Visita al pueblo marinero de Tazones con parada en Gijón y Oviedo

El encantador pueblo de Tazones, Asturias

Llegamos a Tazones, ese encantador pueblito marinero que se encuentra en Villaviciosa, Asturias, entre el olor a mar y a manzanas, que por algo estamos en tierra de sidra. La historia dice que en Tazones desembarcó el rey Carlos I y XI de Alemania en su primer viaje como emperador a España un 19 de septiembre del año 1517, para hacerse cargo del reino Ibérico.

Casa de conchas en Tazones, Asturias
Casa de conchas en Tazones, Asturias

Cada año conmemoran ese día con fiestas, los vecinos de Tazones participan en la representación con sus vestidos de la época, sacando en procesión a La Virgen del Carmen y a San Roque los días 15,16 y 17 de agosto, engalanando sus barcos de pesca en unas populares y coloridas fiestas donde participan vecinos y visitantes.

Que ver en Tazones

Recorriendo las empinadas calles de Tazones, encontramos unas casas muy bien cuidadas con flores y unos espléndidos cactus en algunas de ellas, que no puedo más que pararme a fotografiarlos. De frente nos topamos con la fachada de una peculiar casa cubierta de conchas y caracolas de mar, hasta las macetas están cubiertas de ellas, la llaman: La casa de las conchas. Nos cuentas que un vecino con mucha paciencia y, sin duda amor por todo lo relacionado con la mar, se le ocurrió esta original idea para su casa. Un poco más allá una tiendita pequeña con albarcas y otros utensilios de la zona en la puerta y casi enfrente una pequeña joyería en la cual se vende sobre todo pulseras, pendientes y colgantes fabricados con azabache. En ese momento entiendo aquello de: es negro como el azabache … este mineral procede de la madera de árboles del grupo de las Protopináceas, esta familia botánica parece ser que se extinguió al mismo tiempo de los dinosaurios. Al final me compré unos pendientes hechos con azabache y coral.

Callejuelas de Tazones. ©Elbelina Carranza
Callejuelas de Tazones. ©Elbelina Carranza

Y hablando de dinosaurios, un cartel nos indica que, cuando baja la marea, hay una zona de rocas donde se pueden ver huellas de dinosaurios, aunque no tuvimos tiempo, habrá que dejar la visita para otro momento. Abandonamos el “pueblín” de Tazones con un regusto muy agradable y nos prometemos volver con más tiempo. Asturias merece la pena …

Un paseo por Gijón

Nos disponemos a pasar dos días en Asturias, son pocos, ya lo sé pero, aún así seguro que vamos a sacarles partido. Llegamos a Gijón y aunque ya ha pasado la algarabía del verano ya que es 30 de septiembre, observo que todavía queda turismo de jubilados, la ciudad luce ambiente por sus calles. Antes de ir al hotel nos dirigimos hacia la playa de San Lorenzo, una espectacular bajamar propia de este mes deja ver los últimos bañistas apurando la estación veraniega.

En la playa San Lorenzo, Gijón
En la playa San Lorenzo, Gijón

Continuamos nuestro recorrido por Gijón. Paseando más tarde por el Parque de San Francisco entre antiguos y enormes árboles nos encontramos con un pequeño estanque de patos y justo enfrente a una pensativa Mafalda sentada en un banco. Esta obra del escultor Pablo Irrgang es una pieza gemela de la que está en el barrio de San Telmo en Buenos Aires. Esta «pequeña» creación del fantástico Quino es una atracción para todo visitante, suele haber largas colas para sacarse una foto con la famosa Mafalda de Gijón.

Unas decenas de metros más allá hay otra famosa escultura: la de Woody Allen, el cineasta norteamericano, paseando por la ciudad de Gijón como un turista más. Es un homenaje de la ciudad al famoso realizador recordemos que les une una gran relación de cariño. No hace mucho recibió el premio Príncipe de Asturias de las Artes. La relación que une al artista con Asturias ya es antigua: recordemos el paso de su banda de jazz por el Centro Niemeyer de Avilés. Como él mismo dice: “Gijón es la ciudad donde querría “jubilarme””.

