Montañana, precioso pueblo medieval de Aragón

Cuando cansados de la urbe buscamos remansos de paz, lugares inhóspitos, alejados del ruido y de la gente, pensamos en sitios como Montañana, un pueblo medieval aragonés que conserva muchas de estas ansiadas características.

Puente sobre el río que da entrada al pueblo de Montañana en la Ribagorza de Aragón
Puente medieval sobre el río que da entrada al pueblo de Montañana en la Ribagorza de Aragón

Como si saliera de un escenario de película del Medievo, o de una foto en blanco negro de principios de siglo XX, la fisonomía y el aire que se respira en Montañana no han cambiado apenas, permitiendo que sea uno de los pueblos más bonitos de Huesca. Su conjunto monumental lo forman tres iglesias románicas, vestigios de dos castillos y el puente, además de la casa consistorial que se construyó con elementos de una cuarta iglesia como reflejan los capiteles integrados en su estructura.

Montañana (Montanyana  en catalán, no olvidemos que está en la frontera entre Aragón y Cataluña, o lo que es lo mismo entre Huesca y Lleida) está en la comarca de comarca de la Ribagorza, un enclave fantástico en el que en pocos kilómetros encontramos parajes sensacionales como el Congost del Mont Rebei y las pasarelas de Monfalcó, un desfiladero con un embalse de aguas turquesas y una vertiginosa escalera encastrada en la piedra.

Tranquilo o mejor dicho casi desierto, el pueblo de Montañana es un conglomerado de calles empedradas por las que se asciende a la Iglesia románica de Santa María de Baldós.

Historia de Montañana

Su belleza y atemporalidad no pasaron por alto y desde 1984 es conjunto patrimonial Histórico – Artístico. Los primeros testimonios escritos ya reflejan su existencia en el siglo X (año 987), apareciendo en el cartulario del monasterio de Alaón como castrum de Montagnana. Las órdenes militares de los hospitalarios y los templarios estaban presentes en Montañana en un contexto de guerra fronteriza con los musulmanes que a principios del siglo XI estaban bajo las ordenes de  Abd el Malik, y cuyas incursiones eran frecuentes.

Esto motivo la creación de un recinto amurallado de dos muros, con castillo y dos torres (una de plata circular y otra cuadrada) en el interior.

Montañana fue condado de Ribagorza, uno de los más históricos de España y no en vano fue uno de los tres que acabarían conformando la corona de Aragón. Para entender la importancia durante la Edad Media de Montañana basta decir que tenía el privilegio de tener notario real (durante el reinado de Jaime I y Jaime II, Reyes de Aragón, concesión hecha en el año 1247)o sus ciudadanos tenían concesión de libres, francos e inmunes.

Ya en el siglo XX, con el desarrollismo tardofranquista que fomentó la migración del campo a las ciudades, especialmente a Zaragoza y Cataluña, la mayor parte de la población fue progresivamente abandonando Montañana en los años 60 hasta que apenas quedó un alma. Algunos habitantes se mudaron a la población cercana de Puente de Montañana, capital del municipio actualmente y que al estar al lado de la carretera general tiene más vida, con algunos restaurantes y accesos más fáciles.

Vista del pueblo de Montañana
Vista del pueblo de Montañana

Qué ver en Montañana

El estado de abandono en la década de los 90 con la vegetación comiéndose literalmente Montañana finalizó con el impulso vecinal que instó a la administración a recuperar el pueblo con intervenciones mínimas que han permitido que lejos del aspecto artificial de otros pueblos medievales recuperados, hace de Montañana un lugar de ambiente especial.

De hecho mientras caminamos hacia  el puente con su peculiar forma de lomo de asno que cruza el arroyo hasta lo alto de Montañana el lugar se presenta como un pueblo fortaleza. Pero antes de comenzar a subir nos paramos en la parte conocida como Barrio bajo, donde una hilera de casas tiene cerca campos que se empleaban para cultivar.

Una de las estampas más impresionantes la obtenemos desde la colina frente al pueblo, lugar donde se localiza la Torre de la Era, casi completamente derruida, que con su quijotesca figura le da un aire más fantasmal a Montañana.

A la derecha una curva nos indica el acceso a la exigua torre que pareciera a punto de caerse con un viento sibilino que la acariciase con demasiada pasión. Nos subimos a la torre y desde allí, sentamos al abrigo de un sol menguado la vista de la colina de Montañana nos proporciona una paz inmensa.

