longitud homenajea al agua en la antigua Calle Real, al lado del Ayuntamiento. Ahí se despliegan los coloridos bancos de azulejos con los escudos de todos los municipios de Gran Canaria. Y desde la plaza principal un magnífico mirador nos ofrece vistas del Atlántico y del norte de la isla.
Moya y sus bizcochos y ‘suspiros’.
De Firgas al pueblo de Moya, la ruta recorre la sinuosa e impresionante carretera GC-350 que nos regala panorámicas de vértigo en el Barranco de Azuaje. El pueblo de Moya domina el barranco homónimo. Este pueblecito es conocido por sus ‘Suspiros’, un dulce especial que compite con el resto de delicias de la isla y el archipiélgo. La tradición de los postres de origen arabomediterráneo tan popular en Península, en Italia, Francia, Portugal, Grecia, Turquía o Túnez, llegó también al archipiélago de la mano de los sucesivos emigrantes. Hoy los dulces canarios son otra de sus tesoros gastronómicos.
Sobre otro barranco, el de Moya, se sitúa la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, junto a ella, la casa natal del poeta Tomás Morales, exponente del Modernismo Español. Terminamos el día saboreando los bollos de anís, los ‘Suspiros’ y bizcochos lustrados de Moya.
Mercadillo de Vega de San Mateo y de Santa Brígida.
Dedicamos otro día a continuar con la ruta por los pueblos del norte de Gran Canaria, y aprovechamos que en Vega de San Mateo y Santa Brígida los sábados y domingos hay mercadillo. Y qué mejor que visitar los mercados locales para adentrarnos en la atmósfera de los pueblos y de conocer qué productos llevan a sus platos. En los mercadillos de Vega de San Mateo y de Santa Brígida esperamos encontrar tesoros y delicias gastronómicas, además de convertirnos por unas horas en un habitante más del lugar.
Vega de San Mateo y Santa Brígida también se encuentran también en las medianías, cerca de Las Palmas. Las medianías del norte de la isla son muy fértiles: las patatas, hortalizas, leguminosas y frutas son tienen una pinta increíble y los frutos tropicales que vimos en los mercados se cultivan en la zona, aunque algunos vienen desde el valle de Agaete. Así que ya nos hacemos con algunos productos locales en el Mercadillo del Agricultor de Santa Brígida, para llevarlos a casa.
Seguimos hasta Vega de San Mateo, donde se encuentra el Mercado agrícola y artesano más grande de la isla. Está muy concurrido a estas horas y lleno de ambiente. Como en el anterior, también encontramos vinos de la isla, muchos de ellos producidos en la zona de Santa Brigida y Bandama. Otros vienen de Lanzarote o Tenerife. Mención especial para los quesos, de Santa Maria de la Guía, Galdar y Moya, por ejemplo. El Queso de Flor de Guía es una auténtica delicia elaborado con leche de oveja y vaca, muy cremoso y con un toque amargo. Tienen de especial el proceso de cuajado, que se realiza con la flor del cardo.
Además de la calidad de los productos, pasear por el mercado, tomarse un café o una ceveza en los bares que los rodean hace que nos intégrenos en el vivir y el discurrir diario de los pueblos. Uno comienza a sentirse local y eso es lo mejor que puede ocurrir cuando se viaja. Fundirse y sentirse parte del lugar que se visita. Así que nos sentamos tranquilamente a tomar un café en la plaza de la iglesia de Vega de San Mateo, una oportunidad para descubrir su bellísimo casco antiguo.
El crater de Bandama. Panorámicas desde el cono volcánico más reciente de Gran Canaria
Terminamos este capitulo de nuestro viaje casi a las puertas de la capital Las Palmas de Gran Canaria. Subimos a uno de los mejores miradores de la isla para contemplar las panorámicas y asombrarnos con una espectacular caldera: el Mirador de Bandama. El nombre proviene de uno de los primeros emigrantes europeos que se instalaron en la zona tras la conquista. Proveniente de los Países Bajos su nombre era Van Damme, como el del famoso especialista en artes marciales. Nuestro Van Damme fue mucho más pacifico y se dedicó a la agricultura y el cultivo del vino. Su apellido se castellanizó y acabó siendo el Bandama actual.
575 metros nos sitúan en el cono volcánico más reciente de Gran Canaria. Subimos por una carretera serpenteante entre los viñedos de Tarifa Alta para llegar a un mirador, que se asienta ¡sobre un antiguo bunker erigido en tiempos de la II Guerra Mundial! No es de extrañar pues se trata de un sitio estratégico con vistas privilegiadas del Atlántico y de la capital. La colaboración de la dictadura franquista y el interés alemán por vigilar a los aliados hicieron que se construyese este búnker para evitar un eventual desembarco aliado. Quizás en el futuro pueda visitarse.
Desde lo alto, contemplamos todo el municipio de Las Palmas y sus barrios históricos Vegueta, Triana y la Isleta. También se ven pequeñas poblaciones alrededor, el campo de golf más grande de Gran Canaria. Pero lo más espectacular es la caldera volcánica de Bandama. Es inmensa, con más un kilómetro de diámetro, 200 metros de profundidad y 3 kilómetros de circunferencia. En su interior hay espacio para bosquecillos de árboles autóctonos entre los riscos escarpados y su grandiosidad. Existen senderos que permite caminar dentro de la caldera – declarada Monumento Natural –, ver las cuevas donde se almacenaba grano, y antiguos lagares para prensar uva. Es todo un viaje al pasado para todos los amantes de la geología.
La ruta nos ha dado hambre y sed, perfecto para acercarnos a las bodegas cercanas y a los excelentes restaurantes de Las Palmas de Gran Canaria.
Cómo llegar a Arucas, Teror, Firgas, Valleseco y Moya
Para llegar a Arucas desde Las Palmas de Gran Canaria en coche, hay que coger la carretea GC-2 que bordea la costa norte, y después la G-3, y la GC-301. Tan sólo les separan 11,3 kilómetros. Desde Arucas a TEror hay 12,8 km por la carretera GC-43, y desde Arucas a Firgas, 9,1 km por la carretera GC-20. Entre Firgas y Moya hay 10,2 km de carreteras sinuosas (la GC-300, la GC-350 y la GC-75.
Cómo llegar a Bandama, Santa Brígida y Vega de San Mateo
Para llegar a Bandama desde Las Palmas de Gran Canaria hay que seguir la carretera GC-4 durante 16 kilómetros. De Bandama a Santa Brígida hay 7,2 km por la GC-802, la GC-80 y la GC-15. Y de aquí a Vega de San Mateo 9,3 km por la GC-15.