Elogio al horizonte, Gijón. ©Elbelina Carranza
Elogio al horizonte, Gijón. ©Elbelina Carranza

Seguimos nuestra ruta. La temperatura todavía es agradable en Gijón, subimos dando un paseo hasta llegar al cerro de Santa Catalina en la zona alta del barrio marinero de Cima de Villa. Según nos acercamos nos encontramos con “El Elogio del Horizonte” una gran estructura de hormigón del artista Eduardo Chillida, las vistas al mar Cantábrico son espectaculares desde este rincón de Gijón.

En Gijón, las últimas rosas de los jardines del barrio de Cima de la Villa se aferran con fuerza a este otoño que más parece primavera, así, tan orgullosas ellas, sabedoras de su belleza. Han desplegado sus mejores pétalos para engatusar a todo el que pasa por su lado, saben que pronto la tijera del experto jardinero vendrá a podarlas para que las lluvias y los fríos del invierno no dañen sus raíces. Y allí, cuando la tierra empiece a desperezarse, empezará de nuevo el ciclo de la vida con nuevos y fuertes brotes y volverán cual golondrinas sus capullos a brotar …. ¡Adiós bellezas, adiós!….

Como el tiempo apremia, después de comer nos llevan a Oviedo

Un paseo por Oviedo

Teatro Campoamor, Oviedo. ©Elbelina Carranza
Teatro Campoamor, Oviedo. ©Elbelina Carranza

Llegamos a Oviedo, capital del Principado de Asturias, llamada “Ovetum” en La Alta Edad Media monástica y regia. Paseando por su casco antiguo encontramos su catedral con la característica de tener solo una torre. Pasamos por la Universidad de Oviedo, con su fachada plateresca del siglo XVI, acoge durante todo el año cantidad de actividades culturales. No sólo está, las fachadas de sus numerosos palacios, merecen ser visitadas si se dispone de tiempo. Seguimos el paseo por Oviedo, y nos encontramos con el magnífico Teatro Campoamor, conocido por la entrega de los premios Príncipe de Asturias. Y con el lujoso Hotel Reconquista, antiguo hospicio provincial del siglo XVIII.

Continuamos el recorrido por las calles de Oviedo, y recuerdo –siempre en relación a mi pasión por las flores – que el gentilicio de la ciudades Ovetenses, aunque más popularmente y con cariño se les dice “carbayones“ recordando el árbol que fue durante siglos el símbolo de la ciudad. El Carbayón era el árbol sagrado para los antiguos Astures y Cántabros y estuvo plantado a las afueras de la ciudad.

Y como Asturias es mucho Asturias no podíamos dejar de visitar el Museo de la Minería, en una recreación, vemos un poco cómo era la vida de estos aguerridos hombres. Impresiona las condiciones de trabajo, cómo poco a poco abrían las carnes de la tierra para sacarles su preciado mineral, una profesión muy dura por cierto, mi admiración y respeto para todos ellos.

Museo de la Minería ©Elbelina Carranza
Museo de la Minería ©Elbelina Carranza

Gastronomía asturiana

Y como no sólo de cultura vive el hombre, una paradita en un restaurante de Oviedo para reponer fuerzas y degustar todos los manjares de olores y sabores que da la tierra, ¡la deliciosa gastronomía asturiana!. En estas tierras de Asturias se juntan las verdes praderas y el mar, por tanto es fácil saborear unos platos muy variados, su famoso cocido de fabes con todos los sacramentos; quesos y pescados en sus distintas variedades. Y el postre que no debe faltar en una buena cocina, nosotros probamos los frixuelos que son una especie de crepes, y también un clásico de la gastronomía española: un arroz con leche cremoso que estaba de maravilla. Para terminar, degustamos una variedad muy suya de la tarta de almendra, ¡todo para chuparse los dedos!.

Con el regusto que deja el buen comer y como fin de etapa de nuestro corto pero fructífero viaje a ese pedacito verde de nuestra geografía, no nos podemos marchar sin visitar una fábrica de sidra en Oviedo. En el lagar nos explican el proceso de elaboración de la famosa sidriña.: desde que se recogen las manzanas.

Nos llevamos de Asturias, de esta tierra acogedora ese olor que deja en nuestros sentidos la manzana crujiente cogida directamente del árbol, y allí mismo ante unas hileras de manzanos nos hacemos la promesa de no tardar en volver, nos queda mucho por ver….

Ruta del viaje por Asturias, Tazones, Gijón y Oviedo

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