Al bajar un anaranjado visitante se nos amarece maullando, rompiendo el silencio total de Montañana. Manso y simpática el gato nos sigue por delante, indicándonos la senda como si de un guía improvisado se tratase.

Interior de la torre derruida de Montañana
Interior de la torre derruida de Montañana

Pasado el riachuelo por encima del sólido puente medieval de dos arcadas, vemos como los edificios se amalgaman unos contra otros divididos por calles estrechas empedradas, rampas y arcos, que como un laberinto nos desorientan según subimos. De una forma u otra siempre se alcanza lo alto donde la iglesia de Santa María de Baldós preside el conjunto románico.

Antes de subir nos paramos junto a los edificios del ayuntamiento y la Fundación Montañana Medieval, desde donde comienza la subida, y donde también advertimos los capiteles reutilizados que anteriormente formaban parte de la Iglesia de San Miguel, hoy desaparecida.

A medio camino alcanzamos un alto nos permite recuperar el aliento y acceder a través de la puerta Forana a la denominada Torre de la Cárcel, denominada así porque durante un tiempo sirvió de mazmorra en el piso bajo y ciego de la torre. La actual es del siglo XVI pero con es muy posible que existiera una precedente. El sistema defensivo de la torre albarrana en codo evitaba que en caso de invasión fuese atacada de forma frontal, y al mismo tiempo facilitando el lanzamiento de proyectiles.

Torre de la Cárcel de Montañana
Torre de la Cárcel de Montañana

Subiendo el tramo final apreciamos muros sólidos, algunos mermados para reutilizar sus piedras en la construcción de viviendas, así como arcos que marcaban la entrada del recinto defensivo de la parte alta de Montañana donde estaba el Castillo de la Mora, del que sólo se aprecian restos. Lo mismo sucede con la Abadía cuyo precario estado no permitió su conservación durante la intervención de restauración, si bien se pueden apreciar estancias como el horno de cocción de pan.

La Iglesia de Santa María de Baldós es una iglesia parroquial de estilo románico-gótico (siglo XII) rodeada por muros que lo convertían en el punto más defendido en lo alto de la colina.  Cuenta con una sola nave cerrada con una bóveda de cañón y un campanario anexo con esculturas de ángeles secundando un Cristo decorándola. La puerta de acceso representa en el tímpano un Pantocrator, con figuras en los capiteles de su portada sobre los pecados capitales; y en el interior se recuperaron pinturas murales del siglo XIII bajo el coro. Originariamente estaba consagrada a San Martín y San Ponce, cuando dependía del Conde de Pallars Ramón III.

Iglesia de Santa María de Baldós en Montañana, de estilo románico-gótico.
Iglesia de Santa María de Baldós en Montañana, de estilo románico-gótico.

Caminamos unos pasos hasta la torre cilíndrica que se alzaba casi nueve metros y disponía de cuatro niveles, con saeteras que cumplían su función defensiva y de vigilancia. Es lo poco que queda del castillo que aprovechando el risco de la montaña era el punto de control de Montañana.

Parte de la torre frente a la colina del pueblo de Montañana
Parte de la torre frente a la colina del pueblo de Montañana

Desde lo alto advertimos la ermita románica de San Juan del siglo XIII a la que nos acercamos siguiendo los alegres pasos de nuestro amigo gatuno.

El gato "guía" de Montañana
El gato «guía» de Montañana

La pequeña Ermita de San Juan Bautista cuenta con pinturas góticas en su interior y los capiteles de la fachada reproducen escenas de la vida del santo.

Ermita de San Juan en Montañana
Ermita de San Juan en Montañana

El sol oculta tras Montañana y al salir del pueblo por fin oímos voces que se nos antojan incluso ruidosas ante el «ensordecedor» ruido que sólo nuestros pasos sobre los adoquines acompasaban.

Cómo llegar a Montañana

Como decíamos la carretera que desde Puente de Montañana llega hasta aquí es una vía ciega que desemboca sin pérdida en el pueblo, enclavado entre los barrancos de San Juan y San Miguel.

A la entrada del pueblo se habilitó un parking donde podemos dejar el coche para iniciar la visita a Montañana. Allí mismo hay paneles informativos sobre el pueblo y el valle del río Noguera-Ribagorçana.

Mapa de Montañana

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